CAPÍTULO 42: "Celos"

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POV SCARLETT 

Jamás, nunca en toda mi jodida corta vida me he sentido más nerviosa que en este momento. Literalmente estoy sudando, y yo nunca sudo, y me resulta verdaderamente asqueroso. 

Siento como los nervios van creciendo en mi estómago cada vez un poco más, generandome un cosquilleo en todo el cuerpo, y si tuviera una bolsa al lado mío en este momento puedo asegurar que vomitaría en ella. Me siento, literalmente, enferma. A veces tengo miedo de que escupir un pulmón por la forma en la que estoy respirando. Patético. 

¿Pero podría estar de otra manera en este momento? Claro que no. Ni siquiera en los primeros días en los que me empecé a dar cuenta de que Charles me gustaba estaba tan nerviosa y ansiosa como ahora. Charles... Quisiera saber que está haciendo ahora. Me dijo que tenía unos asuntos por resolver con Cameron y cuando le pregunté de qué se trataba simplemente se mostró muy nervioso, y cuando habló con Cameron por celular me di cuenta que de verdad estaba enojado.

Hace dos días dijo que me amaba. Dios mío, ayer me dijo que me amaba. Que jodido momento fue aquel, sentía que la felicidad no entraba en mi cuerpo, y quería saltar, gritar y llenarlo de besos por todo el rostro. Ha estado un poquito extraño estos días: más sobreprotector, más atento, ha estado encima mío todo el tiempo, y un poco más cariñoso, y definitivamente algo celoso. No sé que le pasa. Pero eso no entra en mi cabeza ahora mismo. 

Mi padre me dijo que quería cenar conmigo, y supuestamente nos íbamos a encontrar ayer en la noche para hablar, pero de un momento a otro me entró el pánico, le llamé y le dije que no me sentía bien para verlo. Hoy es lunes, y estoy yendo en mi auto hacia el restaurante en dónde él hizo la reservación. Tengo que pensar en otras cosas para no morderme las uñas del estrés. Genial.

Cuando llego al lugar estaciono lo más cerca del restaurante posible. Caminé con las rodillas algo temblorosas hacia la entrada, y cuando lo vi sentado, retorciéndose los dedos y suspirando a cada segundo, no sé como hice para evitar las ganas de salir corriendo del lugar. 

Me acerqué a él y me senté sin decir nada en la silla que estaba enfrente. Sus ojos se encontraron con los míos e internamente me pregunté por qué no heredé sus ojos. Eran verdaderamente hermosos. Pero yo no estaba ahí para admirar sus ojos. Así que, al grano.

--- Hola. -- me saludó sonriendo.

--- Hola -- respondí simple.

La camarera llegó unos segundos después y tomó nuestras órdenes. Mi padre contuvo la risa cuando le pedí a la chica que nos atendía que me trajera una cerveza. Me importaba una mierda estar en un lugar elegante, necesitaba cerveza para sobrevivir a esta cena.

Pasaban los minutos y yo me dedicaba a dar tragos a mi botella una y otra vez hasta sentirme con el suficiente valor para decir algo, porque el tampoco se veía dispuesto a hablar hasta estar lo suficientemente ebrio. Supongo que en eso coincidimos. La comida llegó y empezamos a comerla lentamente, y en mi interior comencé a pensar en Charles, supongo que para darme un pequeño toque de valentía y abrir la boca.

Hasta que por fin me sentí lista, y hablé.

--- ¿Has hablado con mamá en estos años? -- pregunté tranquila, aunque por dentro me sentía destrozada. Se mostró sorprendido a que yo iniciara la conversación. Bueno, pues alguien tenía que hacerlo.

--- Si, hablamos unas cuantas veces. -- me sorprendió su confesión. Algo en mi interior me decía que probablemente estaba mintiendo, pero decidí no escuchar aquella vocecita insegura.

--- ¿Y qué se dijeron? -- lo que en realidad quería preguntar era si él alguna vez quiso verme.

--- Ella me repetía que era un idiota, y yo le repetía que quería conocerte. Nunca me lo permitió -- suspiró --. Decía que tú estabas bien, que tenías una vida plena y feliz, y que si yo aparecía lo único que iba a traer a tu vida era sufrimiento.

El nieto de la Sra. Robertson ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora