HANNA

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Pov Bella

—Desde que te vi en la pastelería quiero hacer esto— y me besa, un beso suave y lento que me tiene loca y ni siquiera puedo dejarlo de lado.

No he dormido nada por culpa de ese beso que fue el primero; sí lo sé, aunque no lo crean; nunca he besado a nadie y ese que fue robado y aunque me cueste reconocerlo me gustó... MMMM, que bien olía y que bien se siente cuando me acerco a él con tanta delicadeza que me dejo en trance. ¿En trance?, pregunta mi querida conciencia. Bueno, es que joder todo puede ser muy lindo, pero ¿qué se cree que es para besarme de sorpresa, si apenas lo conozco y ni siquiera sé su nombre? MIEDA, como beso aún chico sin ni siquiera saber su nombre, debe pensar que soy igual a todas sus amiguitas, pero si lo golpeaste, bueno, él se lo merece.

—Tierra, llamando a Bella— me dice María, agitando el batidor de alambre con las manos a casi 3 cm de mi rostro.

—Bella, son las 8 a.m., si no terminamos esto moriré —dice mi rubia favorita. Es chiquita y culonsita, jajajaja, pero es un amor de persona y muy empeñosa.

— Lo siento, yo hago los profiteroles —digo y ella niega con la cabeza—.

Hay, mi niña, ¿en qué mundo estás?

- ¡En uno azul! —dice el que irónicamente se cree mi mejor amigo.

—¿Qué tratas de decir? —le digo y se lleva una mano al pecho.

-Joder!!! Ya me callo, Dios; esa mirada me aterra—dice exageradamente.

—A ver niños dejen de pelear y a trabajar. Voy a ir al súper por unas cositas que me faltan y vuelvo en seguida, no se demoren —dice y se va.

—Desembucha— le digo y me mira.

—A ver, tú crees que yoooooo el rey de la percepción no se ha dado cuenta de tu cara en estos últimos días y OHH sorpresa que justo sea después de la aparición del Adonis de ojos azules —dice y yo lo interrumpir.

- No, no, no me interrumpas. Y crees que no vi cómo chocaste con aquel muro el otro día y cómo lo miraste a los ojos como corderito. Y déjame decirte que es mutua la atracción. - JODER CON ESTE

- PERO....- digo y el vuelve

—No, no, nada, de pero, deja de ser tan ermetíca y tu cabezonería, joder, que es verdad, ese chico te ha movido el suelo. Y sé que hay otra cosa más, pero todavía no me graduo de brujita sexy para entrar en tu cabezota y enterarme qué carajos le ocurre a mi hermana —dice con desesperación y yo rendida ante él bajo la cabeza.

—Vale si tienes razón. He estado, mmmmm, muy pensativa y en parte es por el Adonis de ojos azules —digo y él sonríe.

—Vale y ¿cuál es la otra parte?—mierda frunzo el ceño y dice con altanería—. No, ya tiraste la piedra y no escondas la mano. Apura cuenta.

—Tuve un sueño, mmmm, algo raro —le digo y se sienta—. Soñé que estaba en una casa, muy pero muy grande y pija. Pero yo era pequeña, unos 8 o menos, y alguien me llamaba y decía literalmente "Princesaaa, ¿donde está mi princesa morenita?" Era la voz de un hombre que me suena muy familiar, fría pero con ternura, y también escuché la voz de una mujer que decía que yo "la princesa morenita" me había escondido otra vez. También pude ver a dos niños, pero estaban lejos jugando en un campo de basquetball, uno alto con el cabello negro y el otro un rubito más pequeño que el otro. Yo quería ir hacia ellos, pero no podía. Nunca llegaba hasta que alguien me alza en brazos y dice "Dad dich vermissen, Prinzessin?", no le pude ver la cara, solo unos ojos azules fríos, pero muy bonitos —digo y mi amigo está mirandome incredulo.

ZIMMERMAN'S&GREY'SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora