ZIMMERMAN'S&GREY'S

OJOS AZULES- PARTE 2

Pov Bella

—A que no adivinas qué chico más guapo me ha pedido el número de móvil, joder que el tío es un adonis. Malena chilla, haciéndome saltar.

—Joder, Male, que me has austado —digo con una mano en el pecho. Me encuentro en el camerino de servicio cambiandome el uniforme.

—A ver, dime, ¿quién es el Adonis?...

—Un rubio alto de ojos, ¿vedes que está para comerselos? Bueno, el que lo acompañaba también, un cobrizo de ojos azules, que ha estado aquí toda la tarde, ¿no me digas que no los has visto? Joder si a toditas las han tenido babeando. - ¿JODER OJOS AZULES?

—¿Y le diste el número? —preguntó nerviosa.

¡Pues claro que no! Mi niña, si bien está más bueno que el pan, tengo que hacerme respetar; podré ser muy liberal, pero yo no soy como todas las zorras a las que seguro ese bonbomcito está acostumbrado de una noche y adios —dice y yo río, pero de alivio.

—Y tú ¿porque traes esa carita?

—Solo un dolor de cabeza, no te preocupes —digo y ella frunce el ceño.

—Bella, ¿cuando carajos vas a ir al médico? Mira, linda, sé lo que piensas y ¿quién coño se cree esta para obligarme algo? Y te doy toda la razón, pero estos dos meses he visto toda tu dedicación, esfuerzo y entrega que das por tu familia, lo cual es digno de admirar para alguien tan joven, y a pesar de toda la mochila que llevas, te sigues preocupando por demás, dejandote a ti al último. Por eso me preocupo: ahora tú eres parte de mi familia, al igual que Mia, otra hermanita menor para mí —dice y yo sin nada que decir la abrazo.

—Te quiero mucho, Male y tienes todo el derecho de hablarme así, porque sé que me quieres y te preocupas. Déjame que pague lo de Nata y después yo iré a atenderme —ella sonríe y asiente.

—Vale, mi niña. Ahhh, verdad, lo olvidaba. La chiquitina te quiere ver, dice que a su princesa favorita.

Ohh, mía tiene 4 añitos; es hermosa y un amor de niña. La quiero mucho.

—Dile a mi moquito que estaré allí apenas tengo un poquito de tiempo libre, quizá el jueves —digo mientras me termino de acomodar mi vestido y Malena silba.

—Por Dios, reina, de verdad, agradecele al señor con el menudo cuerpazo que te ha dado; ese vestido te queda de infarto, envidio tus piernas, no como yo son chiquitas—dice y yo río.

—Pero esas caderas —le digo insinuante y ella se ríe.

—Son mi mayor atractivo, linda— y ambas reimos.

—Bueno, ya me voy, me muero de hambre —dice y ella me abrasa—. ¿No vienes?

—No, hija, estoy haciendo horas extras, ya me van a dar la lista de útiles de Mía y Dios que para tan solo ser de 4 años dicen que te piden un sin fin de cosas. Además, Amelia se queda hasta esta semana y estoy desesperada. No sé con quién la voy a dejar. Joder, Amelia es una linda anciana que se queda con la niña, pero se va a ir de viaje, ya que sus hijos viven en Austria.

—Mmmm, si quieres puedes dejar a la pequeña en casa con Nata hasta que consigas.

¿En serio? ¿Crees que Nata querrá? —dice dudosa.

—Pero claro que sí, a Nata le encantan los niños y Mia es un agelito.

—Gracias, gracias, gracias y mil gracias —dice—. Me has quitado un peso de encima.

—No tienes, porque, como tú bien dices, ya somos familia y anda antes que el desgraciado venga y te grite. Mañana te veo —asiente y se va.

Me termino de arreglar y salgo del camerino para dirigirme a la puerta de salida del peronal.