Seamos raros juntos

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Esta mañana desperté bastante bien aunque ahora mi alarma fueron 3 pequeñas que me hacían feliz.

Me dirigí al baño, me lave la cara, me di un baño, luego cepille mis dientes, elegí vestirme el día de hoy con un pants azul y un centro negro, y de peinado una cola alta.

Bajé al living y me encontré a 3 princesas desayunando cereal, se veían tan inocentes, tan angelicales.

—¿Tia vas a desayunar?  —pregunto Celeste.

—No mi niña hoy no voy algo tarde —respondi apenada.

—Que te vaya bien tía —dijo mi sobrina Marely.

—Te queremos tia —dijo la pequeña Camila.

—Yo las amo a todas, las veo luego —dije tirendoles un beso.

Como es de costumbre me coloque mis audífonos he hice sonar la canción «the reason- hoobastank» me tarde en llegar unos 15 minutos en la entrada ya me estaba esperando Alejandra.

—Hola Rachell —dijo.

—Hola ale ¿como estas? —pregunte.

—No lo sé —respondio.

—¿Y eso ? —pregunte.

—Problemas en casa —respondio sinceramente.

La tome de el brazo en señal que la comprendía y sin querer la presione. Ella quito rápidamente su brazo de mi mano y me percaté que su brazo estaba lleno de sangre.

La lleve hacia el baño rápidamente, ella me veía bastante avergonzada solamente sonreí y le dije "soy una de las tuyas" lave su brazo y le coloqué unos pañuelos en su brazo para cubrirlos.

En ese momento el timbre sonó así que nos dirigimos a clases entramos al salón y nos sentamos en el último escritorio.

Alejandra me veía extrañada y a la vez avergonzada.

Así transcurrieron las 2 primeras horas.

—¿Alejandra nos vamos? —pregunte.

—Me siento avergonzada —admiti.

—No tienes porque yo mas que nadie te entiendo. Se lo que se siente, se el dolor que te causan los gritos silenciosos —dije.

—No acostumbro en hablar de mis sentimientos ¿Sabes? —me dijo.

—Vuelvo y te repito Ale yo tampoco acostumbro hacerlo. Pero quiero que sepas que yo estoy aqui, yo te entiendo, yo paso por lo mismo —dije.

—¿Puedo ver tus marcas? —pregunto.

—Claro —levante mi sudadera y le mostré mis brazos— esto no es nada le dije

—¿Enrique sabe de los cortes? —pregunto.

—No y tampoco lo sabrá prometeme  que no se lo dirás —dije bajando las mangas rápidamente.

—Lo prometo de mi no saldrá —dijo ella.

—Te lo agradezco ale confío en ti —dijo.

—Pero tarde o temprano tendrás que decirle ¿No crees? —sugirio.

—¡Jamás! No quiero que este conmigo por lástima —dije.

—A el se le nota que te quiere Rachell

—No lo se ale pero lo de mis cortes nadie lo sabe ahora sólo lo sabemos tu y yo —dije.

—¿Quieres saber de mi vida? —pregunto.

—Claro cuéntame —le pedí.

—Bueno he vivido los últimos 3 meses con mi padre. Ya que ellos se divorciaron porque mi madre es adicta a la heroína. Mi custodia quedó a cargo de padre así que ahora vivo con el y con su familia para sumarle a eso la esposa he hijos de mi padre me odian y me hacen la vida de cuadritos —dijo con desánimo.

el diario de una chica invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora