17. Inesperado... o No

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XVII. INESPERADO... O NO

Severus Snape se encontraba en un estado de ánimo lamentablemente ya conocido para él. Le molestaba sentirse impotente e inútil, estúpido e inepto por no haber previsto ese desenlace y los quizás lo atormentaban. Si quizás hubiese insistido más en ese tema, si quizás hubiese decido encargarse él personalmente, si quizás no se hubiese confiado por las noticias que le dieron; esos y otros más eran los que estaban en su mente atormentándolo sin saber cómo iba a lidiar con la situación, como cuidarla y como evitar que se destruyera en el camino.

Ella parecía más sosegada y serena, se enfocaba en retomar sus estudios y continuar con su vida, hablaba más animada y en las noches en la habitación que compartían se dejaba envolver en sus brazos para dormir tranquilamente sintiéndose segura; pero ahora todo eso terminaría y él no se creía capaz de arruinar la pequeña tregua al dolor que su amor tenía.

Y ahora también lo sucedido recientemente como si no fuera suficiente todo lo demás, como si una plaga se hubiese adentrado en sus vidas, como si tantos tiempo de lucha y horrores no bastaran, como si la vida se ensañara con ellos por razones desconocidas, como si cada uno de ellos fuera la puta reencarnación de Voldermort y estuviesen pagando por los crímenes atroces que el cometió. ¿Es que acaso no merecían paz y tranquilidad, es que tanto sacrificio no tenía recompensa, es que sus vidas terminarían resumiéndose en dolor y agonía permanente, en desasosiego sin cuartel?.

Como por mil demonios todo esto pudo ocurrir, como nadie previno lo vulnerables que estaban ahora por la traición del malnacido Weasley; tan preocupados como estuvieron por el estado físico y mental de los heridos nadie fue más allá de lo obvio y se olvidaron de las repercusiones que se podían extender a otros. Ese imbécil realmente nunca controlo la situación y que todos hubiesen sobrevivido era resultado de suerte y destino, destino que les indico que no les había llegado su hora. Y después de sobrevivir ahora esto.

Severus seguía maldiciendo mientras sentado en la biblioteca bebía Whiskey de Fuego, no sabía si lo hacía para infundirse coraje o para caer en la inconciencia y evitar la terrible migraña que amenazaba con aparecer si seguía pensando desmedidamente en algo irremediable y que nadie podía cambiar. Al final ya muy tomado decidió subir a chequear a Hermione así que apuro el último trago y después viendo el vaso en su mano lo arrojo con todas sus fuerzas contra la pared haciéndolo romperse en mil pedazos en un vano intento de aplacar su ira. El ruido de eso logro que pasos agitados invadieran la estancia con las varitas en mano.

Arthur, Bill, Charlie y Remus corrieron apresuradamente desde la cocina con el miedo en su rostro de que algo más hubiese ocurrido; los nervios se encontraban a flor de piel y no era para menos después de que la Madriguera y el Refugio fueran atacados en plena madrugada por magos oscuros y sus habitantes lograran escapar milagrosamente llegando minutos después a casa de Harry.

Ellos se encontraban en sus respectivas casas dormidos después del agotador día en el callejón Diagon cuando explosiones y fuertes ruidos los sobresaltaron poniéndolos en guardia, viéndose rodeados por enemigos que los superaban en número, y solo gracias a sus habilidades pudieron desaparecerse para alertar a los otros sin sufrir daños. Cuando los patriarcas tomaron a sus hijos y se fueron al refugio lo encontraron en llamas y muy a su pesar solo pudieron desaparecer de nuevo antes que los capturaran. Llegaron al número doce con la esperanza de que nada sucediera allí y respiraron aliviados al encontrar a Bill y Fleur que llegaron minutos antes nerviosos pero a salvo. Inmediatamente Charlie y su padre fueron al hogar de los gemelos para alertarlos e irse todos nuevamente al cuartel.

Eso sucedió a la una de la madrugada y mucho ocurrió desde esa hora. Inevitablemente Harry, Severus y Hermione se despertaron con los gritos de Bill al llegar y se quedaron paralizados por la noticia de la incursión en su casa. Al aparecer el resto de los Weasley con la misma noticia comenzaron las carreras para alertar a la orden y el ministerio. Llegaron Dumbledore, Remus, Minerva y Poppy para acuartelarse y prestar ayuda a las chicas histéricas que lloraban de miedo al pensar que algo de lo acontecido una semana atrás podría repetirse. Hermione y Ginny aún estaban frágiles y con los nervios destrozados así que a nadie les extraño su reacción y Fleur embarazada necesito cuidados especiales por parte de la enfermera.

El Cielo Tras el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora