22: El principio de todo.

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Primera parte:

—No quiero que hagan tanto alboroto en la casa —sentencio Bastian a los jugadores que estaban en círculo. Sebastian Rode quien estaba apartado de ellos frunció el ceño al escuchar las palabras del 31 y siguió guardando las cosas en su maleta.

—¿Se le ha avisado ya a las chicas? —pregunto Thiago mirando el teléfono.

—La única que no confirmo fue Alana —Informo Gotze. Sebastian levanto su cabeza al escuchar el nombre de la mujer.

—Tal vez tenga una cita con Rode —dijo en tono gracioso Robert.

—En realidad si la tengo —comento colocando su maleta en su espalda con el rostro serio—. Iremos al cine.

—Que romántico —susurro Neuer.

—Por lo menos tengo tiempo para salir con ella y no salir de fiesta —levanto sus hombros sin importancia.

Los jugadores hicieron cara de sorpresa ante la respuesta del nuevo jugador mientras que Manuel le había salido una sonrisa sarcástica. La incomodidad entre los demás se sintió cuando el rubio pasó al lado de ellos sin importar las miradas en él.

—¡Rode! —grito Bastian—¿Te gustaría venir a la fiesta?

—Voy a salir con Alana, además me pareciera un poco incómodo por lo que acaba de pasar.

—No te preocupes, me gusto tu respuesta —sonrió—. Ven a mi casa con Alana, es para pasar un momento en equipo, para que te integres más y para que Alana se distraiga un poco con lo de su examen.

—Hablare con ella —le brindo una media sonrisa y camino con la mirada en la pantalla de su teléfono.

"Los chicos quieren que vayamos a la fiesta."

"¿Quieres ir?"

"¿Te recojo?"

"Está bien ;)"

Alana apago su computadora y la dejo a un lado. La pereza le descansaba en todo su cuerpo y pensaba más de una vez si parase a tomar la ducha ya o luego. Suspiro y cuando se iba a levantar su teléfono sonó y volvió a acostarse.

Tu amigo me está sacando de casillas.

¿Qué pasó?

Es patético Alana, no entiendo cómo puedes ser amiga de eso.

¿Hablas de Sebastian?

Ese amigo tuyo se las está pasando de listo conmigo, no voy a responder para la próxima.

Puedes calmarte ya, deja de enojarte con él.

¿Ahora lo defiendes? Estas igual que patética que él.

La llamada quedo en silencio. Manuel estaba esperando respuesta de la mujer pero el silencio hizo que repasará las palabras que había pronunciado. Tragó saliva y apretó el tabique de su nariz para luego colgar la llamada.

Alana con un gesto de confusión en la cara dejó el teléfono a un lado de la cama sin darle mucha importancia a la llamada rápida de Neuer, se levantó de la cama para empezar a arreglarse para pequeña reunión.

—Si crees que vayan a hacer algo con este clima —pregunto Sebastian mirando por el ventanal que daba al jardín de la casa de Alana.

—Supongo, ellos siempre hacen las cosas sin importar lo que pase —le acompañó a un lado.

—Alana a veces no sé cómo sentirme con ellos a mi lado, son demasiado extraños para mí.

—No te preocupes por ellos, que no te intimiden —le agarro la mano—, vas a estar conmigo y con Alaba siendo nosotros mismos.

Sebastian agacho su mirada a la unión de sus manos y sonrío. —No quiero problemas con —dejó la oración en el aire.

—No te preocupes por él, está celoso de ti —soltó su mano y caminó hasta la cocina para tomar las llaves de la casa—. ¿Nos vamos?

A pesar del clima frío que estaba empezando a tomar la ciudad y las lloviznas pasajeras, los hombres estaban en la piscina de la casa de Bastian con cervezas jugando cualquier cosa con una pelota. Todos los jugadores invitados estaban adentro mientras que Alana comía botanas y bebía cerveza observando las estupideces que hacían. Revisaba en su teléfono para ver cómo iba el partido en el que un viejo amigo estaba jugando de titula, cuando vio que este había anotado gol se alejó del lugar para mandarle una nota de voz que luego el escucharía al salir del partido. Al terminar se dio la vuelta y se golpeó con el cuerpo lleno de gotas de agua de Manuel, limpio su rostro que había golpeado en su pecho y lo miro.

—¿Tienes algo? —dijo preocupado Manuel.

—No tengo nada.

—Alana sabes que puedes confiar en mí en cualquier cosa.

—Lo sé y te lo agradezco.

—Con respecto a la llamada quiero disculparme.

—No tienes por qué hacerlo enserio —le miro a los ojos—, al fin y al cabo es lo que tú piensas de mí y de los que me rodean.

—Yo solo quería llamar tu atención —le tomó de la mano—, siempre quiero hacerlo pero lo hago de las maneras más torpes.

Alana miró sus manos y luego su rostro. Sin querer lamió sus labios al darse cuenta que estaba a unos centímetros del cuerpo semi desnudó del guardameta, este lo noto y sonrío.

—Tu siempre llamas mi atención, no tienes por qué hacer lo que haces —llevó su mano derecha al abdomen de Manuel y se empino para darle un beso en la mejilla.

Ambos volvieron a la piscina como si nada hubiese pasado. Alana volvió a sentarse y Manuel se lanzó al agua para seguir jugando.

Toda la tarde los hombres se quedaron en la piscina mientras que Alana hablaba por teléfono con una amiga quien la entretenía para no aburrirse. Después de que colgarán Alaba se sentó a su lado y ambos empezaron a charlar de cualquiera cosa, luego se les unió Elene. Ambas mujeres hablaban pero Alaba notaba la tensión que había en ambos lados, prefirió no decir nada y siguió la conversación.

La noche llegó con la temperatura baja haciendo que todos empezarán a salir y querer entrar al turco para tomar energías. Ya se habían ido algunos y solo habían quedado, Bastian, Thaigo, Alana, Manuel, Rode, Alaba, Elene y Robert.

—Yo no quiero entrar, van a armar un alboroto adentro —comentó Alaba cansado.

—Me voy a quedar aquí con ustedes —Sebastian se sentó en la mitad de Alana y Alaba.

Ambos empezar a hablar de sus vidas y luego empezaron a jugar con una pelota que habían encontrado en los jardines de Schweinsteiger. Mientras se divertían con el balón, escuchaban los gritos de las personas de adentro. Ninguno decía nada con respecto a lo que ocurría adentro por qué los tres tenían el presentimiento de que las cosas no iban a salir muy bien. Rode pateó el balón un poco fuerte al ver a Bastian salir del turco y para que Alana corriera a buscarlo.

—¿Qué está pasando adentro? —pregunto Alaba con timidez.

—Están jugando a la botella —comentó mirando a la mujer conducir el balón hasta donde estaban.

—Se creen niños —comento Alana con preocupación en su voz y su corazón latiendo más fuerte de lo común.

—Yo no sé, pero Elene y Manuel ya se besaron.


HEART LIKE STONE / manuel neuerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora