—El trabajo se vuelve un poco pesado —suspiro—, nos están culpando de tantas faltas que tienen los jugadores. Por ahora han despedido a dos y a uno lo tienen en la mira.
—¿Y a ti?
—A mí no, y detesto eso porque todos me miran como si fuera la intocable, no es mi culpa que me la lleve bien con todos —soltó una risa de garganta y su hermano volteo los ojos.
—Bumsen mit Guardiala —el rubio carcajeo efusivamente mientras que su hermana tapaba su rostro con las manos ocultando la vergüenza y la risa—. Bueno ya pongámonos serios —dejo de reír—, ¿cómo van las otras cosas?
—Complicadas pero sobrevivo, ¿cuándo vienes?
—Posiblemente el próximo mes si es que me quieres por esos lares —Alana acepto con la cabeza—, me tengo que ir, tengo que llevar a una dama a cenar —guiño el ojo.
—¿Una dama? Pensé que eras gay —su hermano tomo aire para empezar a insultarla pero ella corto la llamada.
Cerró la computadora desconectándose y volviendo al mundo real. Miro alrededor de la cafetería y se encontró con la mirada del rubio que ahora portaba un uniforme de entrenamiento del club bávaro, ambas miradas se conectaron y ninguno expresaba nada, Alana frunció el ceño para luego levantarse e irse. Aquel personaje le estaba empezando a preocupar.
Coloco sus zapatos deportivos y antes de abrir la puerta que daba paso a las canchas tomo una gran bocanada de aire. Cerro un poco sus ojos cuando el sol le dio en la cara, camino hasta donde estaba la mayoría de personas y se agrupo con ellos.
—Pueden sacar las conclusiones ustedes solos, pero mi pensamiento no va cambiar —vocifero el entrenador del München.
—¿De qué habla? —le susurro Alana a un compañero que estaba de espaldas.
—Dice que el rendimiento y lesiones que están pasando es culpa de nosotros.
El director de medicina aplaudió y todos se desparecieron dejando a Alana sola, ella miro a su alrededor mirando por donde tomar y fue en uno de esos momentos donde se dio cuando que Manuel la estaba mirando. Ella le sostuvo la mirada hasta que él con fuerza pateo un balón. Wiesse rodo los ojos y camino hacia la derecha, paso por lado del entrenador llamando su atención, le sonrió cuando volteo al escuchar que la había llamado y se acercó más.
—Te quería avisar que no he recibido los resultados médicos de Sebastian Rode.
—¿Quién es Sebastian Rode?
—Yo —contesto un tercero haciendo que ella volteara la cabeza y volviara a encontrarse con los ojos azules del rubio que hace rato la viene mirando en cada momento.
—Discúlpeme pero yo no hice el chequeo del señor Rode —ignoro al nuevo jugador.
Guardiola frunció el ceño y gritando por todo el lugar se fue hasta la otra punta de las canchas donde se encontraban ahora la mayoría del equipo médico. Alana suspiro y empezó a ver el juego que estaban haciendo, empezó a anotar cosas útiles en su libreta ignorando la mirada penetrante de Neuer que no había parado desde que ella piso el terreno.
Después de una hora de sacar sus propias conclusiones con respecto al tema que estaba todavía en los pasillos del lugar médico, cerro la libreta y levanto su mirada; pero al instante en que lo hizo la bajo inmediatamente al ver al hombre con el que había tenido una pequeña discusión hace dos días acercándose. Fingió volver a anotar cosas y se dio la vuelta suavemente para irse, pero la tomaron del brazo.
—¿Podemos hablar? —dijo Manuel tratando de buscar su mirada.
—Estoy trabajando —se soltó de su agarre aun sin mirarlo—. Neuer suéltame —se quejó mirándolo a los ojos cuando volvió a sentir su agarre pero esta vez fue más brusco.
—Tenemos que hablar —susurro a pocos sentimientos de su oído.
—Por qué no hablas con las otras y me dejas en paz —ambos se quedaron mirando a los ojos con rabia. Manuel bajo la mirada después de un tiempo y Alana luego apretó los ojos—. ¿Podemos hablar en tu casa? —murmuro.
—¡Alana! —le gritaron a lo lejos mientras que se escuchaban varias carcajadas.
La castaña miro el rostro de Neuer quien mantenía la cabeza cacha y tenía los labios apretados. Él abrió un poco los labios para hablar pero se tragó las palabras cuando sintió que ahora eran más de dos.
—Te estamos llamando mujer —hablo Müller.
—Y yo los escuche —lo miro seria.
—Estábamos pensando ir a almorzar juntos ¿vienes? —Alaba la abrazo por los brazos alejándola de Neuer que venía la escena.
—¿Quiénes van? —dijo mirando de reojo al guardameta esperando que este le hiciera alguna señal de que en la noche se veían pero él concentrado mirando a una persona delante de ellos.
—Con el nuevo, Rode —el moreno sonrió y Alana miro hacia adelante donde Sebastian le brindo una sonrisa seguido de guiñarle el ojo.
Manuel miro el acto del nuevo y soltó un suspiro, vio como los cuatro personajes salieron del lugar por la puerta y tiro los guantes.
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HEART LIKE STONE / manuel neuer
DiversosTodo a mi alrededor es de plata y oro, pero mi corazón nunca se cura. Mi corazón sólo se siente como una piedra. ©LiebeReus