El puerto de Southampton, llevaba tanto tiempo sin verlo, a lo lejos le veía a toda la multitud que esperaban a sus seres queridos, sería mucho esperar de mi padre que estuviera ahí, pero el hecho de que me invitara ya era algo bueno de su parte, recordé cuando llegué ahí después de haber visitado a Eleanor y cuando conocí a Candy, en la fiesta de año nuevo, solo que el invierno ya había pasado y ahora se sentía más cálido, aun así sentí la melancolía, mi cuerpo se estremeció, todavía no asimilaba bien mi ruptura con Candy, que recordarla me hacía mal.
Viaje en carruaje hasta la vivienda de mi padre, no había cambiado nada, era igual, pero ya tenía tiempo sin estar ahí, y en realidad nunca pensé que fuera estarlo tan pronto, antes de entrar estuve un rato en la entrada antes de tocar, pero un sirviente de mi padre me vio y me hizo pasar sin pensarlo, él era Myles y ha sido el más leal de los sirvientes de mi padre, se puede decir que en teoría él fue quien me crio.
— Señor Terrance, ha crecido mucho, pase... su padre lo ha estado esperando, es un gusto tenerlo de vuelta
— Myles, buen día, si ha pasado tiempo, veo que todo sigue igual... la última vez que estuve aquí no fue muy agradable, pero espero que por fin pueda hablar con ese hombre en tranquilidad — le dije mientras tomaba mis maletas
— Yo sé que así será señor, pues el señor Grandchester se está haciendo viejo y creo que quiere dejar las cosas bien — sonrió sin más que decir
Sabía dónde quedaba el despacho de mi padre, viví en esa casa casi toda mi vida y pues no necesitaba que nadie me dijera por dónde ir, además se sentía mucha tranquilidad no estaban esa mujer gorda ni esos estúpidos niños, tenía un poco de nervios pues mi padre era alguien de carácter fuerte y comportarse así era algo que me asustaba.
— Terrance, hijo mío — dijo
— Padre... — lo miré y me llevé la sorpresa de que se encontraba más canoso y aunque aún vestía elegante y fumaba un puro, se veía más viejo, mucho más que Eleanor
— Me alegra que hayas decidido venir, pensé que seguirías enojado y que quizás no habrías querido venir — se sentó en la gran silla, esa que estaba en medio de la habitación y que tenía una gran ventana por detrás
— Padre... no he ha ido bien y me sentí desesperado, me intrigo lo que me digo Eleanor, perdona que te lo diga, pero yo no quiero ser como tú, no me quiero convertir en ti, no quiero cometer tus errores
— Y no tengo porque enojarme, es verdad, yo por salvar el honor del apellido Grandchester renuncié a mis sueños y lamento que por mis equivocaciones tengas que pagar también, vamos, toma asiento y te contaré — me senté y lo mire silenciosamente — ¿Quieres saber cómo conocí a Eleanor?
— No sé si tú quieras decírmelo — respondí
— Te lo diré, yo tenía más o menos tu edad unos 23 años, mi padre desde que era joven me alentó a que fuera aviador, pues desde pequeño me llamaban mucho la atención los aviones y cuando tenía 15 años me quiso enviar a una academia, pero mi abuelo, en ese entonces aún era la cabeza de la familia y no se lo permitió, en su lugar fui enviado al colegio San Pablo, pero era como tu hijo, un rebelde, mi padre varias veces me amenazó con desheredarme, pero no temía mucho a eso, yo si iba a algunas clases, no como tú, y cuando tenía 18 me salí y hui a América, sentía que ahí podía cumplir mi sueño de ser aviador, y cuando llegué, así como tú, sin nada en el bolsillo, comencé desde cero, y me hice de un trabajo honrado y tras un tiempo trabajando pude comprar un avión usado, me iba a los campos y volaba, era hermoso, no sabes lo mucho que amaba estar en avión.
Un soldado estadounidense vivía cerca de donde yo solía ir a volar y me buscó, me ofreció trabajo como soldado, no quería ser soldado, solo quería volar aviones y estar en el cielo, con el tiempo nos hicimos amigos y me recomendó con gente importante y obtuve trabajo en una empresa haciendo aviones y me hice rico, sin necesidad de la herencia de mi apellido, era una persona de alto estándar. Me mudé a Nueva York, ahí fue cuando conocí a tu madre, la gente de la alta sociedad en Estados Unidos es de ir al teatro, y a mí me llevaban, sabes que esas costumbres no son mucho de aquí, pues el primer día que fui al teatro vi a tu madre, y no voy a mentirte, siempre me pareció muy bella, me enamoré de ella con solo verla y es que también era muy buena actriz, no recuerdo cual obra fue, pero estuvo maravilloso, quedé fascinado con ella que corrí a los camerinos a buscarla. Era aún más bella en persona, su sonrisa, era hermosa.
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Terry Grandchester y su historia (EDITANDO)
FanficCandy Candy, un manga adaptado al anime creado por Kyoko Misuki e ilustrado por Yumiko Igarashi. Los que busquen más, lean el manga, este fanfic lo escribí por varias razones y la principal es que, a pesar de que me fascina la historia, no estuve co...