Capítulo 6 - Mis celos

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  • Dedicado a M.A.D.T
                                    

Seguía pensando quien era Anthony, quería saberlo, pero Candy no debía notar mis sentimientos, no me importaba lo que pensara ella o los demás, pero si se enteran que Terry Grandchester está enamorado, por fin habrían encontrado su debilidad, tenía que callar, me trepé a un árbol, como de costumbre, en la falsa colina de Pony, como ella le llama, pero dejé mi chaqueta colgada en otro árbol, Candy me estaba buscando, pero Eliza la estaba espiando.

— Lalalalala, Discúlpame, perdóname, lalala, No sabía nada, discúlpame, lalalala — Que mal cantaba — Tarzan pecosa no le dirá nada a nadie, taralala

Candy, debí darme cuenta antes, ella me había gustado desde el principio, si no la quisiera no le habría puesto un sobre nombre, en realidad es una muestra de mi cariño, no confió lo suficiente en las personas como para tener conversaciones como las que Candy y yo teníamos.

— ¡Auxilio! ¡Ayúdenme!

— Deberías fijarte bien por donde pizas, Eliza — ella calló en la trampa de su hermano

— ¿Quién está ahí? ¡Deja de hablar y sácame de aquí! — Ricos americanos, dándome órdenes

— ¿No crees que deberías ser más cortés con quienes desean ayudarte?

— ¡Cállate y sácame de aquí! — gritaba Eliza

— Se lo ruego— extendí mi mano gentilmente

— ¡El rebelde de la escuela! ¡No quiero tocarte! — se hacía la digna

— A mí no me molesta que pases la noche aquí, te gusta acampar salvaje — Calló, todas como ella son iguales

— ¡Bien! Toma mi mano — Ni siquiera me veía

— ¡Que pesada eres! — Me alegra que estés bien... Princesa... jaja — En realidad estaba burlándome de ella sutilmente, Eliza se sentía casi como la reina de Inglaterra, pero no era en absoluto educada o delicada

— Seguramente fuiste tú el que cavo ese hoyo

— Que manera de agradecerme, yo sé quién fue, ¿Conoces a un pobre chico que se llama Neil? — sabía que eran hermanos, pero no quería demostrarlo

— ¡Imposible! Él no es como tú, ¡Cretino, MENTIROSO! — Realmente Eliza tenía un carácter de cuidado, me preguntaba si alguien la soportaba siendo ella así. Lo que más me causaba risa era que ella se creyó mi gentileza, tal vez no debía tratarla tan bien, ni a Candy, que en verdad me gusta le hablo así, Eliza debe estar por los cielos.

El festival de Mayo se acercaba, tenía la idea de invitar a Candy al baile, era un buen momento para demostrarle mis sentimientos, pensaría en ello después. Al día siguiente fui a ver a aquel señor, Albert, quien me salvó en esa rígida pelea, me salí de colegio, caminé hasta el zoológico Blue River, pregunté en la entrada por el joven de anteojos y me llevaron a una pequeña cabaña, donde el descansaba, me recibió muy bien.

— ¡Hola! Buenos días, Albert — le saludé

— ¡Hola! Que gusto, veo que estas mejor — muy contento

— Si, mejoré casi de inmediato, solo quería darte las gracias, podría haberme ido peor esa noche

— No te preocupes, fue un placer Terry

Terry Grandchester y su historia (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora