Capítulo 24 - Consecuencias

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Inicia Parte II

Había pasado un mes desde que me despedí de Candy, aún me sentía fatal, todos los días moría por escribirle una carta o por tomar un tren con rumbo a Chicago y encontrarla, pero mi deber con Susana no me permitía, me sentía atado. Después de 15 días de la obra Susana fue dada de alta y estaba viviendo en su mansión junto a su madre y su hermana, jamás supe que tuviera una hermana, hasta que me mudé con ella. En los periódicos y en todos lados se hablaba de mi maravillosa presentación en Romeo y Julieta, pero lo que más quería en el mundo era borrar esa obra, ese día, esos ensayos, antes recordaba tan hermosa pieza de Shakespeare con emoción y ahora a partir de esa obra mi vida jamás volvió a ser la misma.

Pocos días después de que me fui con Susana visité a mi madre y hablamos, me sentía tan solo, ni cuando estuve en el colegio San Pablo con mi padre y su estúpida mujer me sentí tan devastado.

— Terry, hijo, no debiste dejarla ir

— Madre, no tenía opción, sabes que siempre he sido un malcriado y mi yo de Londres quizás hubiera dejado esa pobre sola, pero no soy el mismo, amo a Candy, lo sabes, me has visto, cambié totalmente gracias a ella, pero... Susana...

— Quizás este mal que piense eso, pero si Candy hubiera dejado que Susana se suicidara, créeme que ahora estarías con tu amada, te pesaría su muerte, pero no estarías tan abrumado como ahora, no me gusta verte así... a veces creo que has tenido el mismo destino que tu padre — escuchar eso me detuvo el corazón

Tenía razón, mi padre amaba a Eleanor, tanto que estuvo 4 años junto a ella, pero cuando mi abuelo le exigió honor al apellido Grandchester él tuvo que elegir entre su amada o su reputación, a él siempre la ha importado lo que piensen y digan los demás, pues es uno de los hombres más ricos de Londres. Poco a poco dejaba de tener rencor a ese hombre, pero mi madre me puso a pensar sobre nuestros destinos, me ha ocurrido lo mismo, solo que aquí mi apellido ni mi padre tienen que ver, es más que nada principios morales. Quizás si hubiese dejado a Susana habrían hablado infinidad de cosas sobre mí, pero sería feliz con Candy, odiaba mi vida, a veces sentía que el que debía suicidarse debía ser yo, no Susana. Pero pienso en como perdió su pierna y siento como el estómago se me retuerce, me esta yendo mal en la vida, pero ella lo lleva peor, condenada a una silla de ruedas lo que resta de su vida.

— Terrence... Espero que pienses las cosas, no digo que vayas por Candy, pero piensa bien lo que estás haciendo, que sea lo mejor para ti, porque no quiero verte más infeliz, si decidiste quedarte con Susana... has que valga la pena, quizás pueda gustarte, después de todo es bonita y educada — un consejo de parte de mi madre, que en realidad no tomé mucha importancia, me sentía incompleto

No me gustaba Susana, antes me parecía bonita y la veía y sentía rechazo hacía ella, fingir que me agrada, que la quiero no era lo mío, bastaba con estar con ella toda la vida. No hablábamos casi, cuando llegaba del teatro me preguntaba cómo me había, incluso dormíamos juntos, cada vez que ella quería abrazarme me quitaba, ponía una almohada de por medio, no le di besos, apenas y le tocaba, no tenía la absoluta intención de ser bueno con ella.

Mis días empeoraban, ¿podría ser peor? Me preguntaba, y suponía que no, la señora Marlow era buena cocinera, comía bastante bien ahí, la hermanita Marlow también era educada y a mi parecer era mucho más bonita que Susana, en el comedor tenían una gran pintura del padre de Susana que falleció un par de años antes, estaba enfermo, no sé de qué murió, no pregunté, pero era rico y les dejó muchas riquezas a su familia, mi deber no era mantenerlas, pues estaban bastante bien.

— Terrence, como va tu noviazgo con Susana Marlow, nos han comentado que ha mejorado, te comento que es para la nota de hoy — me decía una fastidiosa entrevistadora, yo estaba por entrar a la compañía

— No diré nada

— Bien, entonces dime como te ha ido en las presentaciones de tu mejor papel Romeo

— No te importa — me metí y cerré la puerta, me sentía molesto, esas personas creen que pueden meterse en mi vida y no pueden, comenzaba a odiar la actuación

Robert me llamó la atención porque dice que ha disminuido mi entusiasmo desde la primer presentación, me sé los diálogos, pero estoy harto de decirlos y actuar, estaba harto de fingir estar bien, ir a trabajar y sonreír, cuando al llegar a casa me esperaba una vida inútil.

— ¿Cómo te fue hoy? — me preguntó

— Bien, una reportera me pregunto sobre ti, pero no pienso decir nada

— Terrence, deben estar elogiándote mucho, todos los días leo el periódico y hay muy buenas notas sobre tus actuaciones — le brillaban los ojos, estaba en su silla de ruedas, su pierna era cubierta por una manta azul celeste y traía su cabello sin amarrar

— Sí, claro, sabes que odio que me pregunten sobre eso, pero me va bien... ¿Cómo te sentiste hoy?

— Sabes... a veces todavía siento que tengo mi pierna, pero poco a poco voy olvidándolo, estoy acostumbrándome, intento poder levantarme en un pie por más tiempo, mañana iré de nuevo al hospital a una terapia, no durará mucho y mamá me acompañara — ella realmente era feliz de tenerme a su lado, ojalá yo sintiera lo mismo

— Me alegro, espero que mejores, te ves mejor, más alegre... ammm... me voy a la cama, tengo que dormir, me siento muy cansado

— Terry, no quieres cenar mi mamá preparó algo delicioso

— No Susana, en verdad quiero dormir, pero quizás mañana temprano coma un poco de lo que preparó, te veo en la cama — me fui directo a acostarme a los pocos minutos escuche la silla de ruedas acercarse, ella también iba a la cama, se puso su pijama y se acostó

— Terry... que tengas buenas noches — me dijo, pero fingí estar ya dormido

Estaba sufriendo las consecuencias de mis decisiones, no sabía que más hacer y le escribí una carta a mi padre, era mi último recurso, era tan solo un mes y ya quería salir corriendo de la mansión Marlow, no le envié la carta, ya imaginaba una respuesta como "te dije que no hablaras más con Eleanor, eso sucedió por estar con ella"

Me preguntaba cómo le debía estar yendo a Candy, quería imaginar que bien, pero no era así, sabía que ella sufría y que lo estaba pasando mal, pero quizás ella lo superaría mejor, pues tienen amigos que la apoyan y además esta Albert, yo no tengo a nadie más que a mi madre, y no es de tiempo completo, me sentía tan solo.


Nota: Hola gente! Antes que nada y como siempre, una disculpa tan grande como el tamaño del universo por no actualizar en 2 meses! :c dirán que soy una parosa, pero es verdad lo que les digo, trabajar y estudiar no deja nada bueno D: bueno si, una carrera y dinero con que pagarla, pero no es el punto, tenganme paciencia ¡por fis!  :c créanme que es pesimismo, escribí esto por la madrugada, estoy arriesgándome a quedarme dormida y no ir a la universidad de nuevo D: Les comento que estoy leyendo "Las ventajas de ser invisible" mi libro favorito, por fin tuve la dicha de comprarlo físico y lo recomiendo si no lo han leído, es hermoso <3 Sé que mi capitulo estuvo corto, pero déjenme sus comentarios ya que esto ya no es parte de la historia que todos conocemos :) Un beso y un abrazo, los quiero y hasta la próxima (Sigan odiando a Susana como yo <3 )


Terry Grandchester y su historia (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora