17. La Última Tentación de Sophie

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Un martini tras otro me llevaron a considerar la posibilidad de aceptarle ese trago a Nathan pero sólo con la intención de jugar con él.

Había algo dentro de mi que urgía por sentirme deseada por él. Quería sentirlo tan cerca de mi, olerlo, escuchar su voz. Quería tenerlo para mi, pero no porque sintiera lo que sentía años atrás, sino porque era una forma de hacerle justicia a ese cuerpo que murió el día en que me deshice de esos kilos de grasa de los que Nathan se burló.

Yo ya no era esa Sophie, pero había una parte dentro de mi que me hacía recordarla de vez en cuando.

Darle una lección a Nathan era lo que necesitaba para poder liberarme por completo de ese pasado que se presentaba cada que me encontraba con Nathan, como esta noche.

Harper también había tomado más de la cuenta. Creo que los dos ya estábamos borrachos y no sabíamos en verdad lo que decíamos pero fue así como me confesó sentirse harto de Molly; Era posesiva  e intensa. Harper no soportaba que alguien estuviera sobre él todo el tiempo, y Molly era así. Si, era muy bella y sexy, una modelo muy importante, pero no era la mujer para Harper y para él, todas las mujeres, por más hermosas que fueran, tenía defectos. Eran seres humanos normales debajo de todo ese glamour e incluso esa lencería no podía cubrir las inseguridades de Molly Anders, aunque muchos creyeran que era perfecta.

Algunas personas me reconocieron en el bar, creo que por eso empezamos a hacer brindis tras brindis. Era la manera de relajarnos y de burlarnos cada que recordábamos las veces en las que batallamos para alcanzar las metas de las que hablamos la primera vez que nos conocimos en ese café.

- ¿Por qué me tomaste esa fotografía? Le pregunté.

- Porque me pareciste hermosa.

Aún conservo esa foto que Harper me tomó ese día. La tengo colocada sobre el espejo de mi tocador. Fue la primera foto que un muchacho me tomó, así, sorpresivamente, y porque le parecí hermosa.

Él no sabe que la tengo. Nunca se lo he dicho. No sabe el valor tan especial que tiene para mi.

- Sophie Sullivan, haberte encontrado en ese café ha sido lo mejor que me ha pasado.

- ¿Además de Molly Anders?

- Además...

Los dos nos soltamos a reír al mencionar ese asunto.

Miro de reojo y descubro a Nathan observándonos desde la barra donde está tomando una copa con otro chico que está igual de bien vestido que él. Debe ser algún amigo suyo y los dos deben estar viviendo la experiencia de salir de "cacería" en un bar neoyorquino.

* * * 

Primero fueron los martinis, después, unos cuantos shots de tequila y algunos cuantos más con bebidas que nos estaban mandando por cortesía de Nathan, a quien parecía no importarle mucho que estuviera acompañada. Sentía sus ojos coquetos puestos sobre cada una de las partes de mi cuerpo. Lo descubrí. Pude ver esas fantasías que pasaban por su mente reflejados en esos ojos en los que alguna vez me perdí. Esa mirada que un día me hizo creerle todo lo que me dijo, pero que terminó por clavarme la peor de las puñaladas; La que es directo al corazón.

Harper ya estaba muy borracho. Ya no coordinaba lo que me estaba diciendo. Lo veía tan perdido que decidí pedir un taxi por medio de la app que traía en el teléfono. Iban a cargarlo a mi tarjeta de crédito pero yo también estaba tomada y creo que ya no tenía control sobre mi misma. 

Harper casi se caía sobre una de las mesas que estaba a un lado. Vi cuando Nathan le dio ordenes con una seña a uno de los meseros que me ayudar a llevar a Harper hacia la salida. El pobre mesero lo estaba casi arrastrando y ni como ayudarlo con sus pies o a mantenerlo derecho, porque la cabeza me daba vueltas. 

Memorias de una Ex-GordaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora