El nieto de la Sra. Robertson ©

CAPÍTULO 45: "Discurso de graduación"

POV SCARLETT 

El líquido que pasó por mi garganta me quemó por completo, pero ya estaba tan familiarizada con la sensación que no hice ni una mueca de asco, simplemente me quedé ahí, recostada por mi casillero mientras bebía de mi vaso de Subway, que supuestamente estaba cargado con coca-cola, pero en realidad lo que contenía era tequila. Dicen que el alcohol cura las penas, pues estoy tratando de probarlo. No cura una mierda, simplemente te distrae lo suficiente para olvidar el dolor un segundo.

Pero olvidar o ignorarlo no era tarea sencilla, ya que tenía que verlo todos los malditos días en el instituto. Aunque podría ir olvidándome de eso, mañana sería la graduación, y ya todos nos iríamos de este maldito lugar, a hacer nuestras vidas. 

Mierda, había olvidado lo del discurso... 

- ¿Cuándo dejarás de estar así? - me preguntó Kylie mientras me observaba con ojos preocupados.

- Cuando deje de dolerme - espeté mientras llevaba el sorbete de mi vaso a mis labios y daba un largo trago.

- Sé que es difícil, Scar, todo esto - Jannet hizo un círculo con su dedo índice en el aire -. Pero tienes que seguir adelante, tienes que ser fuerte y mostrarle que no te duele. Haz como si no te importara -. Nina puso los ojos en blanco ante las palabras de mi amiga y luego yo la miré con el ceño fruncido.

- ¿Hacer como si no me doliera? - bufé -. Pura mierda. Haré que vea cuanto daño me hizo, no voy a ocultarlo. Que sepa cuanto me duele. 

El timbre de comienzo de clases sonó y mis amigas me miraron. La hora que venía era Literatura, y en esa clase estaba él. No quiero ni decir su nombre.

- Vamos - Nina me tomó del brazo mientras caminábamos. Sentí la mirada de todos los alumnos encima de mi, a lo que puse los ojos en blanco. Claro, todos se enteraron de mi ruptura con Char... el, y entonces soy el tema número uno de qué hablar en el instituto.  

Hay varias historias diferentes. Algunas dicen que yo seguía enamorada de Cameron, otras que no le di lo que el quiso, hay varios que dicen que yo estaba con el por una apuesta hecha en Brasil. Pero las conclusiones son aun mejores; todos han llegado al fin de que, o me suicidaré, o me iré del país para no verlo nunca más. En la segunda opción no estaban equivocados.

Entramos al salón y todas las miradas se clavaron en mi, incluso sus ojos azules se clavaron en mi mientras me miraba de arriba abajo. Suspiré pesadamente bebiendo mi dulce y hermoso tequila nuevamente, y caminé hacia el final del salón, con mis amigas detrás de mi. Ellas se habían convertido en mis guarda espaldas en esta semana tan horrible.

El profesor entró y yo simplemente miraba la pizarra con aburrimiento, mientras seguía bebiendo, incluso cuando ya estaba sintiéndome muy mareada. Prefería estar borracha en la escuela a lidiar con todo esto estando sobria. 

Mi celular sonó y cuando lo desbloqueé vi que era un mensaje de Charles. Cerré los ojos suspirando mientras lo abría. Me estuvo mandando mensajes toda la semana, me iba a buscar a mi apartamento, me esperaba a la salida del instituto, pero todas las veces lo ignoraba, o simplemente mis amigas me cubrían como mamás osas. 

Quería ignorar el dolor en mi pecho, porque hasta me dolía respirar, pero hay cosas en la vida que no puedes ignorarlas, simplemente tienes que acostumbrarte a vivir con ellas. Yo no quería acostumbrarme a esta mierda. Me negaba rotundamente a hacerlo. 

Dicen que el tiempo lo cura todo. Pero no es verdad. El tiempo no cura nada, solo te acostumbras a la idea de que algunas cosas están cambiando y debes aceptarlo.

Leí el mensaje.

Nena, no te ves nada bien. Me preocupas, ¿cómo estás? 

Ese apodo me quitó un bufido. Me dolía y molestaba mucho que me llamara de aquella manera. ¿Por qué no iba a decírselo a Sophia? ¿Por qué no se iba con ella y me dejaba en paz?