LOS GREY A ESPAÑA PARTE II

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POV Christian.

Estoy en la puerta del estudio de Ana; joder, está furiosa, y para colmo le dio el permiso a Phoebe para ir a la fiesta. Pero lo que dijo me hizo sentir una mierda; yo nunca he creído que sea una mala madre, todo lo contrario, ella es la mejor mujer, esposa, madre del mundo; yo soy el de las sombras, no ella. Pero sí, acá estoy como perro arrepentido en la puerta, tratando de encontrar las palabras para que mi esposa me perdone. Le doy unos golpecitos a la puerta, pero no hay respuesta; genial, ya la veo lo que será mi noche.

Primero Ted, pero como gracias a Dios es hombre, es mucho más fácil que sobrellevar el comportamiento femenino. Es que joder, porque serán tan complicadas. Como sigue sin responder, es hora que el genio Grey aparezca y entré abriendo la puerta de un solo tirón.

Lo primero que veo es mi mujer sentada, con muchos papeles en el escritorio, el teléfono prendido y sus lentes que se sostienen en su pequeña y perfilada nariz. Lleva puesta la ropa del trabajo, una falda tubo negra, muy corta y una blusa con escote. Como la mesa es transparente, puedo ver la abertura de su falda entre sus piernas. JODER, no me la está poniendo nada fácil, en tan solo un segundo ya me quiero lanzar sobre ella, pero sé que no va a querer.

—¿Qué es lo que quieres, Christian? —me dice seria, mierda; su voz suena cansada y dolida.

—Yo quiero hablar contigo sobre lo que acaba de pasar —le digo en tono un poco dulce; puede estar todo lo molesta, cansada, pero sé que no se resiste a mis encantos.

—Sí, sigues pensando igual sobre el tema, será mejor que lo dejemos para después, no pienso cambiar de opinión; sigue en pie absolutamente todo lo que dije en el cuarto de Phoebe, así que mejor será que me dejes trabajar, tengo que dejar todo listo para cuando sea el viaje—lo dice fría, sin ninguna gota de afecto. Esto es una cagada monumental. Soy un imbécil.

—Ana—me mira expectante—No sé qué decirte, estoy lidiando con una guerra en mi cerebro—me mira intrigada y por su gesto sé que me va a prestar la atención debida—Primero, nunca, pero nunca, se me ha pasado la idea de que tú fueras mala madre de esta familia; tú y solo tú, eres la mejor en todo, eres la mejor mamá del mundo, la mejor esposa que yo pude haber tenido y la mejor mujer—su mirada se suaviza, bien, tengo que seguir por ese camino—Pero también, sabes que yo los amo y doy la vida por ustedes, sé que mi princesa ya no es una niña y que está creciendo...

-Ya creció—me dice interrumpiendo, yo frunzo el ceño-sí, ya creció, se ha convertido en una hermosa señorita, pero no puedo y no quiero que le pase absolutamente nada, aunque pasen 20 años más ella siempre va a hacer mi pequeña, mi princesa, mi niña, y no puedo permitir que algún desalmado la haga sufrir, no me lo perdonaría nunca, es por eso que soy así con ella-ella suspira y se levanta, me agarra de la mano y me lleva al sofá, me hace sentar y se sienta en mi regazo.

—Christian, no puedes ser así, porque aunque quisiéramos tener a Teddy y a Pho en una bola de cristal para que nada le pase, sin querer les estamos haciendo daño, cariño-me explica—los dos tienen que aprender, ya no son niños, y sí, van a cometer errores, van a sufrir, llorar y reir, pero es mejor que lo hagan porque nosotros dos vamos a estar ahí a su lado—me dice agarrandome la cara con sus delicadas manos y me besa la punta de mi nariz.

—Si sigues así, sobre todo con Phoebe, él día que ninguno de los dos estemos y ella comete algún error, le va a doler mucho más, sabes ¿por qué? —me cuestiona.

-Porque no vamos a estar ahí para apoyarla —le digo.

—Exacto, pero también porque no va a saber qué hacer; ella tiene que aprender de sus errores con nosotros al lado, para que el día que nosotros no estemos evite que la caída sea dolorosa. Ahora sí entiendes a lo que voy —por Dios, que he hecho yo para merecer semejante mujer—. No te pido que les des toda la libertad del mundo, solo te pido que confíes en ella. Tú la conoces perfectamente y sabes que ella es una chica responsable; tú y yo nos hemos encargado de eso.

ZIMMERMAN'S&GREY'SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora