Los buenos momentos no duran para siempre. La euforia que sentí hace unos segundos acaba de esfumarse como por arte de magia, mis gestos se endurecen y veo a Carter fruncir el ceño, creerá que es por él; pero no lo es. Stephen viene caminando con su grupo de amigos, callados por primera vez. Uno que otro pone mala cara por el escenario de nosotros juntos. Pero es Stephen el que viene riéndose a carcajadas, lo cual hace que Carter lo entienda todo y ahora se gire con las cosas que trae en mano.
— ¡Al menos hay una buena noticia para un lunes a primera hora! — continúa riendo — ¡Ya sabemos de quién es el bastardo! — ahora empieza a aplaudir a medida que se acerca más y más — Las mentiras se descubren tarde o temprano, ¿Tú qué opinas, Melody? Debo darte el crédito, eres una excelente actriz. Dime una cosa, ¿Con cuántos más te acostaste? — mira a Carter, quién me extiende los regalos — No me lo tomes a mal, amigo — palmea su espalda — Te admiro por querer hacerte cargo de un bastardo que ni siquiera tendrás la certeza si es tuyo ¡Eres de admirar! Creo que deberían erigir un monumento en el centro de Philadelphia que diga «San Carter, el protector de los bastardos».
—Stephen... — se mete su amigo, es North — Te estás pasando, es momento de irnos.
— ¿Por qué? Me estoy divirtiendo con este par.
—Vete — le aconseja Carter — No arruines aún más lo que era un buen día, y por supuesto, no te humilles más a ti mismo.
— ¿Que no me humille, dices? — retruca. Los ojos verdes de Stephen chispean y no es precisamente de la emoción.
— Vete, Stephen — secundo a Carter, ignorando lo pesada que se siente su mirada sobre mí — Ya me dijiste todo, y me heriste lo que se te dio la gana. Ya no hay nada más.
—Hay más — aclara, zafándose de las manos de North, quién intenta alejarlo — Aunque quieras tapar el sol con un dedo, siempre voy a ser yo. A mí es al que siempre vas a querer.
—No te creas tan importante — susurro, tragando grueso.
— ¿Qué está pasando aquí? — en el medio del tumulto aparece el profesor acomodando sus gafas — Joven Carter — lo analiza de arriba abajo — Es muy temprano como para que esté revoloteando alrededor de una de mis alumnas. Y ustedes... — se dirige a los demás — ¿No tienen que ir a clases?
—A eso íbamos, profesor — gruñe Stephen.
—Bien — mueve las manos para espantarlos — Circulen que están obstruyendo mi puerta ¡Fuera todos!
—Creo que es hora de que me vaya.
—Sí, yo también creo que es lo más oportuno — se mete el profesor — Después de usted, señorita Clark.
Le doy a Carter una leve mirada.
—Nos vemos luego.
Ambos entramos al salón, rápidamente voy hacia mi lugar correspondiente con todas las miradas sobre mí. Siento vergüenza, Stephen no habló en un tono bajo y temo de que alguien le haya tomado demasiada importancia a sus palabras y le vaya con el chisme al director. Hasta ahora mi embarazo es un asunto privado con mi círculo más cercano, y sí... Que sé que en cualquier momento mi panza va a crecer y ya no podré ocultarlo más ¿Pero y qué pasaría si la junta directiva no quiere darme la oportunidad de seguir estudiando? Hasta donde yo sé en esta escuela no ha habido un escándalo o expulsión por embarazo. Y la verdad, no me apetece ser la primera en la lista.
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Aprendiendo De Ti © EDITANDO [Saga AENY libro #1]
Novela JuvenilLibro #1 de la saga Amores en New York «Te quiero porque apesar de no haber visto tu rostro, revolucionas mi mundo y me llenas de dudas; porque llegaste de improvisto y me sorprendiste pero ahora no concibo una vida sin ti. Y aunque tengo miedo de f...