Capítulo 2

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-Con ustedes, la academia Beauxbatons- entraron unas chicas vestidas de azul, y una señora, enorme... literalmente. Los chicos no les quitaban la mirada, y hubieran visto la cara de Ron, se le caía la baba.

-Ronald, cierra la boca- le dije. Miré a Hermione y lo mataba con la mirada. Dumbledore presento a la directora, Olympe Maxime. Ni Ron ni Harry quitaban la vista de esas chicas. Pero después, Dumbledore anuncio a la academia Durmstrang. Entraron varios muchachos, Hermione y yo nos quedamos viendo a todos los chicos, al igual que todas las chicas de la escuela.

-No sé qué les ven a esos idiotas- dijo Ron

-Mejor dicho, qué no les vemos- dije atontada. El director era Igor Karkarov. No sé porque me sorprendía de todo esto si yo ya sabía que pasaría. Sabía que Viktor Krum entraría en un estado de locura, que Fleur Delacour no podría completar su prueba, inclusive sabía que Cedric moriría... por Dios... ¡Cedric!

Giré mi cabeza a la mesa de Hufflepuff y busqué chico por chico a uno que coincidiera con las características que Rowling había dado de Cedric. Lo encontré, realmente era muy apuesto, y cuando digo muy apuesto, es en serio muy apuesto. Me le quedé viendo, volteó y desvié mi mirada despistadamente.

Dejé de pensar en él cuando Dumbledore comenzó a mostrar la Copa de los Tres Magos. Todos miraban asombrados y Fred y George hacían planes de cuando entraran al Torneo. Después el ministro de magia paso a decir algunos puntos del torneo:

-El ganador del torneo tendrá como premio 1000 galeones. Una vez que el Cáliz los elija, tienen la obligación de participar. No pueden escaparse de esto. Y como nueva regla de seguridad, los menores de 18 años no podrán participar en el torneo.

Todos comenzaron a protestar, más Fred y George, ya que la idea de ganar 1000 galeones les había encantado. De nada les servía lamentarse, las reglas ya estaban dichas. Después de eso Dumbledore comenzó a dar unas advertencias y al terminar nos dejo ir a disfrutar el resto del día. El Cáliz de Fuego estaría abierto a todos después de la cena.

La cena había estado deliciosa, no había podido estar tranquila, porque yo sabía los peligros que traería este torneo. Pero no sabía si debía hablar o no. Los chicos dijeron que irían a ver quienes ponían su nombre en el cáliz. Hermione decidió acompañarlos. Yo les dije que iría a hablar con Dumbledore, que era urgente. Caminé, pero parece que de nada me sirvió el recorrido que me dieron porque me perdí. Todos los pasillos estaban solos, y todo se veía tenebroso. Iba caminando con mucha cautela, hasta que alguien toco mi hombro. Salté del susto, me gire y estaba frente a mi alguien, pero no lo lograba ver. Saqué mi varita con cuidado y pronuncié un hechizo

-Lumos- La varita se encendió, abrí mi boca asombrada y sonreí ampliamente ¡Sí había funcionado el hechizo! Retiré mi atención de la varita y frente a mí estaba la cara de un chico rubio, la cual me dio un gran susto. -¡Idiota! ¿Quieres matarme de un susto o qué?- le dije pegándole en el brazo - Nox.

-Yo no quiero matarte pero Pansy se muere por lanzarte un Avada Kedavra.

-¿Qué quieres?

-Creo que no nos presentamos bien, Draco Malfoy para servirte- lo mire con cierta desconcertación.

-_____ _______.

-Así que una Gryffindor.

-Así que un Slytherin.

-¿Y a dónde ibas?

-Iba a la oficina del profesor Dumbledore.

-¿Se puede saber para qué?

-No, no se puede.

-Oye, estoy tratando de ser cortés.

-Bien, dejemos claro esto. No me agradas, y no sé que tratas de conseguir con todo esto.

¿Quién dice que la magia no existe? (Draco Malfoy y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora