40. Intermedio II

626 27 2
                                    

XL. INTERMEDIO II

Si Lucios opinaba que Hermione cambio al entregarse a su prometido; lo que vio en ambos en la visita de año nuevo, le hizo pensar que ellos atravesaron una metamorfosis totalmente abierta al resto de los mortales. No imaginaba que alguien pudiera dejar de notar que Severus Snape, a pesar de seguir siendo intimidante, era ahora un hombre lleno de una paz y luz interior que emanaba de él y combatía sus sombras, hasta casi extinguirlas. Si la señorita Granger con su cambio de aspecto antes atraía las miradas de hombres y mujeres, seguramente ahora a su paso todas las miradas se iban a centrar en ella, pues la seguridad y exuberancia que desprendía, era imposible pasarla por alto; sin contar con la mirada cargada de deseo que paralizaría a cualquiera, una mirada que claramente decía que ya era toda una mujer.

Pero lo más resaltante para los Malfoy era la corriente eléctrica y el aura que se desprendía de ambos y los rodeaba, creando una burbuja como un ecosistema propio, incapaz de ser penetrado por alguien diferente a la pareja. Les daba intimidad y al mismo tiempo era visible para todos aquellos que lo quisieran; los separaba del resto y actuaba como una barrera que repele al total de los mortales a acercarse e inmiscuirse entre ambos. Era curioso, porque verlos interactuar automáticamente te daba la sensación de estar cometiendo una infracción, te sentías excluido y fuera de lugar; un ser impertinente que nada tiene que buscar a su lado. Y no era por alguna acción por parte de ello, ni por sus rostros o expresiones; era simplemente que se notaba que ellos se pertenecían y los demás, sencillamente están de más.

Sin embargo el fenómeno de pertenencia no ocurría solo estando uno al lado del otro, se observaba aun estando en distancia, si ambos se encontraban en un mismo recinto. Aunque se dieran la espalda, parecían presentirse y comunicarse, y actuaban como un solo ente que ni el espacio podía realmente dividir. Les era curioso ese hecho, pero luego se convirtió en impresionante cuando un pequeño contratiempo mostro el alcance. Narcisa, Hermione y Draco, se encontraban conversando en el salón cuando la chica por torpeza y por estar distraída burlándose del rubio, volcó su té caliente en sus piernas; aunque no emitió ningún grito que alertara a nadie diferente a sus acompañantes, como por ensalmo segundos después Severus entro en la estancia preguntándole si se encontraba bien. Lucios lo seguía presuroso y mientras el pocionista atendía a su novia, este respondió a la pregunta de su esposa, que de la nada mientras conversaban su amigo se alertó, nombro a Hermione y salió corriendo hasta ella. Ese tipo de conexión iba más allá de lo que ellos mismos en algún punto de su vida hubieran experimentado; tanto el matrimonio Malfoy como su hijo, tenían la particularidad de presentir cuando alguno de ellos estaba en peligro u afectado por algo serio, pero nunca a ese nivel de saber que algo tan simple como una insignificante quemadura ocurriera.

Ellos lo vieron esa noche y cada día en lo sucesivo, y no fueron los únicos; los Weasley también, a tal punto que Molly después de varios días de observación, le dijo a Hermione que ellos eran mejor que su famoso reloj, pues no eran limitantes a lugares físicos o grave peligro, sino a todo lo que los implicaba. A parte fueron los comentarios primero de Draco y luego de los gemelos, que hacían hincapié en que estar cerca de ellos era perturbador, pues ambos parecían hacerse el amor con solo mirarse y la tensión sexual que los envolvía, era capaz por si sola de generar el suficiente calentamiento global como para acabar con el planeta. Esa parte les parecía chistosa a todos, menos claro a los involucrados, que preferían la discreción de sus deseos y no les hacía gracia que fueran tan evidentes.

Si Severus y Hermione pensaron, que ese efecto colateral de su completa entrega en la cabaña, solo sería evidente a ojos de quienes los conocían y sabían su relación, pronto se percataron de cuan equivocados estaban. Las dos primeras semanas en el colegio al regreso de vacaciones, el cambio parecía notarse de manera individual. Las alumnas volvieron a las andadas persiguiendo a su atractivo, misterioso y de alguna manera renovado profesor de pociones, que parecía atraerlas como la luz a las polillas, y realizaban apuestas de lo bueno que seguro era como amante. El personal masculino del colegio no quitaba su mirada de la aplicada alumna, como si antes no la hubiesen detallado bien; y ahora no era por su atuendo o peinado, ya se habían acostumbrado a ese cambio, ahora era a lo que ella desprendía a su paso, terminando siendo catalogada como una femme fatal. Obviamente el estado reinante en la institución no ayudaba, a que sus excesos de feromonas no causaran esos resultados en el resto; algo nada agradable para sus celos.

El Cielo Tras el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora