37. el mejor puntaje

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Alana se levantó del banco mientras miraba el papel, espero alguna respuesta de Manuel pero este estaba con una mirada confundida y sin saber qué decir. Le sonrió al portero del Bayern para pasar por su lado e irse a buscar a sus amigos para contarle la noticia. Neuer se dio la vuelta y observo como la mujer corría por los pasillos ¿el mejor puntaje de qué? se preguntó mientras salía de la habitación y caminaba hacia el entrenamiento. En el camino se le cruzo Elene quien mencionó algo de los resultados de todos los que participaron en el examen.

—Al parecer Alana fue el mejor puntaje —hizo una mueca—, las ofertas de trabajo le van a llover, tal vez se vaya pronto.

—¿Irse?

—Un amigo que está en Barcelona me dijo que la están tratando de contactar para darle el trabajo.

Manuel recordó una conversación con la mujer y ya entendía la importancia de los resultados, se dio cuenta de la gravedad de todo y sintió miedo, Alana podría irse para siempre. Camino con la mujer al lado quien le hablaba de diferentes temas pero no le prestaba atención, estaba preocupado por el futuro de Alana. Aunque decía que ya no quería saber nada de ella, era mentiras, todavía estaba enamorado de ella y la amaba con locura.

Alana entró a los camerinos corriendo, había buscado a sus amigos por todo el edificio, observo a Thomas y David regalándoles una sonrisa, ambos jugadores se miraron extrañados por la sonrisa de la mujer hasta que vieron el sobre de su mano. Se acercaron preguntando si eran los resultados y la mujer solo sonrió con alegría aceptando con su cabeza, los hombres abrazaron a Alana mientras gritaban de la alegría mientras la felicitaban.

—¿El mejor puntaje? —Alana aceptó con la cabeza y volvió a los brazos de Alaba.

—Sabía que podías pequeña —Müller beso su coronilla mientras se unía al abrazo.

Alana se separó de ellos dándole las gracias por sus palabras, miro a su derecha y ahí estaba Rode observando todo, no sabía si ir a felicitarla o si debía darle su espacio por lo que había acabado de pasar, sus ojos se encontraron con los de la mujer y desvió la mirada siguiendo en lo suyo. Alana camino hacia él y sonrió, Sebastián se sorprendió al ver a la mujer que había besado al lado suyo, tomo aire para decir algo, pero no salió nada, los dos no tenían nada que decir pero sus brazos se buscaron y se abrazaron.

—Felicitaciones, te mereces eso y muchas cosas más —dijo Sebastián en su oreja—. Perdóname por todo.

Alana se soltó de su cuerpo y acaricio su mejilla, sonrió y negó con la cabeza. —Perdóname a mí.

En los camerinos planearon hacer una pequeña reunión en donde podrían celebrar el logro de Alana. En la noche ya todos cuatro estaban en la casa de la mujer jugado juegos de mesa y comiendo comida chatarra, las risas estaban presenten en el lugar y todo iba muy bien. Alana se dirigió a la cocina y reviso su teléfono, en su correo había diferentes mensajes todos con ofertas de trabajo para diferentes clubs, suspiro y se dio cuenta de que cuando se fueran sus amigos ella tendría que empezar a buscar su futuro.

—Hola —dijo Thomas casi tímido entrando a la cocina—. Te estas perdiendo la fiesta.

—Estaba revisando algunas cosas —ladeo sus labios.

—Por favor no te vayas tan lejos para poder ir a visitarte —se acercó a ella—, puedes irte a Inglaterra o España.

—Todavía no lo he pensado, no te preocupes por eso —le tomo la mano.

—La verdad no quería que se acercara este día —rio—, no quiero que te vayas Banana.

—Thomas ya hemos hablado de esto —puso su cabeza en el hombro izquierdo de jugador.

Müller hizo un sonido con su boca y se quedaron así hasta que escucharon que tocaron la puerta. Se miraron confundidos y miraron la mesa donde estaba toda la comida, no faltaba nada. Alaba llamo a la mujer con voz confundida y esta se acercó a la sala. Miro con asombro al hombre de casi dos metros que estaba parado afuera de su casa. Alaba, Rode y Müller se quedaron mirando sin saber que hacer, miraron a la mujer que ahora su cara esta confundida, esta los miro y se rio por la situación.

—Pues supongo que la fiesta se pospone para luego —dijo Alana—, nos vemos mañana chicos —los tres jugadores salieron de la casa sin decir nada y sin atreverse a ver a Manuel quien su mirada seguía en Alana. —¿Qué haces aquí? —se recostó en la pared.

—Lo que me dijiste en la mañana —cerró la puerta— ¿significa que te vas?

HEART LIKE STONE / manuel neuerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora