43. Al Limite

1.4K 25 10
                                    

XLIII. AL LIMITE

Los cuerpos ardían, la temperatura no paraba de subir, y aun así ellos seguían firmes en sus propósitos de hacerlo a su manera, a su ritmo y de traspasar todos los limistes. Ellos no eran de piedra, pero lo que hoy les esperaba era algo que llevaban planeando demasiado tiempo como para echarlo a perder por la prisa. Debía ser lento e intenso, tan crudo y extremo y a la vez tan placentero y sutil que los arrepentimientos no tuvieran cabida. Pero antes había algo que resolver. Ningún propósito se lograría sin antes no las calmaban. El estado de frenesí de las dos chicas no contribuiría a que se diera como debía, así que algo rápido que les bajara el calentón era lo primero. No hablaron, solo las tomaron.

Ni siquiera se molestaron en quitarles la ropa, o a ellos mismos. Remus tiro a Ginny a la cama, hizo a un lado la tanga y de una sola estocada la penetro para comenzar a moverse duro, rápido, sin parar. Severus tampoco tuvo contemplaciones. La puso contra la mesa, su torso pegado a ella, le abrió las piernas, se bajó el cierre y se enterró. Las hicieron gritar, pedir y correrse en cinco minutos, liberándose ellos también. Les permitieron unos cuantos minutos de descanso, mientras ellos a parte conversaban afinando los últimos detalles; al finalizar comenzaron las sesiones.

- Tienen quince minutos para ir al baño y asearse. No se quiten la ropa y vuelvan aquí

- Severus cariño estas muy mandón

- ¿Cariño?... aquí ustedes son nuestras perras sumisas. Aceptaron las reglas y las tienen que acatar

- ¿Qué demonios significa eso?

- Baja el tono Ginny y muestra respeto a tus señores. Se lo advertimos antes de entrar aquí. Nuestro juego, nuestras reglas o todo se acaba ahora ¿Sí o no?

- Sí amo

- Hermione

- Sí amo

- Tienen quince minutos y comienzan ahora

Por un instante ambas se quedaron lívidas sin moverse. Esos hombres frente a ellas eran totalmente un alter ego a sus personalidades. Hasta Severus que era de por si un dominante, se veía diferente de una manera que su adorada novia jamás había visto, y era intimidante. Sin olvidar a Remus que parecía tener a su lobo a flor de piel. Aun algo asombradas partieron al baño.

- Hermione, estoy algo asustada

- A no, eso si que no. Tú eres la más lanzada y estuviste de acuerdo a que viene ahora ese miedo. Mira accedimos a jugar, estoy a mil y quiero ver hasta donde puedo llegar. Si tú quieres detenerte nadie se va a molestar

- Yo no quiero echarme atrás

- ¿Entonces?

- Tu inteligente cerebro no ha deducido que cada vez que hemos estado los cuatro, llegamos más lejos en cada ocasión

- No veo el punto

- Demonios Hermione estas obtusa hoy. Mira, nos tocamos, hacemos oral y solo hay una cosa que falta ¿lo ves?

- ¿intercambio total?

- Exacto. Estoy nerviosa por eso

- Y ahora lo estoy yo. Cuando he estado con Remus lo he deseado, es sexo y el cuerpo me lo pide

- Me pasa igual. ¿no me odiaras si lo hacemos cierto?

- Cariño, si no he querido arrancar tu cabeza cuando se han besado y te has corrido gritando el nombre de Severus, puedes jurar que no lo hare ahora. Ambos son calientes nos encienden, son malditamente buenos en el sexo y aceptémoslo, ambas somos unas viciosas depravadas y esto nos encanta

El Cielo Tras el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora