Capítulo final

765 40 2
                                    

El gran día llego, las maletas ya están hechas, muchas emociones se apoderan de mi cuerpo, el solo hecho de dejar mi hogar, mi país me aterra.

Viajar a Italia junto a mi padre, me tiene con los nervios de punta, sera un nuevo ambiente, un nuevo lugar, una nueva casa y sobre todo una nueva vida.

—¿Estas lista? —pregunto mi madre.

—Aún no, madre ¿Puedo pedirte un favor? —pregunte.

—Claro hija dime —respondió.

—¿Podemos pasar al cementerio? Quiero despedirme de mi abuela.

Mi madre solamente asintió.

Inicie a despedirme de mi familia la cual se había reunido para poder decirme adiós.

—Tía, te vamos a extrañar demasiado. —dijo mi sobrina Celeste.

—Yo las voy a extrañar mucho más mis muñecas, pero les prometo que volveré mis amores, portense bien, cuiden a mamá —les dije a las pequeñas.

Las lágrimas rodaban por las caritas de mis consentidas, eso lastimaba mi corazón en gran manera.

—Tía no nos olvides —dijo la pequeña Camila llena de lágrimas.

—Eso nunca mis amores, mi corazón les pertenece a todas ustedes, son mis princesas consentidas, son lo mas hermoso de mi vida, tenerlas conmigo me hace feliz mis muñecas —dije con el amor mayor amor de el mundo.

Las pequeñas y yo nos abrazamos tan fuerte como si nuestras vidas dependieran de eso.

Inicie a despedirme de toda la familia ya que ya era hora de irnos.

Tome camino hacia el auto junto a mi madre, observe nuevamente a las pequeñas y no pude mas y regrese abrazarlas.

—Las amo chiquitas, no lo olviden —dije abrazándolas fuertemente y dándoles un beso a cada una.

Yo estaba completamente inundada en lágrimas, el hecho de dejar a mi familia me devastaba ya que a pesar que somos una familia rota, somos una familia.

Finalmente me dirigí hacia el auto ya que era hora de irnos, las lágrimas rodaban por mis mejillas incesantemente.

El trayecto hacia el cementerio fue demasiado corto, como era de costumbre mi madre decidió esperar en el carro.

Inicie mi camino hacía la tumba de mi abuela hasta que por fin llegue. Las lágrimas seguían rodando por mis mejillas, hasta que llegue a la tumba de mi abuela y no pude más.

—Abuela, esa sensación de extrañarte cuando observo a mis lados y no te veo, me carcome el alma.
Darme cuenta que ya no estas aquí hace que mi corazón sufra, te necesito, no como ayer, ni como ahora si no como nunca.

Observar mi alrededor y darme cuenta que ya no te tengo a mi lado me mata por dentro. Se que tengo que sobrevivir aunque ya no estés aquí.
Solo te pido que no me olvides y que sobre todo desde el cielo me cuides. —dije entre sollozos observando el cielo.

—Ten presente que te amo, y te amaré hasta el fin de los tiempos, se que algún día te veré, yo lo se, y cuando lo haga te abrazare y no te soltare, ya no quiero más despedidas abuela. Ya basta de eso, solo quiero abrazarte y tenerte conmigo —llorando me di vuelta y quede boca abajo sobre la tumba.

—Quiero escucharte por última vez, ya no aguanto tu ausencia, quisiera que el cielo tuviera un teléfono para llamarte y escucharte de nuevo, quiero que me digas que todo esta bien abuela, quiero que volvamos a los viejos tiempos cuando para consentirme me preparabas leche y galletas —dije sollozando por doquier.

—¡Dios! Me quitaste lo que mas amo —dije reclamando al cielo.

—Abuela ¡Te extraño! ¡Vuelve! ¡Te lo ordeno! —dije llena de llanto y con respiración entre cortada.

Yo estaba muy mal, el dolor dominaba mi ser, las lágrimas bajaban sin parar, sollozos salían de mi boca, mi respiración estaba entre cortada, el aire llegaba dificultosamente a mis pulmones, podría jurar que se escuchaba como se rompía aún más mi corazón.

Era hora de irme al aeropuerto, seque mis lágrimas.

—Abuela, esta es la despedida, siempre te llevare en mi corazón.

Inicie a caminar hacia el auto me subí y nos fuimos rumbo hacia el aeropuerto, mi madre solamente me dirigía una mirada llena de melancolía.

—Hija... Llegó la hora —dijo mi madre con voz entre cortada.

—Si madre, llegó el momento —respondí.

—Te amo muchísimo, echale ganas a la vida, te voy a extrañar muñeca —dijo llena de lágrimas.

—Te amo más mamá, también te voy a extrañar —dije aguantandome las ganas de llorar.

—Perdón por no ser la mejor madre, se que cometí muchos errores, pero quiero que sepas que a pesar de mis equivocaciones tu y tus hermanos son mi felicidad, y siempre buscare lo mejor para ustedes.

—No importa mamá, no tengo nada que perdonarte, muchas veces he sido una hija muy egoísta, todos cometemos errores, pero así te amo mamá, así eres perfecta para mi —dije soltandome en llanto nuevamente.

Mi madre y yo nos abrazamos fuertemente, ya que no sabíamos hasta cuando se podría repetir.

El altavoz inició a llamar a los pasajeros de el vuelo 347, Con destino a Roma, Italia.

—Madre, ese es mi vuelo —dije llorando.

—Lo se mi bebita, te amo cuidate muchísimo mi pequeña.

—Te amo mamá, tu también cuidate. —dije.

—Adiós mi cielo —dijo ella.

—Este no es un adiós madre, es un hasta pronto. Te amo —dije abrazándola.

Inicie a caminar por los pasillos que me conducían hacia el avión que me llevaría hasta mi destino.

En la entrada estaba una bella mujer pidiendo los papeles necesarios.

Al llegar a la entrada de el avión, sólo dirigí mi mirada hacia atrás y le dirigí una sonrisa llena de dolor.

Busque mi asiento que era el numero 215, el cual se encontraba al lado de la ventana, dentro de un rato el avión despegaría y le diría adiós a mi país, mi bello El Salvador.

—Jeffrey, me hubiese gustado que aparecieras de la nada, hubiera dado todo por verte, abrazarte y besarte por última vez, hubiese sido tan feliz, pero no fue así —pensé.

En el avión sonó el capitán por el altavoz avisando que era hora de ponerse los cinturones de seguridad, y fue ahí cuando el avión despegó.

Adiós Jeffrey , hasta nunca. Te amo cariño.

el diario de una chica invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora