Manuel observó los automóviles pasar en la carretera un poco transitada mientras que Alana miraba como el cantante del lugar empezaba a afinar su guitarra. La mujer estaba tan distraída con los movimientos del hombre en el escenario que no se percató que Manuel se encontraba ya al otro lado de la carretera.
—¡Ahora cómo pasó! —gritó Alana desde el otro lado de la carretera.
Manuel le hizo una seña con su mano para que pasara pero ella negó con la cabeza pues le tenía pánico a pasar carreteras si no era acompañada de alguien. El jugador volvió a cruzar la calle y le ofreció su mano para pasar, mientras caminaban ya por el sendero, lla morena se detuvo con una mueca de dolor y empezó a saltar con un pie hasta llegar a una piedra y sentarse.
—Creo que te están matando esas sandalias —dijo Manuel después de que Alana jadeara por las ampollas en su pie.
—Son nuevas —sonrió mostrando todos los dientes—.Hay una farmacia por aquí —se levantó.
—Te cargo —le dio la espalda para que ella se subiera.
Mientras Manuel caminaba con Alana en su espalda, ambos hablaban sobre sus familias, querían dejar el tema de ellos a un lado por el momento. Entre preguntas llegaron hasta la farmacia donde Alana compró unas vendas para las heridas, saltó dónde el rubio que se había sentado en las escaleras del lugar y ninguno de los dos decidió hablar mientras ella con cuidado cubría las llaga.
Manuel suspiro y luego lamió sus labios para mirar las estrellas. —Y después de todo lo que ha pasado —Alana le miró en la pausa larga que hizo—, tú me sigues gustando.
—¿Para dónde iremos con todo esto? —preguntó con fastidio—, tú en estos momentos tienes a Daniela.
—Pero no, no la quiero como te quiero a ti —se levantó y le ofreció su mano para levantarla.
Ambos jóvenes empezaron a caminar en silencio, pero Manuel lo interrumpió contándole a la mujer la historia donde había besado por primera vez a su compañera de trabajo.
—Quería sentirme querido de verdad y ella me dio esa oportunidad —comentó para luego callar.
El silencio volvió y se quedó hasta que llegaron a un pequeño lago que había en el lugar. Tomaron asiento en la larga silla de madera, donde estaban más enamorados demostrándose afecto y luego estaban ellos dos, mirándose de frente.
—No solamente tú sufriste de forma emocional Manuel, no eres la única víctima en esto —sus ojos se aguaron—, no sabes cuántas noches te llore y grite tu nombre. Siempre en los entrenos, en los partidos o en los encuentros casuales, esperaba que tú me llamarás y arregláramos todo esto para que no se alargará como lo fue —una lágrima cayó por su mejilla y Manuel mascó un chicle—. Una vez estaba cansada de todo y me iba a dirigir a ti, pero estabas con Daniela hablando entretenidamente, pensé que con las acciones ya todo estaba dicho y deje que así siguieran las cosas. Fue el mismo día que me ascendieron a jefe de personal médico, cuando iba entrando apenas a la reunión los vi y entre con un nudo en el pecho que se hizo más fuerte con el hecho de que me habían nombrado jefe, eso implicaba que ya no podía salirme del club porque tenía una responsabilidad.
—¿Te piensas ir? —dijo con la cabeza gacha.
—Varios clubes me han dado ofertas —suspiro—, ahora tengo hasta que se acabe la temporada para pensarlo.
—¿Qué tan lejos te piensas ir? —saco otro chicle y lo metió en su boca.
—¿Por qué mascas tanto chicle? —sonrío.
—Estoy nervioso —guardo la caja en su bolsillo.
—Vamos a otra parte —se levantó al sentir ya todas las miradas sobre ellos.
Manuel metió las manos en sus bolsillos mientras caminaban hacia otro lado del lago y Alana permanecía con los brazos cruzados. El portero tenía tantas preguntas de cualquier tipo que sentía que no le iba a alcanzar la noche.
—¿Si eres algo de Rode?
Wessel suspiró.—No te voy a negar que hay una atracción, pero no somos nada.
—¿Te has besado con él? —apretó sus puños en sus bolsillos esperando respuesta.
—No, con ninguno del equipo.
—¿Ni con Müller?
La mujer no dijo nada y siguió caminado, en realidad no sabía si se había besado con él o si sólo fueron algunos acercamientos peligrosos. Desató las manos de su pecho y se sentó en el prado en una pequeña colina que había, Manuel le miró y luego miró a ambos lados para sentarse a su lado.
—Thomas y yo hemos tenido millones de oportunidades para hacerlo.
—Entonces si lo han hecho.
—No, porque los dos sabemos que sería una mala idea —sonrío de lado.
Los dos dejaron de hablar para apreciar por un momento la calma que había en el lugar. Alana cerró sus ojos y luego se giró hacia Manuel para verlo, él también hizo lo mismo y ambos quedaron frente a frente mientras se miraban. Con su mano temblorosa, Manuel empezó a acariciar el rostro de ella suavemente haciendo que volviera a cerrar sus ojos, él remojo sus labios y se acercó un poco más sintiendo ya su respiración.
—Alana —susurro— ¿te puedo besar?
Ella abrió los ojos para ver los azules de Manuel y su corazón empezó a latir rápidamente.
—¿Qué va a pasar con Daniela?
—Ella sabe lo que yo siento por ti —se acercó más.
—No Manuel, no quiero ganarme enemigos —se alejó solo un poco.
—Esto también es por Rode ¿cierto? —se sentó.
—Te dije que no tengo nada con él.
—Pero quieres tenerlo —dijo con enojo y se volvió a tirar al pasto.
Alana cruzó los brazos y cerró los ojos por un tiempo hasta que volvió a sentir la mano de Manuel acariciando su rostro y tratándola de acercarla. Sonrió de costado ante la insistencia del hombre y lo volvió a mirar, ella mantuvo su mirada fija en sus ojos mientras que él miraba sus ojos y luego sus labios, así repetidamente. La mujer cedió colocando su mano sobre la mejilla de él, esperando a que se acercará para por fin besarla. Manuel por su nerviosismo se acercó bruscamente haciéndola sonreír tiernamente. El hombre con ternura beso primero la mejilla de la mujer hasta que creó un camino en el cual se detuvo antes de tocar los labios, la miro a los ojos y luego se concentró en los labios para finalmente acercarse con lentitud, cuando se rozaron las narices ambos cerraron sus ojos y ladearon sus cabezas hacia direcciones opuestas para que después de tantos años, sus labios por fin se unieran.
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HEART LIKE STONE / manuel neuer
RastgeleTodo a mi alrededor es de plata y oro, pero mi corazón nunca se cura. Mi corazón sólo se siente como una piedra. ©LiebeReus