—Piensas hacer algo en la noche —pregunto remojando el pan en café.
—¿Me invitaras a hacer algo? —sonrió coquetamente.
—Quiero llevarte al café irlandés que abrieron por aquí cerca.
—No lo sé, tal vez saldré con Manuel —ladeo sus labios votando el aire por la nariz.
—Al fin que pasó.
—Me dijo que le gustaba.
—Algo que no sea tan obvio —Alana carcajeo junto a él y negó con la cabeza. — ¿A cambiado algo?
—No. Solo que a veces queda un vacío de querer decir algo al respecto.
—Por eso nunca dije que me gustabas porque pasaría lo mismo —ambos rieron y Thomas al momento cambió la palabra—. Interesabas, me interesabas.
Thomas era el primer bávaro que había llegado a la vida de la mujer, pues su hermano era gran amigo del 13 con quien siempre se divertía. Antes de que Alana llegara al München, tenía 2 meses de amistad con Müller quien parecía haber encontrado su alma gemela.
Tenían los mismos gustos por todo, las mismas mañas, he incluso les decían que si eran algo o les decían que si eran hermanos por la manera en la que se trataban tan cariñosamente y en la actitud y un poco de físico. Él no podía negar su atracción hacia ella, sin embargo ambos sabían que no podía pasar absolutamente nada. No por el hecho de que Thomas esté casado desde hace un tiempo, sino por qué existe algo transparente en lo suyo que los impide. Tal vez era el hecho de que eran tan similares que veían sus mismos errores reflejados que se fastidiaban mínimas veces.
—Esta vez pago yo —ambos se pusieron de pie después de que la mujer dejará el dinero en la mesa del café donde estaban desayunado.
Alana tomo de la cintura a Thomas mientras que él la tomaba por los hombros para darle un beso en la cabeza y empezar a caminar por la calle. Ambos reían por estupideces que decían cualquiera de los dos, Müller era reconocido por las personas y estas amablemente le sonreían o hacían un gesto con la mano y el gustosamente les respondía con una sonrisa.
Entraron a la librería que siempre visitaban cada mañana de sábado y empezaron a buscar un nuevo libro que les hiciera compañía la próxima semana.
—Vaginas —dijo el hombre tomando un libro que se llamaba así y rápidamente lo coloco en la parte baja de la mujer.
—Senos —Alana tomo el libro y lo puso en los pechos del rubio que empezó a reír efusivamente.
Salieron los libros en la mano mientras observaban las imágenes obscenas que se encontraban en cada una de las páginas. Empezaron a hablar de ellas cuando estaban en el automóvil.
—Voy a tener un trauma de por vida —comento Alana cuando Thomas había mostrado la última página del libro—. ¿Por qué gastamos nuestro dinero en esto? —tiro el libro para la parte de atrás para prender el auto.
—Ala —murmuro cuando dio la vuelta en la esquina para dejarlo en su hogar—. No vayas a hacer cosas que te vas a arrepentir luego, no quiero que sufras —la mujer solo suspiro—. Son cuatro años de amistad con Manu, esos años no se pueden ir a la basura por un simple me gustas.
—La amistad ya se dañó, no le puedo decir que no me gusta porque existiría esa incomodidad.
—¿Tú le dijiste que también sentías lo mismo? —ella acepto con la cabeza—. ¿Y en realidad si lo sientes?
Tomo aire y apoyo su cabeza al timón del auto. —No lo sé.
—Si no estabas o estas segura de eso, no juegues con las ilusiones de Manu.
Tomo la cabeza de su amiga y dio un beso en su frente, salió del vehículo dejándola sola sintiendo como algo crecía en su pecho.
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HEART LIKE STONE / manuel neuer
RandomTodo a mi alrededor es de plata y oro, pero mi corazón nunca se cura. Mi corazón sólo se siente como una piedra. ©LiebeReus