Me alegraba saber que no era un sueño, que no era una de mis muchas fantasías, era verdad, su voz, era ella a quien escuché cuando salí del teatro, me sentí idiota, si la hubiera reconocido desde el principio, estaría en esos momentos con ella.
Y me encontraba en frente al hospital Santa Juana — No creo que hagan consultas a estas horas — dijo el cochero antes de que me bajara
— No se preocupe, no es nada grave — y estaba anonadado por la imagen que tenía frente a mí, el lugar donde trabajaba Candy, todo lugar donde ella estaba, era importante para mí, pero luego me recordó al colegio San Pablo, sentí que si la vería, sería como si nunca nos hubiéramos separado, como si solo habrían pasado días de no vernos en el colegio.
Entré algo apurado, la noche avanzaba y tenía que ver a Candy, llegue a la recepción donde estaban las enfermeras, la ventanilla estaba cerrada y toqué — ¿Es una emergencia? — dijo una enfermera de lentes puntiagudos
— No, vengo a ver a una enfermera — ella abrió la puerta y estaban otras chicas enfermeras sentadas, al verme las escuché decir cosas como “que guapo, ¿a quién querrá ver?”
— No, es imposible, venga mañana — dijo esa enfermera de lentes
— No demoraré mucho, por favor — no podía irme sin ver a Candy
— Estoy desolada, es el reglamento — dijo fría y firmemente
— Se lo ruego — le dije
Dudó un poco, pero aceptó — ¿A quién desea ver?
— Gracias, se llama Candy White Andley — dije con esperanza de que pronto saldría de alguna de las puertas
La enfermera supo mala cara — Si es por ella, usted mismo puede darle el mensaje — estuvo a punto de cerrarme la puerta en la cara
— Pero, ¿Por qué? — pregunté sin entender, Candy debía estar ahí
— Porque ella no está aquí — dijo una de las enfermeras que estaba sentada en la mesa del centro del cuarto
— Si ella no está aquí ahora, va a volver — dije con esperanza de que me dejaran esperarla
— ¡No sé cuándo volverá! ¡Váyase por favor! — y estaba por cerrar la puerta esa enfermera de sangre fría
Pero no podía irme solo así, detuve la puerta para que no me dejará ahí, así sin ver a Candy — ¡Escuche! ¡Estoy seguro de que ella está aquí! — dije ya molesto y alzando la voz
La enfermera se sorprendió, pero en cuanto pudo cerró la puerta fuertemente — ¡Ella dejó la permanencia de noche, no sé cuándo volverá! — dijo la enfermera ya detrás de la puerta
Me marche molesto, esas enfermeras eran mal educadas, ellas no entendían la situación, pero decidí esperar hasta que ella llegara, tenía que hacerlo, no podía irme de Chicago sin ver a mi Tarzan pecosa. Me gustaba mucho que Candy ya hubiera elegido su camino, ella quería ser enfermera y se le da bien, cuando llegué herido a su habitación me atendió muy bien, en ese momento creí que se comportó así porque le gustaba, pero quizás ella siempre ha sido servicial a las personas.
Mientras esperaba, comencé a recordar de nuevo aquellos días en el colegio, nunca había sido más feliz, eran cosas que jamás olvidaré, lo que más quería ver esa su sonrisa, me alegraba el día, y recordé que cuando la encerraron en la celda, me encontraba igual, así, mirando el cielo, esperándola, aún estaba ese pensamiento “si fuera más adulto”, si yo fuera más adulto me hubiera ido del colegio junto con Candy, seríamos felices y tendríamos una familia, pero solo tenía 17 años, no quería que todo terminara como con mi padre, quería que las cosas se hicieran bien, pero tendría que esperar más para poder llegar a un futuro así con Candy.
Pero ahora que supe que ella estaba en Chicago y sobre todo, en Estados Unidos, será más fácil tener contacto con ella, si por mi fuera, me quedaría a vivir, pero tenía una carrera por delante, amaba a Candy, pero la actuación también, me prometí ser exitoso, y poder llevarme a Candy a Nueva York, ella podría ser enfermera en un hospital ahí, así podríamos ser felices.
Pero comenzaba a amanecer, ya casi terminaba la noche y Candy no llegaba, el jardinero estaba por comenzar su turno, le dejé un mensaje a Candy con él, ella era fácil de identificar, esperaba que lo viera, partiría por la tarde y quería por lo menos verla antes de irme, me fui a dormir un poco al hotel, aun pensando en Candy, no pude dormir bien.
“Candy, esperé delante del hospital toda la noche ¿Realmente estas en Chicago? Tomo el tren al mediodía, espero verte… Terry” Fue lo que escribí y le entregué a ese señor, me desperté de mi corto sueño, alguien tocaba mi puerta.
— Terry, Terry — esa la fastidiosa voz de Susana
— ¿Qué quieres? — le dije aún en la cama
— ¿Puedo pasar Terry?
— No, acabó de despertar — le dije, esperaba que se fuera
— Te esperaré entonces — dijo y yo no quería sentarme presionado, no había dormido casi nada
— No, en un momento bajo al desayuno — y escuché sus pasos alejándose, me alegraba eso, me tomé mi tiempo para vestirme, me cepillé un poco el cabello y me puse una camiseta de seda blanca
Almorzamos de lujo y entonces preparamos todo para partir, ni siquiera había desempacado, duramos muy poco en Chicago, solo guardé las ropas que había usado el día anterior. Y unos carruajes nos esperaban, se dirigían a la estación de tren, estando ahí, había mucha gente, pero yo solo quería encontrar a una persona, aun dudaba si habría recibido mi mensaje.
Mi mirada estaba por todos lados y de pronto vi a Eliza — Vine a decirte adiós — me dijo arrogante
— Gracias — le dije frio, tanto como pude
— Iré a verte a Broadway
No hice caso a ese comentario, ya faltaba poco para partir y Candy no llegaba — Terry ya es hora — me llamó Susana
— Ah… si — le dije sin pensar, quería ver a Candy, buscaba entre la multitud a esa cabellera rubia y alborotada, pero no había nadie que se le pareciera, Candy no estaba
— ¡Terrence! — me llamó de nuevo Susana, pero mi mirada aún buscaba a Candy — Buscas todavía a esa chica — dijo enojada — ¡No, Candy no vendrá! — gritó muy molesta
Me sorprendió el hecho de que Susana supiera que hablaba de Candy, pero a su vez ni fue extraño, porque al salir de la fiesta, las únicas que me siguieron fueron Eliza y Susana, sabiendo cómo es Eliza, le dijo a Susana algo sobre Candy y se puso celosa. Ya estábamos subiendo al tren, pero no perdía las esperanzas, sabía que vería a Candy, una vez en marcha el tren, me puse a orilla de un vagón — Terry, no deberías estar ahí, es peligroso — dijo Susana desde la puerta
Solo le dije que si ignorándola, no me metería, aún no, y de repente a lo lejos vi un bulto blanco de cabello rubio saltando una reja, se acercaba corriendo muy aprisa, no podía evitar emocionarme, era Candy la que estaba ahí, sentí como las lágrimas se acumularon en mis ojos, mi corazón se aceleró completamente, había esperado tanto tiempo llamarla por su nombre — ¡Candy! — grité con todas mis fuerzas
Una sonrisa salió de mis labios, y aunque el viento movía mi cabello, estaba feliz de por fin ver a Candy — ¡Terry! — Ella gritó — ¡Terry! ¡Terry!
Por fin, después de tanto tiempo vi a Candy — ¡El uniforme te queda muy bien Candy! — le grité, ella corría intentando alcanzarme, el tren andaba rápido, pero en fin pude verla
— ¡Terry! — ella sonreía y me saludaba con su mano, pero de correr tan rápido se cayó y nuestras miradas se conectaron a lo lejos, no paraba de sonreír, Candy estaba en el mismo continente, en cualquier momento podríamos estar juntos, cuando el tren se alejó y ya no pude ver más a Candy por fin entre.
Nota: ¡Hola! Perdón por no actualizar pronto, en verdad lo siento, pero ya no dispongo del mismo tiempo, pero quería escribir un poco y aqui les dejé el capitulo nuevo, espero que les haya gustado mucho, invito a que pasen a leer alguna de mis otras historias, no se olviden de votar y comentar en esta historia, Muchas gracias por leer ¡Saludos!
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Terry Grandchester y su historia (EDITANDO)
FanfictionCandy Candy, un manga adaptado al anime creado por Kyoko Misuki e ilustrado por Yumiko Igarashi. Los que busquen más, lean el manga, este fanfic lo escribí por varias razones y la principal es que, a pesar de que me fascina la historia, no estuve co...