Capítulo 18

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Me remuevo en el mullido colchón cambiando de posición cuando Cher me regaña. Lo miro por el rabillo del ojo.

— ¿No se supone que estás leyendo?

—Sí — concede, pasando la página — Pero también tengo el ojo puesto en ti. A veces eres un poco bruta.

—Grosera — me hago la ofendida.

Ella se ríe y continúa en lo suyo.

Lo cierto es que hoy me siento bastante cansada, quiero hacer uso del ocio para quedarme en cama todo el día. Esta es mi primera mañana siendo oficialmente roomie de Cherry Harker; y déjame decirte que hasta ahora no sucede nada interesante. Es decir, solo somos dos adolescentes que intentan ser normales.

— ¿Y vamos a ir a la escuela? — cuestiono después de un rato — Falta media hora para que toquen la campana.

— ¿No eres tú la que está cansada? — me mira.

—Exactamente — rio — Yo. No tú.

—No te aproveches de tu embarazo para volverte una vaga, amiga. Te pondrás gorda y flácida.

—Igualmente voy a engordar en los próximos meses — me acomodo hasta encontrar una posición lo suficientemente cómoda — Se siente raro; es como si hubiera corrido un maratón.

—No te envidio.

Su teléfono empieza a sonar, rápidamente lo toma y teclea algo. Me mira con una sonrisa amplia.

— ¿Qué?

—Noah está abajo.

Frunzo el ceño.

— ¿Y eso es motivo para que estés feliz?

Sin previo aviso me golpea con la almohada en las piernas.

—Para mí lo es — se pone de pie— Ya está al tanto de los últimos acontecimientos.

—Es molesto que se lo cuentes todo.

—Lo sé — trota hacia la puerta— Y lo hago porque sé que tú no lo harás.

—Seguro le exageras los detalles.

—Tal vez. Quédate con la duda, amiga.

Me lanza un beso en el aire antes de irse, el cual atrapo con mi mano.

La habitación de invitados es bastante cómoda, pese a que Cher se cansó de insistir en que podía dormir en la suya, preferí rechazar su oferta. A veces es bueno tener un poco de privacidad.

Debo admitir que su presencia también me ha servido de distracción para no pensar mucho en lo ocurrido y es que ni siquiera me ha dado tiempo para caer en lamentaciones por lo sucedido o llorar. Me gusta poder disfrutar de la paz que tengo en estos momentos.

— ¡Qué lindo te preparas para ir a la escuela! — la voz de Noah irrumpe en la habitación.

— ¿Tengo que ir en serio?

Se encoge de hombros.

—Tu decisión. Son tus calificaciones, no las mías.

Hago un mohín.

—Si lo dices así...

— ¿Cuáles eran tus planes para hoy? — se sienta a mi lado cuando se da cuenta que no estoy dispuesta a mover un solo músculo para sentarme.

— ¿Alguien quiere jugo? — inquiere Cher — Es de banana.

— ¡Yo quiero!

—Ya desayuné, gracias — dice Noah.

Aprendiendo De Ti © EDITANDO  [Saga AENY libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora