CAPÍTULO 4: "Virginidad perdida y mejor amigo del Imbécil"

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Fue un día bastante difícil, y seguramente será una semana difícil.

Y empecemos por el hecho de que mi madre está más rara de lo normal. Y eso quiere decir que está pasando algo de lo cual no me enteraré hasta que ella se tranquilice y decida confiar en mí para contármelo. ¿Qué cómo me doy cuenta que está pasándole algo? Bueno, uno porque es mi madre y dos, porque el día que llegué de mi primer día de trabajo en la casa de la Sra. Robertson, la encontré llorando, con un pote de helado de chocolate y con Titanic reproduciéndose en el televisor. Eso es demasiado raro en ella.

Hablando de mi nuevo trabajo... Simplemente no puedo creer que Charles sea nieto de una señora tan adorable como Diana Robertson. Salta a la vista que es un niño de mami que consigue todo lo que quiere, cuando lo quiere y como lo quiere. Se nota que tiene a todas las chicas a sus pies, que se cree superior a todos los de su alrededor y que se aprovecha de su clara belleza física.

-¿No te estás describiendo a ti misma, Scarlett?

Decido ignorar esa estúpida voz chillona en mi cabeza. Claro que no me estoy describiendo a mí misma porque, yo no soy como Charles. El es un niño de mamá. Yo soy... Una niña de mamá. Está acostumbrado a conseguir lo que quiere cuando lo quiere y yo... Yo también. Cree que puede tener a todas las chicas a sus pies... y bueno, quizá yo también crea eso con los chicos.

No. definitivamente no somos para nada parecidos. Es simplemente imposible. Yo si soy una persona agradable.

El mismo día que llegué de mi nuevo y agotador trabajo, lo primero que hice fue guardar el dinero que me entregó Diana. Que por cierto, está bastante bien. Me paga cien dólares por la hora, todos los días. Y eso me sirve.

Cuando decidí revisar las notificaciones de mi celular, lo primero que destacó entre todas fue la solicitud de amistad en Facebook de Thomas Conner, y también el aviso de que ThomasConner había empezado a seguirme en Instagram.

Lo primero que hice fue poner los ojos en blanco, lo segundo fue no aceptar su solicitud de amistad en Facebook, y lo tercero fue stalkearlo en Instagram.

Y no me llevé una sorpresa cuando me di cuenta que la mayoría de sus fotos tenía entre trescientos y quinientos me gusta, descartando los comentarios de todas sus conquistas. Y debo admitirlo, el chico sabe cómo sacarse fotos, ya que en la mayoría lo que más destaca son sus hermosos ojos y su blanca y perfecta sonrisa.

El estomago se me revolvió un poco cuando me encontré una foto de Charles con Cameron, que específicamente fue publicada hace cuatro días. Estaban ellos dos, en medio de un montón de gente. Ambos tenían esas sonrisas de borrachos y una botella de cerveza en la mano. Mi ceño se frunció cuando noté que la camisa de Cameron estaba desabrochada, y mi corazón terminó de hacerse pedazos cuando fui al perfil de uno de sus amigos y encontré una foto en la que estaba etiquetado Cameron sosteniendo fuertemente de la cintura a una chica de cabello pelirrojo.

¡Malditas redes sociales que lo único que hacen es romperte el corazón!

Ese día me dormí con el cabello mojado y con un sentimiento de dolor y rabia clavado en el pecho. Claro que yo obtendría mi venganza, y no solo eso, lo haría llorar. Y juro que si no consigo eso, dejaré de llamarme Scarlett Westbrook.

(...)

Me eché una última mirada en el espejo de mi habitación. Estaba muy linda, pero de una manera simple. Mi cabello estaba algo alborotado por culpa de haberme dormido sin secarlo. Decidí vestirme con una camiseta color negra con unas flores color amarillas y rosas en medio, unos jeans ajustados y unas zapatillas negras. No me maquillé, simplemente me quedé así, a pesar de que un poco se me notaban las ojeras.

El nieto de la Sra. Robertson ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora