Stephen
«Adiós, Stephen»
Esas simples palabras resuenan en mi mente por todo el camino a casa ¡Qué adiós tan amargo e impersonal! Cómo si nunca hubiéramos tenido nada, cómo si yo no le importara. Qué horrible sensación... No estoy acostumbrado a ella.
Me quedo de pie en el mismo lugar, mirando por dónde se fue. Frunzo el ceño con extrañeza porque no imaginé que Melody Clark sería capaz de causar tanto en mí. Causó tanto y me lo arrebató todo. Lo más idóneo sería continuar con mi vida.
¿Y el bebé?
Ella dijo que lo daría en adopción. Por alguna extraña razón de solo imaginarla entregando a nuestro bebé apenas nazca hace que me duela el pecho.
«Parezco un marica ¿Desde cuándo tanto sentimentalismo, Connors?»
Sacudo la cabeza, reanudando la marca. Está vez, con destino a mi casa. Sin embargo, no logro avanzar ni tres cuadras cuando un auto muy familiar para mí aparece en mi campo de visión.
- ¿Te pongo música de fondo o qué? - se burla, cuando la ventana ya está abajo.
- ¿Y tú no tienes que estar en la universidad?- reviro de mala gana.
-Tal parece que no quieres saber nada de tu querido hermano - frena el auto, y coloca el codo en el volante mientras me mira alzando la ceja -... Querido y único hermano, dicho sea ahora.
- ¿Qué quieres, Paul?
Paul es mi único hermano, tal y como él dijo, dos años mayor que yo... Pero parece que tuviera 15 años y no 20. El primogénito de los Connors. Lo quiero, no me mal entiendan, pero tenemos ideas muy diferentes de la vida y nuestro futuro.
-Pasar tiempo de calidad con mi familia - responde como si fuera obvio - Sube- ordena, abriendo la puerta del copiloto.
A la mala obedezco, pero no emito ni usa sola palabra en el camino. El ambiente lo ameniza un rap que transmiten por la radio y el tamborileo de sus dedos en el volante. Paul estudia en la universidad de Yale, en cuestiones de educación nuestros padres no escatiman en gastos y tampoco es que los Connors pertenezcan a una familia de bajos recursos. Sin embargo, Paul es un poco derrochador por tener ciertos privilegios que otras personas no pueden dárselos tan rápido. La prueba de ello es estar aquí, cuando debería de estar en un aula de clases.
Pero... ¿Quiénes somos nosotros para juzgarlo?
-Me gustaría que visitaras el campus este fin de semana - revela, girando el volante para adentrarse al recinto privado.
- ¿Para qué?
-Para que tengas una orgía universitaria y te conviertas en hombre de una buena vez, Stephen - bufa con ironía- Este fin de semana habrá un recorrido por las distintas facultades para los nuevos alumnos de pregrado - se encoge de hombros -, pensé que te interesaría.
Tuerzo el gesto con desconfianza.
- ¿Tanto me extrañas que quieres verme todos los días?
-No - me frena - Papá quiere que estudiemos en la misma universidad.
-Ni siquiera sé lo que quiero estudiar.
- ¿En qué año de bachillerato estás? - revira.
-Último año.
-Te recomiendo que hagas una exploración por tus gustos y conocimientos porque el fin de curso se acerca y las universidades ya están recibiendo candidatos.
En vez de responder, dejo caer la cabeza contra el asiento y cierro los ojos, fingiendo cansancio.
-Sé que no estás dormido - dice al cabo de unos instantes - Hazlo por ti, al menos. Es tu futuro, no el mío.
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Aprendiendo De Ti © EDITANDO [Saga AENY libro #1]
Novela JuvenilLibro #1 de la saga Amores en New York «Te quiero porque apesar de no haber visto tu rostro, revolucionas mi mundo y me llenas de dudas; porque llegaste de improvisto y me sorprendiste pero ahora no concibo una vida sin ti. Y aunque tengo miedo de f...