-¿A quien le tiene que decir Lola? -¡Oh, oh!
-¡JENNY! -Gritamos las dos aturdiendo a la colorada.
-¡Ah! ¡No griten ¿quieren?! -Dijo tapándose los oídos.
-Nos asustarse pensamos que eras..... -No pude seguir hablando porque Lola me tapó la boca. Ambas sabíamos que Jenny era muy chismosa y mas si se trataba de chicos.
-¡NADA! -Soltó muy de pronto, tanto que Eugenia se dio cuenta.
-Es Nico ¿no? -Pregunto en un susurro. Ella asintió y Jenny empezó a dar brinquitos aplaudiendo. En vez de buscarse una silla propia, tiró de la mía, quedando yo tirada en el suelo y sentándose en la que era mi silla.
-¡Ay la punta del obelisco! - Me pare largando insultos inaudibles contra esa cabeza de tomate, me sacudí la tierra y me pare a un costado terminando ya la ensalada que había dejado.
-¡Me contas ya! -Ella iba a hablar pero la interrumpió Maxi gritando desde afuera que vinieran a comer. Jenny bufo y la rubia se dio a la fuga. - ¡A no! ¡De esta no se salva! ¡Estoy tan segura como que mi nombre es Maria Eugenia Martinez! ¡Y SI NO LO ES, ME EQUIVOQUE DE DOCUMENTO! -Dijo como militar
Yo no podía parar de reír, tanto que casi tiro las ensaladas que tenia en la mano, por suerte no paso y pudimos llevar sanas y salvas a la mesa que en ese momento habíamos llevado al patio y nos sentamos a comer.
(...)
Eran como las dos de la mañana cuando sonó el timbre de entrada. Mire con el ceño fruncido a mis amigos y amague levantarme para atender, capas era alguien que se había perdido, pero Agus fue mas rápido que yo y se me adelanto diciendo que era un tal ¿Julian? No me habían dicho nada de que venia alguien.
Comencé a escuchar voces en el comedor que se acercaban al patio.-Bueno chicos -empezó a decir Agus -algunos de ustedes lo conocen a mi hermano - Así que el hermano...a esta altura no me había volteado a mirar quien era -el es Julian. -Concluyo y tome el valor de mirarlo, me di la vuelta e hicimos contacto inmediato, ninguno despegaba la mirada. Me sentí un poco intimidada, a lo que baje un poco la cabeza y el por el rabillo del ojo vi que se asomaba una sonrisa de autosuficiencia.
*Creído*
-Lose conciencia, Lose.
*Pero admite que el creído es lindo.*
-¡Ja! Si claro..
*Eso fue sarcasmo.*
-No me digas.
*Bueno Oriana, vete a hablar con el creído a ver si te quita lo mala onda.*
-No quiero.
*¿Te das cuenta que te estas contradiciendo a ti misma?*
-Sí, me voy a volver loca.
*Ya lo estas, querida.*
Después de tener esa extraña charla con mi conciencia me fui al baño a retocar mi maquillaje que de seguro estaba casi todo corrido por el calor, me fui a mi habitación a buscar mis pinturas y sentí que alguien me seguía, rápidamente me adentre al baño y me quede un rato allí. Cuando me sentí segura salí y para mi sorpresa, no había nadie. Eso me pasa por ver tantas películas de terror, odio a Jenny por alquilarlas. Cuando por fin salí al largo pasillo que conectaba las habitaciones con las escaleras alguien me tomo por la cintura y me volteo quedando frente al autor de esas manos, mi instinto fue gritar pero fue en vano porque tapó mi boca y salio un grito sordo.
Sebastián.