«Sigo creyendo en él»
«Sigo ilusionándome con sus falsas promesas»
Lo admito: cuando me propuso que me fuera con él, dudé.
Dudé de todo y quise ceder, porque una parte de mí todavía está dispuesta a arriesgarlo todo. Patética.
A Stephen Connors solo le importa una persona, y es él mismo. Ya me quedó claro. Inconscientemente, acaricio mi vientre a modo de protección para mi bebé «Darlo en adopción». El corazón se me arruga y otra vez dudo.
¡No!
—Piensa en tu futuro, Melody— me doy animos en voz alta— No es el momento de jugar a ser madre.
Ya no lloro por él. No lo merece, no me merece. Estoy decepcionada y un poco dolida de cómo terminó todo, y de lo tarde que me di cuenta cómo era él en realidad.
Stephen piensa asegurar su futuro a como de lugar, yo haré lo mismo ¿Por qué yo sí tengo que sacrificar mi vida y él no? Qué mierda de situación me ha tocado vivir. Y sí, yo solita soy la responsable de esto, pero yo solita me estoy haciendo cargo de enmendar lo que hice.
La cabeza me duele horrores y el cansancio en mi cuerpo casi insoportable. Solo quiero dormir. Las náuseas desaparecieron por arte de magia pero ahora se me antoja comer galletas saladas con chocolate caliente. Desde esta mañana tengo ese antojo. Mi bolsillo no está muy bien que digamos, y me debato en si ignorar el antojo del bebé o hacerle caso. Aunque casi siempre los ignoro para ahorrar lo más que pueda.
Pero es que de solo pensar en las galletas se me hace la boca agua y el estómago me ruge.
—Conozco ese gesto — dicen con tono de burla a mi espalda.
Me giro encontrándome con Carter que hoy está más sonriente que de costumbre. Inmediatamente yo también sonrío, verlo me causa un cosquilleo en el estómago y me hace feliz.
—Tienes un antojo — deduce — ¿Qué se el antoja al bebé?
Pongo el gesto más consentido que soy capaz de hacer.
—Galletas saladas— le hago ojitos — Y chocolate caliente.
Frunce el ceño.
— ¿Crees que en la cafetería haya chocolate caliente?
—No lo sé — me encojo de hombros.
Carter está tan feliz que ni siquiera se percata de los pequeños cuestionamientos que cruzaban por mi mente. Y yo lo sigo cuando me toma de la mano y caminamos por los pasillos. Al parecer nuestra relación sigue siendo un tema que corre por los pasillos, puesto que las miradas indiscretas siguen abundando por aquí.
— ¿Sigue siendo raro? — cuestiona, mirando el frente.
—Un poco — admito — Pero ya me acostumbré.
A medida que camino, observo a Carter; su perfil, la media sonrisa que tiene en el rostro, sus pestañas largas; y no puedo creer que dudé en mis sentimientos por él. Poco a poco me doy cuenta de que lo quiero. Apenas un gusto, porque no es justo mentir diciendo que estoy completamente enamorada de él cuando hasta hace poco estuve enredada con Stephen Connors.
Pero este rubio... Uff, se está metiendo en mi cabeza y en mi corazón con sus pequeños detalles. Me gusta que me presten atención y me mimen lo más que se pueda en una relación. Es decir, ese ejemplo me lo dieron mis padres desde que era pequeña y una de las cosas que me dejaron muy en claro es que no acepte menos porque ellos siempre me dieron más. Con Stephen... Bueno, las atenciones eran muy pocas, puesto que era un secreto. Sin embargo, adoro la atención que me da Carter y lo emocionado que se muestra cada vez que me lleva de la mano.
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Aprendiendo De Ti © EDITANDO [Saga AENY libro #1]
Roman pour AdolescentsLibro #1 de la saga Amores en New York «Te quiero porque apesar de no haber visto tu rostro, revolucionas mi mundo y me llenas de dudas; porque llegaste de improvisto y me sorprendiste pero ahora no concibo una vida sin ti. Y aunque tengo miedo de f...