Capítulo 19 |Parte 2|

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—El área del psicología está del otro lado — nos indica la recepcionista que no se molesta en repararnos.

—Si se da cuenta no venimos por ese servicio — farfulla Noah.

— ¿Planificación familiar? — revira — Ya no me quedan cupos para el día de hoy.

—Obstetricia — aclaro cansada por su mala actitud.

— ¿Están embarazadas ambas señoritas? — alza la cejas — ¿Y los jóvenes?

—Ella es la única embarazada — me empuja Eric hacía adelante — Nosotros somos acompañantes.

— ¿Todos? — asienten — ¿Entrarás sola o con el padre de la criatura? Solo dos personas pueden ingresar al consultorio.

— ¿Podemos espiar del otro lado de la puerta? — ese es Carter.

—No — responde tajante.

Ruedo los ojos con hastío.

— ¿Qué se necesita para que pueda agendarme una cita? — voy de frente — De ser posible, para hoy mismo.

Intento sonreírle para caerle bien, pero solo consigo sacarle una mueca de huele mierda.

—Necesito que un adulto firme la autorización. Asumo que eres menor de edad, querida.

—Asume bien — Eric me hace a un lado — ¿Dónde firmo la dichosa autorización?

Mi hermano nos indica sentarnos en las sillas de la sala de espera. Le hacemos caso. Carter se sienta a mi lado mientras que Cher y Noah se sientan en los asientos detrás del nuestro, revisando la bolsa con golosinas.

—Es odiosa — murmuro, cruzándome de brazos.

—Seguro tuvo un mal día — le resta importancia — No es fácil tener que soportar las hormonas de una mujer embarazada.

—Hablas con mucha base, ¿Eh?

—He visto muchos programas de televisión sobre estos temas — lo observo con interés y él se sonroja — Mamá me obligaba.

Rio.

—Si, claro.

—Además — canturrea en voz baja —, puede ser que el obstetra sea más amigable. Se supone que deben ser empáticos.

— ¿Y si no?

—Seguiremos buscando — me dedica una sonrisa que destila tranquilidad — Traje algo más.

— ¿El qué? — giro mi cuerpo en su dirección para estar más cómoda.

—Esto...

Se agacha y se su mochila saca una cámara color blanco de fotos instantáneas. La sujeta entre sus manos y me mira como un niño que quiere pedir algo y no sabe cómo.

—Me gustaría tener un recordatorio.

— ¿De mi primera cita prenatal formal?

—Así es — abre los ojos.

Bufo, negando con la cabeza.

Él no me puede estar pidiendo tal cosa.

Y... Y ...

Y creo que me está haciendo ojitos justos ahora. Esos ojos tan azules como un cielo despejado me observan con emoción.

«Dios, Melody, eres tan débil».

—De acuerdo.

No transcurren ni dos minutos cuando ya lo tengo a mi lado. Su brazo pasa por encima de mis hombros para acercarme más a su costados. No puedo evitar respirar profundamente: huele delicioso.

Aprendiendo De Ti © EDITANDO  [Saga AENY libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora