32: las cosas no serán fáciles. P1

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Primera parte.

—Recuerda si no se da hoy para tener un futuro con Manuel, aquí estaré esperándote para crear uno contigo.

Ninguna sonrisa y ningún tono de burla habían tratado de aparecer en Thomas mientras hablaba, pero en el momento que terminó de decir su frase y mirar a Alana, empezó a reír. Müller acompañaba en su automóvil a la mujer que le empezaban a temblar las piernas de los nervios. En los 15 minutos en los que estaban estacionados en el café al que Manuel la citó, su mejor amigo hacia comentarios para poder calmar los impulsos momentáneos de Alana.

—¿Iremos a tu casa cuando salgas de aquí?

—Sí necesito hablar con alguien sí —ladeo sus labios.

—Está bien, entonces comprare comida y alcohol tal vez —dijo con la intención de hacerla reír.

Alana no hizo ninguna expresión con su rostro pues a lo lejos había visto a Manuel bajar de su automóvil. —Scheisse! —miro asustada a Thomas— Ya llegó —trago saliva.

—Buena suerte pequeña, cuando todo termine me llamas —beso su frente antes de que la mujer bajara del su auto.

Alana se despidió con la mano y el 25 se marchó a toda velocidad para que no lo viera Manuel, quien ya se estaba acercando a la mujer. Cuando los dos estuvieron frente a frente, ninguno emitió alguna palabra, solo se miraron a los ojos hasta que la mujer reacciono y con una sonrisa y gesto le hizo entender que entraran al café bar. Manuel busco la mesa más lejana de todas, aunque el lugar estaba vacío quería tener más privacidad así fuera para que los meseros no escuchar su conversación. El lugar no era demasiado grande, ni demasiado pequeño, lo cual le agradaba a Alana y mucho más el ambiente hogareño e internacional que tenía. Frente su mesa estaba una pequeña tarima en la que un cantante empezaría a ambientar el lugar mucho más tarde, cuando la pareja se levantara de la mesa y se marchara para seguir hablando de su situación. Cuando terminaron de ordenar, Manuel respiro hondo para luego exhalar con fuerza mostrándole las inseguridades a Alana.

—¿Te encuentras bien?

Manuel sonrió tímidamente y rasco su cuello para luego empezar a hablar. —Yo pensaba que esto iba a ser diferente, sobre nosotros dos y te lo hice saber con la conversación que tuvimos el día que te confesé mis sentimientos hacia ti, que las cosas iban a cambiar entre nosotros pero no era de esta manera. No pensé que las cosas se iban a tornar de esta manera en ningún momento y si lo hubiese sabido habría hecho hasta lo imposible para que no sucediera. Alana me siento demasiado mal, muy mal. He estado consumido por una tristeza que me deja sin ganas de querer existir, por eso he acudido a diferentes personas entre el equipo y el personal para que me acojan y nunca encuentro un lugar en el que me sienta bien, solo llego a sentirme totalmente completo cuando estoy junto a ti. Sé que al principio me viste con Elene y también sé que querías tomar este tema de conversación —Alana se sintió incomoda—, y te lo diré todo. Cuando Rode llego y empezó a juntarse contigo y Alaba, sentía que me dejaban por fuera y no solo lo sentía de ustedes, también sentía que él me quería fuera de ustedes. Me quito el lugar de almuerzo con ustedes, donde descansábamos y todos los lugares de nosotros, eran nuestros lugares y lo sabes muy bien. En el rechazo que ya me hizo alejarme de ustedes por completo, la única persona a la que acudí casi llorando en sus brazos fue a Elene y pensé que las cosas con ella iban a ser una amistad como la que ustedes habían formado con Sebastian, porque le tenía y todavía le tengo muchísimos celos a su amistad pero fue lo contrario, Elene solo me usaba para escucharle sus penas porque en el momento en que yo iba a contarle como me sentía solamente se marchaba y nunca me escuchaba.

El silencio por fin llego al lugar y Manuel sintió un poco menos de carga en su corazón. Alana que solo se había dedicado a escuchar, estaba sin palabra alguna. Su pedido llego haciendo una pausa en su conversación para que ahora en la comida ambos pensaran. Alana miraba la comida de Manuel sin querer ni un pedazo, solo era el hecho de tener la costumbre con él de hacer comentarios a cada comida y luego mejorarla con las sobras de cada uno para al final ofrecérsela al mesero.

—Coloca un tomate encima de la albóndiga —comento Alana con una sonrisa—, se convertirá en un ojo.

El guardameta levanto su rostro con una sonrisa, hizo lo que la mujer le pido y así ambos empezaron a tener una conversación diferente e interactuar entre ambos. El ambiente de angustia y tristeza empezó a cambiar por uno de alegría. Las risas de ambos empezaban a escucharse por el lugar llamando la atención de los camareros pero ninguno los interrumpió en ese momento, dejando así que sus corazones volvieran a ser alegres en el tiempo que les quedaba. Cuando ambos acabaron de diseñar el platillo con sus sobras y las carcajadas empezaron a apagarse, la seriedad volvió a la mesa y se volvieron a mirar fijamente a los ojos. Manuel agacho su rostro haciendo una mueca triste y Alana suspiro.

—Manuel —dijo con un quiebre en su voz— ¿qué pasó esa noche en la casa de Bastian?

—Alana... —respondió con un suspiro, trago saliva y se quedó en silencio haciendo que el corazón de ella empezara a palpitar rápidamente—Si empezamos a jugar a la botella pero en un momento todo se descontrolo y alguien arrojo la botella para que se quebrara, antes de eso si la hicimos girar un par de veces y en esas solo una vez se detuvo para que me besara con Elene —Alana tomo aire y mordió sus labios— pero aun así no lo hice, lo juro.

—Tengo marcado ese día como uno de los peores de mi vida, sentí una angustia inmensa cuando te vi salir. No entendía nada y no quería hacerlo, por eso fue que me marche hacia la casa con Sebastian y Alaba, no quería pasar ni un momento más en ese lugar y mucho menos mirarte a la cara porque en la cabeza tenia las palabras de tu perdón. Desde ese día creo que entre en angustia y depresión, en altas horas de la noche llamaba a Thomas para que rescatara de un dolor en el pecho que no me dejaba respirar, el médico me recomendó tomar pastillas para la ansiedad y unas para dormir también me recomendó que tomara unos días de descanso de todo lo que le hacía mal a mi alma pero aun así no le hice caso. Fue una mierda y lo sigue siendo.

—Por eso es que estamos aquí hablando, quiero arreglar todas las cosas contigo.

—Las cosas no serán fáciles —entono casi como una pregunta.

—No estoy seguro —la miro a los ojos. 

HEART LIKE STONE / manuel neuerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora