Capítulo 37 - El pasado de Candy

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 Desayunamos, Candy se sentó a mi lado y solosonreíamos, el día pasaba lentamente, parecía que por la tarde llovería así quedecidimos marchar antes del anochecer, recogimos todas las cosas y nospreparamos para partir de vuelta a la mansión de los Ardley. El cielo tenía uncolor gris profundamente oscuro y el viento soplaba demasiado fuerte, llegamosjusto a tiempo antes deque comenzara a llover con fuerza.

Me sentía cansado, así que llegué a la habitación y dejé caer mi cuerpo en la suave cama, me estaba quedando dormido, cuando alguien tocó mi puerta — ¿Se puede? — era Candy

Amaba que me visitara, pero quería dormir un poco — Si — dije aún acostado

— Terry ¿Qué te pasa? ¿Estás cansado? — Comenzó a reírse — Terry, te hace falta salir más, no puedo creer que estés cansado — ella se sentó a la orilla de mi cama y con su mano masajeo mi cabello

— Como actor es diferente mi estilo de vida, claro que me muevo y hago cosas, pero yo solo actúo, no ayudo a montar la escenografía, tu desde siempre fuiste una salvaje — comencé a reírme

Ella puso su cara de molesta, su nariz se hizo más pequeña y sus pecas se movían, esa cara que tenía desde los tiempos del colegio sin verla, Candy tomó mis mechones de cabello y los estiró fuertemente — ¡Teeeeerry!

— ¡Aaaaay!

— Todavía que vengo a estar un rato contigo y ve cómo te comportas... — me reclamaba

Levanté un poco la cabeza — Candy, siempre he sido así, en el colegio nuestra relación era extraña porque nos tratábamos muy mal — sonrió con nostalgia

Candy me miró a los ojos con ternura — Terry, te extrañaba tanto — fue lo único que ella pudo decir, ella seguía revolviendo mi cabello y su respiración era lenta, había un brillo especial en sus ojos. Tomé a Candy de la cintura y la acosté junto a mí, ella forcejeo un poco — Terry

— Candy si te sigues moviendo te haré costillas — le amenacé y ella no dejaba de moverse, le hice cosquillas, Candy pataleaba y jadeaba rogando que le dejara de hacer cosquillas

— Terry, jajajajaja, por favor, jajajajaja, basta, jajajajaja, por favor, jajajaja — de pronto quedamos los dos frente a frente aun acostados en la cama, ella respiraba fuertemente pues se había quedado sin aliento de tanto reír, al igual yo me sentía agitado de sostener a Candy

Nuestras miradas conectaron de inmediato, y sin más rodeos nos besamos intensamente, diferente a los otra veces porque esto era en carácter más sexual, no podía evitar seguir mis instintos, mis manos se movían solas, y ella parecía incomoda pero trataba de seguirme, cuando menos me di cuenta ella estaba sobre mí y seguíamos besándonos, pero si seguía así no me podría contener y eso podría generarle problemas si alguien entraba a la habitación.

— Candy, ya no por favor, ahora yo suplico que no sigas o no podré contenerme — le miraba angustiado porque me costaba mucho mantenerme tranquilo con ella tan cerca

— Terry — ella me beso dulcemente — Ya no soy una niña — Candy me miró firmemente — Pero creo que si tienes razón — ella se levantó y me acomodó la ropa

No era que no quisiera estar con Candy, pero no era correcto, aunque ni ella ni yo teníamos novios, no era como quería que sucedieran las cosas con ella, podría esperar un poco más, pensé en el momento.

En la compañía solo me habían dado oportunidad de ausentarme 5 días y solo me quedaba uno, tenía que volver y eso me preocupaba, porque yo aún no me quería ir, pero tenía que hacerlo, mi madre ya había regresado y yo no podía quedarme por siempre en la mansión Ardley, comencé a hacer mis maletas, mi último día lo quería pasar con Candy, pero no estaba seguro si ella quería igual estar conmigo, corrí el riesgo, y fui a su habitación.

Terry Grandchester y su historia (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora