Capítulo 1 - Regresando a Londres

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  • Dedicado a M.A.D.T
                                    

*** PARTE I ***

Nevaba en América, acababa de ver a mi madre, ella me acogió bien, su casa era demasiado grande, me ofreció algo caliente, pero cuando intenté hablarle, me dijo desalmada —Tienes que irte, nadie debe saber que eres mi hijo— aún resuenan esas palabras en mi cabeza, no lo pensé dos veces, tomé mi capa y salí en dirección al puerto ¿En que estaba pensando al visitarla? Me preguntaba mientras caminaba.

Ya abordo de barco rumbo a Londres, una vez ahí intentaría hablar con mi padre, el Gran Duque de Grandchester. ¿Como olvidar el día que la conocí? Era la fiesta de año nuevo, todos estaban festejando en el salón, pero preferí salir de la multitud, la rabia me llenaba, me preguntaba ¿Por qué había ido a verla? Las lágrimas me brotaban, prefería quedarme en ese barco para siempre aunque estuviera en Estados Unidos o en Inglaterra, en cualquier lado, nadie me estaría esperando con los brazos abiertos.

Me sentía demasiado patético llorando en la espesa neblina, escuché que la puerta que se encontraba detrás de mí se abrió, pero lo ignoré, estaba demasiado triste como para darle importancia, sin embargo había una mirada que me incomodaba, pregunté quién era y una pequeña chica rubia, de ojos verdes, de nariz pequeña, pecosa y muy bonita dijo —Quería hablarle, pero lo vi muy triste— mi reacción inmediata fue disimular totalmente, reí y fingí estar de un humor excelentemente alegre.

Mi naturaleza me llevo a bromear con ella, le pregunté si no encontraba con quien bailar y después sobre sus abundantes pecas le dije “señorita pecosa”, ella se enojó, empezó a decir algunas cosas entre dientes, era una niña muy fácil de cabrear, de pronto apareció su acompañante, entonces me despedí, la escuche alegar algunas cosas, yo me dirigí a mi camarote.

Fue un viaje demasiado largo, finalmente llegamos a Inglaterra, parte de mi sentía un gran alivio de haber dejado semejante continente como el americano, aún seguía pensando en lo que sucedería al llegar a casa de mi padre, tenía la vaga esperanza de que se comportara un poco amable y así poder pasar unos días ahí antes de entrar al colegio. 

De nuevo sentí una mirada y era otra vez esa pequeña pecosa, me veía intensamente, solo le regresé la mirada por unos segundos y me marché.

Llegue a casa de mi padre, y su mujer me decía —Tu no deberías estar aquí — ignoré por completo los alardeos de esa vieja, cuando llegó mi padre a la habitación, me preguntó que si había ido a visitarla, yo le respondí, entonces comenzó a sermonearme como siempre —Si sigues viéndola te desheredaré— y detrás su mujer decía a gritos — Estos niños son legítimos a tu riqueza, no Terry.

—¡Cállese vieja gorda!— recuerdo haberle gritado, esperaba que mi padre dijera algo, pero no fue capaz ni de defenderme, ni siquiera desempaqué, me fui directo al colegio, la mayoría de los estudiantes ya habían entrado, “Terry es el único que rompe las reglas”, pensaba mientras cruzaba el portón para entrar a esa cárcel. 

La hermana Grey me pidió que la visitara en su despacho, he habló sobre mi actitud, me advirtió que si seguía así me castigaría y yo solo pensaba “Expúlseme”, pero nunca lo haría, mi padre donaba una cantidad sumamente importante para ayudar a ese estúpido colegio, nunca me iban a echar de ahí, pero era mejor que estar con mi padre y su mujer.

Ese domingo iba de salida, tenía planeado ir a dar una vuelta por el colegio y un tipo nuevo, estaba a punto de abrir la puerta de mi habitación, de inmediato pidió disculpas, yo le di un golpe, le dije — No vuelvas a entrar— igual que todos los demás, alegó a mis espaldas, simplemente salí y continué caminando.

Las clases comenzaron al día siguiente, decidí tomarme la semana libre, de todos modos a nadie le importaba mi educación, ni a mí mismo, el domingo creí correcto ir a misa con todos mis queridos compañeros, pero nadie dijo que tenía que llegar al par que los demás, me pare en frente de las puertas de la iglesia, las golpee fuertemente, hice mi maravilloso espectáculo, la hermana Grey estaba furiosa, se escuchaban cuchicheos por todo el lugar, yo solo me hice el importante, de pronto sentí otra vez una mirada, era esa chica, la pecosa, la vi unos segundos y le guiñé un ojo, la Hermana Grey  furiosa me pidió ir a su despacho más tarde, sonriendo pues mi cometido estaba completo, me fuí.

***
Gracias por dedicar tu tiempo a leer esta historia.
Te invito a que continúes, ojalá te guste y disfrutes mucho la experiencia de este fanfic.

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Terry Grandchester y su historia (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora