47. Un fin... un comienzo P3

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XLVI. UN FIN... UN COMIENZO. P3

Parte Tres.-

A pesar de que mañana sería un día especial y muy esperado, a ella no le parecía tan grande como debería. Muchos factores entraban para que ese estado de ánimo se manifestara: dolor, ira, tristeza y traición. Ira por todo el dolor que el trajo a su vida, dolor por el amor que les unía, tristeza por las consecuencias de la tormenta y, tristeza porque una de las consecuencias era que su mujer amiga y ella, se distanciaban.

Recordaba cuando la conoció y entre un mundo de hombres, representaba la fuerza femenina que ahuyentaba esa falta en su vida. No es que no hiciera amigas en el colegio, simplemente ella era diferente al resto, dos hombres especiales en sus vidas fueron en un comienzo el conductor y pegamento, pero también hubo esa atracción y compresión instantánea que les permitió convertirse en amigas y aliadas.

Después de un tiempo esos chicos coincidentes en los destinos de ambas ya no eran necesarios para que desarrollaran su comunicación y afecto. Y con lo sucedido en los últimos años, el apego y hermandad creció exponencialmente. Si con alguien pensó que podría ser totalmente ella y hacer locuras, fue con su amiga. Siempre fuerte, siempre madura, siempre analítica, siempre abierta y en evolución. Y para más, ellas eran los complementos femeninos una de otra. Donde una fallaba la otra sabia ser la fortaleza, donde una era aprendiz la otra ejercía de maestra, cuando estaban al mismo nivel unidas se potenciaban e iban más allá de lo que creyeron, y ahora... ahora, las heridas frescas las alejaban y dolía como la mierda pensar perder a su amiga, confidente y amante.

Esa noche antes de la graduación en los brazos de su amante, a pesar de todas las caricias y el cansancio de amarse, ella no podía dejar de pensar y pedir que este hecho no fuera el insalvable que las llevara por caminos separados. Ella también tenía historias que la podían llevar por el camino del odio y la retribución, entonces porque no lo hizo, porque no tenía esa necesidad, porque... tantos porque y tan pocas respuestas. Revivía una y otra vez la conversación en su cabeza.

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- Ginny esto no es fácil para mí, admitirte todo esto, cuando lo he pensado ha sido duro, pero decirlo en voz alta es sentirme totalmente como una perra –ya había dicho lo principal de todo-

- Eso es porque has actuado como una perra, más que como una amiga... mierda Hermione, tú no eres la única que ha sufrido con toda la mierda que se nos ha venido encima. Reconozco que te has llevado la peor parte, pero sabes, no eres la dueña de todo el dolor, ¿y encima has hecho que sea peor para nosotros?... yo nunca lo creí de ti –mientras su amiga estaba sentada en un sillón del despacho de Remus, Ginny no dejaba de caminar de un lado a otro-

- Yo lo lamento de verdad, y no era que lo hacía conscientemente con mala intención, yo solo lo hice, como te lo explico... me salía natural. Yo sufría y no ser la única lo hizo menos malo. Pensaba que mal que otros estén jodidos, y luego, un segundo después me decía bueno no estás sola en esto, era un consuelo –estaba agotada y asqueada consigo misma-

- Así que todo se reduce a que para sentirte mejor, de alguna manera necesitabas que nos estancáramos como tú, que no olvidáramos y que la culpa por el parentesco con Ron siguiera y siguiera... y siguiera –plantada frente a ella de verdad estaba a punto de golpearla, es deseo estaba allí-

- Yo.... –una gran suspiro- de alguna manera sí. Tanta rabia por dentro me llevaba a querer que todos sintieran una parte de mi dolor y de todo

- Una traición Hermione, como Ron... no fue tan grave, ni maquiavélico, pero también has traicionado a tus amigos que te han sido fiel –ese era el punto-

El Cielo Tras el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora