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 "Late at night when I'm at parties my gloom fills the room
Late at night when I'm dancing with other girls
I pretend it's you"


Narración con Manuel de la última conversación con Alana. (Capitulo 24: esta vez ser distinto)

Ultimo mensaje a las 9:55:04 p.m.

Sentía su cuerpo caliente de la ira que quería descargar en cualquier momento. Bloqueó el teléfono y se levantó de su sillón para empezar a gritar y golpear cosas con sus manos hasta lastimarlas. Aquel último mensaje que había mandado seria lo único que lo sacaría de la situación extraña en la que lo tenía Alana. Estaba cansado de su indecisión sobre que a veces presentaba en diferentes días, en algunos parecía que quería el mundo con él y otras veces simplemente se alejaba dejándolo con millones de preguntas en su mente. Ya había soportado por mucho ese tipo de comportamientos por parte de ella y no iba a seguir estando a su disposición para sólo recibir acusaciones y en su mente, faltas de respeto.

La ira se había juntado con los celos en el momento que sintió a Alana alejarse de él para irse con Rode. Pareciere que él simplemente había pasado al olvido, dejando a un lado todo el esfuerzo que había costado estar juntos por el rubio que había venido con una actitud fresca buscando con quien estar. Sentía que le habían quitado a sus mejores amigos, sus compañeros de siempre, Alana y Alaba.

Mientras veía como los dos se iban con Sebastián, él simplemente se hizo a un lado y se encontró con Elene desde un principio. Con ella pareció que iba a estar todo bien pues eran unidos en el ámbito de trabajo, la fisioterapeuta personal de él era ella y mientras estaban en el trabajo hablan de sus cosas personales o al menos así pensaba que era. Elene le contaba sus problemas y su pasado mientras que en el momento que él quería hablar de lo que le pasaba, ella lo ignoraba.

En su incertidumbre de soledad decidió dejar las cosas así, siguió fingiendo tener una buena amistad con Elene mientras veía como Alaba, Alana y Rode empezaban a entablar una gran amistad.

Trato de buscar a una persona que empezara a entender sus problemas y se topó con Daniela, la practicante. Nunca le prestó atención cuando solo estaba centrado en Alana y como tener un futuro con ella. Nunca le intereso entablar conversaciones con ella en los momentos en que se la asignaban para los masajes, era una más para él antes.

Pero eso cambió cuando un día se encontraron en un parque y empezaron a hablar, se dio cuenta que era una persona en quien confiar y que se podía tener una conversación amigable con ella, le escuchaba, le aconsejaba y trataba de animarlo aunque los ánimos de la practicante no eran los mejores siempre trataba de sacarle una sonrisa y lograr salvarlo de aquella oscuridad que empezaba a cubrir su corazón.

—¡Te odio! ¡Odio el día en el que te empecé a amar! —grito tirando un cojín a la pared.

En su ira, salió de su casa y llego a una discoteca famosa de la ciudad. Pidió que lo llevaran a una zona donde nadie lo molestase y que le llevaran todo el alcohol que fuese posible.

Mientras que estaba sentado con su tristeza, en el lugar veía como las personas bailaban y se divertían. Quería la sensación de sentirse bien, quería divertirse de esa manera, no quería que su tristeza empezara a inundar la habitación. Su mayor deseo en ese momento era quitar las imágenes de Alana de su cabeza, quería dejar de sentir el vacío en el corazón que le producía recordarla junto a Rode donde la veía feliz y también dejar de recordar la expresión de su rostro en el momento que había salido del sauna junto a sus demás compañeros.

El trago el paso más fuerte al recordar la pequeña lagrima que había caído del rostro de Alana esa misma noche. Tomo un trago más y llamó a Daniela para le acompañará. 20 minutos después, la practicante ya estaba a su lado escuchándolo mientras gritaba, tomaba y se le salía una que otra lágrima.

—Manuel debemos irnos —le gritó al oído por el volumen de la música.

El guardameta negó con lágrimas en sus mejillas pero luego al llevarse las manos a la cara mojándose de ellas, acepto y se levantó sin dificultad pues aun el alcohol hacia efecto.

—Yo la amo demasiado —comentó mientras que la mujer manejaba su auto—, pero ya es tiempo de parar de sentirlo ¿cierto?

—Tienes que encontrar a alguien que si te quiera Manuel, alguien que te valore y que cuide siempre.

Neuer rió con ironía mientras siguió mirando a través de ventana esperando llegar a su casa. Con ayuda de Daniela se bajó y logró entrar, la invito a pasar y procesando todo, empezó a pensar en las palabras que la mujer le había dicho en el automóvil.

—A veces me pregunto porque nunca te había tratado contigo, siempre estabas ahí para todo —se apoyó en la pared—. Notaba que me mirabas mucho pero no le prestaba la mayor atención y Alana una vez me habló de ti, incluso me molesto contigo.

—Manuel estás ebrio es mejor que descanses —dejó las llaves en la mesa y se volteó a verlo.

—Daniela ¿tú sientes algo por mí?

Ella agacho la cabeza con sus mejillas rojas y mordiéndose el labio levanto su rostro mientras caminaba hacia él para quedar justo al frente.

—No lo puedo negar, siento que te he querido desde siempre.

—Yo...yo —tartamudeo—, yo me quiero sentir amado por primera vez —dijo con cansancio y derrotándose del todo. Tomó el rostro de la mujer mirándola a los ojos y la besó.

HEART LIKE STONE / manuel neuerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora