9: mal día

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—¡Por qué la vida me odia!

Grito golpeando varias veces el neumático sin aire de su automóvil. Después de desahogarse, camino con ira a la parte de atrás de su automóvil, abrió el baúl y volvió a gritar con groserías incluidas al ver la llanta de repuesto en el mismo estado de la dañada. En un insulto incluyó a Thomas pues él había sido el culpable de que una se encontrará en ese estado al manejar por una carretera campestre el anterior mes cuando fueron de paseo al campo.

Tomó el teléfono para llamar a alguna ayuda. La voz varonil contesto después del segundo timbre.

Buenos días a la mujer más hermosa —se escuchó burlesca el tono de voz y Alana sonrió.

Buenos días Manu —mordió sus labios—. ¿Vas para el estadio ya?

Justo voy a salir ¿quieres que te recoja?

En el momento que iba a responderle, un carro se aparcó frente ella y toco el claxon. Alana apretó los ojos para poder ver mejor al personaje que sonreía en el automóvil.

—Necesitas un empujón —pregunto con una sonrisa. Alana entre abrió los labios sin saber qué hacer.

—¿Alana? —frunció el ceño Manuel al otro lado de la línea al no recibir respuesta. Volvió a repetir su nombre dos veces más hasta que ella con tartamudeo respondió.

—No, solo quería saber dónde estabas —respondió con inseguridad—, está bien Neuer nos vemos —colgó sin dejar que él respondiera.

Alana con el ceño fruncido y con una sonrisa observó como el rubio se bajaba del automóvil y abría la puerta del copiloto.

—¿Vienes o no?

—Buenos días Sebastian —sonrío caminando hacia él, beso su mejilla y montó el automóvil.

Y pasó lo mismo en el camino que la otra vez, ambos reían, cantaban, hablaban sobre cosas estúpidas, inteligentes, anécdotas; como si se conocieran desde hace mucho tiempo. Y ambos después de mucho tiempo por fin se sentían bien.

Ambos salieron al mismo tiempo del carro con una media sonrisa por el último comentario que había hecho Rode, caminaron juntos por el estadio hasta que vieron a los demás.

—¿Cómo fue que sabía que necesitaba tu ayuda? —pregunto al detenerse Alana.

—Iba pasando por el lugar —levanto los hombros. Alana ladeo su cabeza, lo miro cuando lo llamaron y él sonrió—. Es broma, pinche tu llanta para que te recogiera —dijo y luego salió corriendo.

Wessel le iba a gritar pero sintió una mano en su boca y como la volteaban fuertemente para darle un beso en la frente y luego un abrazo. Aspiro el aroma varonil del alemán y sonrío tontamente.

—Me asustaste —susurro suavemente aún abrazada a su cuerpo sin ganas de soltarse.

Se tragó sus palabras ante el regaño de Guardiola y respiro para que la ira no le brotara, volvió a correr dentro del lugar para buscar hielo y colocarlo en un jugador que había sido golpeado. Las cosas se están complicando un poco con los nuevos cambios de personal.

Llego colocó el hielo e hizo un vendaje mal echo pues otro grito del director la hizo correr dentro de la cancha para revisar a un jugador que estaba en el suelo.

—¿¡Alguien más se quiere golpear o lesionar!? —grito enojada dentro de los camerinos cuando se acabó el primer tiempo—. ¡Jodanse todos si quieren ya! —pateo enojada una maleta mientras caminaba a un pequeño espacio que les asignaban a ellos.

—¡Wessel! —le gritó el director.

—¡No se puede más con esto estamos faltos de personal! ¡No puedo hacer todo yo sola maldita sea! —se retiró.

Manuel se quedó mirando al suelo sin saber qué hacer, levantó la mirada cuando miro unos pies levantarse para perseguirla. El 25 abrió la puerta y la cerró. Manuel quería ser esa persona pero no sabía cómo hacerlo, no sabía cómo tratar con una Alana enojada ni de muchas emociones, siempre estaba con ella en su estado neutro; él no tenía control de sus palabras ni tenía las apropiadas para decir, el solo brindaba miradas y abrazos, nada más.

—Si no te calmas me va a tocar tomar medidas contigo —Pep la señaló cuando todos volvieron a salir al campo.

—Hágalo ahora para no seguir con esta porquería —tiro la toalla que tenía en su hombro.

El segundo tiempo fue mucho peor que el primero, pues un jugador había salido lesionado gravemente y varios estaban presentando ya molestias.

Acomodo las cosas dándole la espalda a la puerta, termino y limpio una lagrima de impotencia que le había salido.

Se abrazó al cuerpo que había llegado hace después de unos minutos.

—No hagas que las cosas empeoren —delineó su rostro con su anular—. Eres la mejor, nadie quiere que te despidan ni nada Alana —la miro a los ojos y luego beso su frente.

—Ellos saben que tienen un problema y no lo arreglan, quieren que uno se mate. Inicie con un mal día y ahora paso de malo a ser una mierda —se sentó en el banco.

Manuel no tenía respuesta y se sintió frustrado, lo único que hizo fue abrazarla por los hombros y hacer que ella colocará su cabeza en su hombro. Ambos estaban en silencio hasta que los interrumpieron.

—Alana —Neuer se levantó de inmediato con nerviosismo a que los vieran de esa manera solos—, querías más personal, pues lo vas a tener. Mañana entra una niña nueva —Pep termino de gritar y dejó la puerta abierta haciendo que los jugadores miraran a la habitación.

—Una chica nueva —dijo Manuel casi gritando, con emoción en su voz y una sonrisa.

HEART LIKE STONE / manuel neuerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora