"Hola Alana."
"Manu"
"¿Podemos salir hoy?"
Apretó sus labios esperando respuesta de la mujer, dejó el teléfono a un lado y empezó a servirse el almuerzo; reviso el mensaje y noto que ella había abierto el chat, frunció el ceño al no recibir respuesta temprana. Almorzó con lentitud mientras esperaba alguna respuesta. Cuando terminó se hartó de la espera por lo tanto exploto.
"No sé cuál es tu problema, de repente todo está bien y luego no sé qué te pasa deja de ser tan inmadura por dios y contéstame. Tratemos de arreglar esto desastre."
"Lo siento Manuel, pero es un mal momento para hablar."
"¿Qué tiene de malo? ¿Estás con Sebastian? Si no fuera por el creo que ya estaríamos juntos."
"Enserio Manuel, no es tiempo para hablar."
Manuel grito con fuerza y golpeó una pared. Trató de calmar su rabia pero fue interrumpido por su teléfono sonando.
—Puedes parar de pensar por un momento en ti —dijeron desde la otra línea.
—Alaba que quieres
—Quiero que dejes de estar siempre tan idiota, ¿por qué no primero le preguntas a Alana como esta? Por lo menos sería un poco probable que te dijera por lo que pasa.
—¿Qué paso?
—Me enfermas a veces —suspiro—. Falleció un ser querido, estoy acompañando a Alana que me pidió que viniera —los dos quedaron en silencio—. No quiero que vengas y mucho menos Thomas quiere que lo hagas, bastante haz hecho ya —colgó.
Manuel suspiro y tomo asiento. Apoyo sus brazos en sus piernas y se quedó pensando en las cosas, limpio una lagrima rápidamente antes de tomar su gabardina y salir de casa.
Espero en la esquina que saliera Alaba el cual seguía con ella, y lo sabía por su vehículo estacionado en frente del hogar. Después de media hora miro a su compañero salir en compañía de Müller quien limpiaba una lágrima de su rostro al despedirse de Alana. Sus compañeros partieron por otra dirección y el aprovechó para arrancar y parquear el auto; tomó aire varías veces y bajo acomodando su chaleco.
—Alana —murmuró cuando la miro con los ojos llorosos.
La mujer no dijo nada, solo se quedó mirándolo y luego se lanzó a su cuerpo sintiéndose protegida en sus brazos y pecho, se escondió en su cuello dejando sus lágrimas libres mientras que Manuel la seguía sosteniendo con gran fuerza. Intentaba calmarla con su palma acariciando su espalda y con pequeños sonidos que hacía. Entrego con su abrazo todas las palabras que quería decirle tanto como las del pésame como las de su perdón.
Sus cuerpos se quedaron juntos por largo tiempo sintiendo como sus almas se recargaban entre sí, extrañando las sensaciones que se producían y sintiendo su corazón inflarse.
Alana suavemente dejo el cuerpo de Manuel para incorporase de nuevo en el suelo, él tomo su rostro para limpiarle las lágrimas y luego tomo su mano para llevarla a la habitación. Ambos se sentaron, Alana coloco su cabeza en su cuello suspirando y Neuer recostó las suya con la de ella. Él tomo sus manos para empezar a jugar para empezar a sentir más su calor, Alana sonrío ante el tacto y juego haciendo que el 1 también sonriera.
—Perdóname —susurro contra su cabello cuando termino de dar un beso en este. La joven se tiro de espaldas a la cama y rápidamente se acomodó en ella para dormir ignorando las palabras de él—. Alana —se acomodó y ella rápidamente se hizo boca abajo—, por favor.
Se recostó acariciando su espalda con un par de dedos mientras esperaba una mirada, volvió a llamarla por su nombre y esta lentamente volteo para verlo directamente a los ojos. Manuel contorneo con sus dedos todo su rostro admirando su belleza, para él era la mujer perfecta con su personalidad y belleza enamoraba a todo el que la conociera por largo tiempo.
—Manuel —susurro lentamente tocando su mejilla y acercándose a él. Cerro sus ojos al sentir su respiración tan cerca, esperaba sentir sus labios en su boca y las sensaciones desconocidas que harían sus labios en su cuerpo—. Te puedes quedar esta noche —pregunto.
Manuel con desilusión abrió los ojos y sonrío. — Todas las que quieras.
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HEART LIKE STONE / manuel neuer
AléatoireTodo a mi alrededor es de plata y oro, pero mi corazón nunca se cura. Mi corazón sólo se siente como una piedra. ©LiebeReus