20: con él

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—¿Quieres que te lleve? —pregunto Manuel observando como guardaba todo en su morral.

—Manu —sonrió al verlo—, gracias pero mamá viene por mí.

—Entonces ¿quieres que te espere para por lo menos ir al parqueadero juntos?

Elene carcajeo y acepto con la cabeza. —No supero el golpe que recibió Thomas en el entrenamiento.

—Él sabe que no puede meterse así y sobre todo cuando yo estoy en el arco.

El recuerdo de Thomas gritando con Manuel encima de él vino a la cabeza de ambos y estallaron a carcajadas, ambos se sostenían el estómago y las lágrimas de alegría iban a salir. Neuer se acercó a ella riendo y trato de calmarla un poco pero lo único que hacía era empeorar la situación pues Elene con tan solo verle la cara no podía.

—¡Yaaa! —grito entre risas y cubrió el rostro del portero con delicadeza sosteniendo una mano en sus ojos y la otra en su mejilla.

Los que iban a entrar a la sala fruncieron al escuchar las risas y abrieron la puerta del sitio para ver que ocurría, Alana frunció más el ceño al ver a Manuel de espaldas riendo sonrió con la contagiosa carcajada y entro con su acompañante a tomar algo que se le había quedado a la mujer. Cuando la risa paro ambos personajes que se sostenían el rostro voltearon lentamente y vieron a las dos personas, el ceño fruncido de Alana volvió cuando vio las manos de Elene en el rostro de Manuel, el ceño lo acompaño con una sonrisa falsa y tomo las llaves que se habían quedado en el estante.

—Pensé que estábamos solos —comento Manuel dándose la vuelta mejor para hablarles.

—Se quedaron mis llaves —las levanto y le sonrió.

—Elene quieres que te lleve —pregunto Gotze con pena.

—No tranquilo, puedes irte mamá vendrá por mí y Manu por el momento me está acompañando.

Mario acepto con la cabeza y tomo a Alana del brazo para seguir con el camino que había sido interrumpido por el olvido de la mujer. Ambos callados siguieron el camino hasta el aparcamiento donde Rode esperaba a la castaña.

—¿No te molesto verlos asi?

—Sinceramente, no —lamio sus labios.

—Es porque ahora tienes algo con él —susurro Gotze tomándole la mano y mirando a la dirección de Rode.

La mujer le miro de arriba para abajo fijándose en su agarre y se deshizo de él, camino hacia donde el rubio y le sonrió montándose en el automóvil.

—Admito que tengo mucha hambre.

—Vamos a comer algo —propuso con ánimo Alana sonriéndole y apretándole sus cachetes.

Se detuvieron en el primer restaurante de comida rápida y tomaron asiento para disfrutar de su comida.

—Cuéntame cosas, lo básico de tu vida porque siento que te conozco desde hace mucho pero a la vez no, me entiendes.

—Te entiendo por qué también me pasa lo mismo —su rostro se puso rojo y sonrió apenado—. Mi nombre es Sebastian Rode. Vengo del Frankfurt. Estoy demasiado agradecido por el recibimiento que me diste, junto al de Alaba pero él no está en este momento —levanto sus hombros.

—Estoy también muy agradecida de que llegaras a mi vida también —se sinceró mirándolo a los ojos y le sonrió.

Alana tiro un libro de sobre tendones al suelo y suspiro pesadamente, era el sexto libro que estudiaba y si le iba a ir mal en el examen que iba a definir su futuro casi planeado iba a reclamar a las editoriales por la mala información de ellos. Se tiro al suelo para estirarse y descansar un poco del estudio. Miro el ventanal que mostraba el patio y observo como la noche empezaba a caer lentamente, exactamente cuando la primera estrella salió su teléfono vibro.

Yo sé que estas muy ocupada con el estudio pero quiero que salgamos hoy y no me puedes decir que no porque estoy en frente de tu casa.

Alana sonrió enamorada y colgó la llamada. Escucho la puerta abrirse y levanto su brazo para que supiera que estaba detrás del asiento.

—No me dejaste darte una respuesta.

—No era necesaria tu respuesta Alana —sonrió y se acostó con ella.

—Por qué dices eso —se acostó de lado para mirarlo.

—Por qué quieres esto tanto como yo lo quiero.

—¿Qué es esto?

—Nosotros juntos, siempre.

—No digas esas palabras, algo puede pasar.

—Te prometo que no —tomo su rostro y pego sus frentes— te prometo que lo único que va a pasar y tiene que pasar es que nosotros estemos juntos —la agarro de la mano.

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HEART LIKE STONE / manuel neuerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora