Capítulo 4

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Mi pulso aún continúa acelerado. El calor que recorre mi cuerpo ya es una sensación familiar y placentera que me provoca su sola presencia y sus caricias. Stephen reparte dulces besos en mi mejilla derecha, para luego, deslizar sus labios hacia mi cuello y hombro. Permanezco encima de él, ambos estamos desnudos. Sus dedos me rozan la espalda. Suspiro satisfecha.

—Recuerdame no esperar tantos días para poder vernos— su voz sigue estando ronca. Joder, es tan sexy.

—Nos vemos constantemente en los pasillos de la escuela.

—Sabes a lo que me refiero. Sigo siendo tu mayor por dos años y no vamos en las mismas clases.

Giro los ojos con fastidio.

Odio que me recuerde cada dos por tres que él es mayor que yo. No me importa ese hecho; de todos modos, la diferencia de edad no es abismal ni alarmante. Ambos seguimos siendo unos mocosos.

Bufo, apartándome de él. Caigo en el asiento del copiloto. Lo escucho colocarse la ropa mientras yo busco la mía e imito su acción.

—La edad es solo un número — mascullo, arreglándome el cabello con los dedos — No te adjudica mágicamente el grado de madurez por tener más — me encojo de hombros.

—Siempre queriendo tener la última palabra — sacude la cabeza como si yo no tuviera remedio — ¿Adónde te llevo?

Una punzada de dolor y decepción me atraviesa el pecho ¿Eso es todo? ¿Me dejara así sin más? Sin embargo, no permito que siquiera lo sospeche. Perdería mi poca dignidad y orgullo que él se jacte de mi desgracia.

— ¿A mi casa, tal vez?

— ¿No te verás con tu novio? — increpa con cierto desdén en su tono de voz.

—Noah no es mi novio, es mi mejor amigo.

Alza las manos en señal de inocencia.

—Siempre que los veo están juntos.

—En compañía de Cher la mayoría de las veces — me excuso — ¿Celoso, Connors?

— ¿Yo? — bufa — Para nada. Me preocupo por tu reputación. Tus juegos con él podrían mal interpretarse.

—No me vengas con jueguitos de doble moral, Stephen — lo encaro — Tú no — me ajusto el cinturón — Y haz el favor de poner esta chatarra en marcha, no mandes a la mierda el momento tan placentero que acabamos de compartir.

Me cruzo de brazos, mirando por la ventana. Ignorarlo es lo mejor.

Jamás me había reclamado nada con respecto a nadie desde que comenzamos a salir. Nunca. Y el que lo haga ahora me molesta tanto, sobre todo cuando él sí está en plan de novios con Astrid.

No obstante, es su risa burlona lo que escucho. Giro la cabeza en su dirección.

—Eres muy cascarrabias, Melody — toma mi barbilla entre sus dedos, acercándome a su rostro. Me planta un beso en los labios que me deja sin respiración y sin argumentos «¿Por qué era que discutía hacia apenas unos minutos atrás?» — Y me fascina ese carácter tan volátil que tienes. Es divertido hacerte rabiar.

Le doy un manotón.

—No me provoques.

—Me gusta provocarte. Ven aquí.

💙

Cher me observa con incredulidad y un poco de molestia cuando termino de contarle lo sucedido anoche con Stephen.

— ¿Y esta vez si usó preservativo? — inquiere lentamente.

—Sí — sorbo a través de mi pajilla el jugo de mango. Sorprendentemente es lo único que mi estómago parece tolerar por un rato.

Aprendiendo De Ti © EDITANDO  [Saga AENY libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora