CAPÍTULO 32: "Gemelas"

870 57 3
                                    

Scarlett 

Abrí la puerta de mi apartamento y entré arrastrando mi maleta a penas por lo pesada que estaba. Cerré de un portazo y bufé cuando mi mochila se cayó de mis hombros. Quise soportar un poco más el peso de mi equipaje, pero me fue imposible, y todo se me cayó de los brazos para aterrizar en el piso de la sala del apartamento en dónde vivía con mi madre. 

Mi equipaje había aumentado un setenta y cinco por ciento en el viaje a Brasil, gracias a todas las cosas que pude comprar allá. Mi madre estaba al tanto del viaje, me dejó ir y envió un correo electrónico al director para que el supiera que ella estaba de acuerdo con que fuera. Pero ella no me despidió, ni en el aeropuerto, ni por teléfono, ni por mensaje, ni por nada. Tuve una pequeña pizca de esperanza para que estuviera aquí para recibirme, ya que mi chófer me fue a buscar al aeropuerto.

--- ¡¿Hola?! -- grité a la nada --. ¡Mamá! ¿Estás aquí? --mi tono de voz fue bajando cada vez un poco más mientras decía cada palabra. Sonreí sin alegría y me encogí de hombros --. Yo también me alegro de verte. -- dije, mirando al piso.

No es que fuera una madre ausente, yo no le veía así, jamás fue así. Ella tenía un trabajo, y estaba conmigo el tiempo necesario, trabajaba para darme una buena vida, para hacerme feliz, y hacerse feliz ha ella, ya que hace lo que ama. No tengo ni un problema con ello. No es una madre ausente, solo que no está el tiempo que a mi me gustaría que esté conmigo. 

Decidí apartar el pequeño dolor que se había instalado en la parte izquierda de mi pecho y me envíe el cabello hacia atrás. Agarré mis cosas del piso y como pude me fui arrastrando hasta al sofá, en dónde tiré todo mi equipaje encima. Vi como el atrapa-sueños de oro y plata brillaba prendido al cierre de mi mochila. Me acerqué al pequeño objeto y lo coloqué entre mis dedos. Lo observé detalladamente y sonreí al recordar los ojos azules de Charles al entregármelo.

Si, el me lo ha regalado justo cuando nos acomodamos en el avión y el se sentó a mi lado. Fue muy tierno, y muy considerado. Con el fue la única vez que llegué a algo un poco más arriba de besarnos solo en los labios. Estaba a punto de tener mi primera vez con Charles Thomas Conner pero, de un momento a otro ya no me sentía segura. No quería recordar mi primera vez de esa manera: sin amor, sin cariño, sin sentimientos, y sobre todo no quería que sucediera en un colectivo. 

La verdad es que pensé que se reiría de mi, pero en vez de eso, dijo las palabras justas que yo hubiera querido escuchar, y que nadie hubiera dicho mejor que el. En estos últimos días, semanas en realidad, pude notar un cambio en Charles, un cambio de los buenos. Ya no es más ese chico que se cree un poco mejor que los demás por quién es, por lo que hace o por lo que tiene, ya no es tan idiota. Quisiera decir que ya no es tan mujeriego, pero eso ¿Cómo saberlo? El puede decirme palabras muy tiernas, puede ser de lo más atento conmigo, pero aunque quiero que solo esas palabras estén dirigidas a mi, sé que no es así, o que no será así por mucho tiempo. No sé que hacer. Pero creo que es mejor dejar fluir las cosas, y que se de como se de, yo estoy dispuesta a aceptar lo que venga. 

--- ¡Scarlett! ¡Il mio amore! -- escuché que una voz algo aguda gritaba.

Me sobresalté en mi lugar y mi vista se clavó en las escaleras, en dónde una figura femenina bajaba corriendo con una sonrisa de oreja a oreja. Pía. Mi prima Italiana. Ya conté sobre ella, y resulta ser de que Cameron perdió su virginidad con ella, genial, es genial tenerla conmigo. Saltó el último escalón de la escalera y corrió a penas hacia mi para envolverme con sus brazos lo más fuerte posible y gritar en mi oído cuanto me había extrañado. Reí y le devolví el abrazo diciéndole lo mismo, que había pasado tiempo y que la había extrañado muchísimo. 

Quizá ella se haya acostado con mi novio, quizá eso si que haya sido caer muy, pero demasiado, bajo. Pero las cosas se superan, y Cameron ya era un antes y un después en mi vida, entonces ese episodio fue un antes y un después también, ya aprendí a aceptarlo. Si, siento un poco de rencor, pero no demasiado como para odiar a mi única prima. Sí, Cameron sigue gustándome pero ¿Cómo no iba a hacerlo? Está muy bueno, es uno de los chicos más apuestos que me cruzaré en toda mi vida. Pero solo me gusta así, físicamente. Creo que así es.

El nieto de la Sra. Robertson ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora