ZIMMERMAN'S&GREY'S

ENAMORADO

Pov Glen

Me encuentro solo con mi tío Bjorn. Que me mire serio, muy serio, joder, nunca he estado tan nervioso como en este momento. Mi padre escasas veces me ha visto de tal manera, solo cuando me pegue una borrachera y cuando probe marihuana.

Después nunca más. Pero estoy frito, frito de amor por esa niña, Sami. No sé en qué momento pasó, siempre fue una prima para mí. La niñita rubia que jugaba con Eric y conmigo; después vino Bella y los cuatro podíamos con la paciencia de Flym, que literalmente era el hermano mayor de los cuatro.

Pero al regresar de la universidad, la vi diferente. Es tan guapa, dulce y alocada. Es lo que nunca he visto en una mujer. Ne provoca muchas sensaciones que jamás, pero jamás he sentido en ninguno de mis ligues y, mira, no es por creerme, pero sí he tenido muchos.

-Glennn- me dice mi tio- De que quieres hablar?- me dice serio muy serio

-Pues veras...-le digo- yoooo .

—Tú estás enamorado de Sami— me dice de lo más directo y yo me quedo sorprendido, joder, ¿cómo lo sabe?

-Respondeme Glen- me dice

Yo respiro, me para derecho e imitando a los tres titanes con los que me críe (papa, tio Eric y tio Bjorn, mi futuro suegro) digo: Sí.

Mi tío cierra los ojos y puedo jurar que repira más de 20 veces y sus puños están blancos. Joder, me espera un puñete

—Maldita sea, Glen —grita y es la primera vez que lo oigo gritar.

—Eres como un hijo, junto a Eric, Flym para mí. Y como los conozco mucho, sé que tú no eres de una sola mujer —me dice, pero no me deja responder, pues levanta un dedo, ese dedo acusador que siempre usan los padres— Eres un hombre con las hormonas alborotadas que vas de braga en braga al igual que Eric. Crees que no lo sé, dime Glen.

—Eso era antes—le digo y él se acerca a mí; mierda, esta vez sí me da un puñete.

-ANTES??? CUANDO?? CUANDO TENIAS 8 AÑOS??- grita - GLEN!!! Tú, Eric y en unos cuantos años Oscar serán los similares a nosotros a su edad. Y creéme cuando digo que eso era antes. Lo utilicé muchas veces solo por ligar. Me dice.

—¿Qué entonces es por la edad? —le digo—. Por favor, tío, no voy a negar lo que has dicho de Eric y yo, pero lo que te puedo decir es que a Sami la quiero desde siempre; nunca le haría daño de ninguna forma. Desde que nos hemos vuelto a ver, la relación de nosotros ha cambiado; ya no la veo como la niña que jugaba y se me tira en los líos conmigo, Eric y Hannah. Si no es diferente, muy diferente. Tu hija me ha enamorado. Y ante eso ya no puedo hacer nada —le digo y él se queda estático muy cerca de mí. Agradezco demasiado el bendito día que logre alcanzar en estatura a mi padre y tíos. Ya no me siento como un crío.

Justo cuando mi tío levanta su dedo acusador y va a empezar a decir algo, se abre la puerta y entra mi tía Melanie y Sami. Mierda, no sé a quién le va ir peor, si a él o a mí.

—Papá —dice Sami.

—Bjorn— dice Melanie.

—Ahora no, estoy teniendo una charla con Glen —les dice un tono que ahora sí juro que nunca le he escuchado hablarle a sí a ellas.

—Papá, por favor —le dice y él voltea a ver a su hija.

—Samantha Hoffman, Parker, ahora no —le dice y Sami me mira y yo asiento.

—No te preocupes, Sami, estamos hablando— le dice y ella se va. Melanie se queda en la puerta y lo mira fijamente.

-Bjorn..

-Melanie....

Mi tía suspira; joder, si otra vez juro que es la primera vez que la veo claudicar.

—Solo, ten en cuenta que ya no son unos niños. Y ¿qué es Glen, nuestro Glen? —dice y me guiña un ojo y sonríe. Se va y cierra la puerta.

—Solo, porque a tu madre la quiero como a una hermana, y tu padre es uno de mis mejores amigos, no te daré la paliza que te mereces —me dice—. Pero, la tendrás si le haces algo que considere inapropiado o le rompes el corazón, ¿me entendiste? —yo asiento y sonrío.

—No te preocupes, lo esperaba —veo que mi tío se relaja, pero no cambia su semblante serio. —Pero, a lo inapropiado no te referirás, ahhh... —yo digo y ahí mi tío sí me da un puñete que me duele en el alma. Joder, si bien soy completamente capaz de responderla, no lo hará, porque me lo merezco por idiota.

—Vale, vale, joder, que buena derecha, tío, está bien, me lo merezco —le digo y él bufa—. Me paro con una mano en mi ojo, joder duele y como puedo digo —Gracias, tío— y le ofrezco mi mano.