Candy fue a la fiesta de té de la vecina y pronto se hizo amigas, el doctor la contrataba cuando tenía que hacer operaciones complicadas, así que un par de noches tuve que ir a dejar a mi esposa al hospital, los hijos de sus amigas la buscaban mucho, y mi esposa se veía tan resplandeciente como siempre.
Yo por las tardes entraba al estudio e intentaba escribir, como lo hice desde el principio, tiraba y tiraba hojas de papel de cosas que no me gustaban, pero al ver a Candy tan animada, yo no quería quedarme atrás.
Candy me preparaba el desayuno, ambos comíamos juntos, pero sentí que algo faltaba, habían pasado más de seis meses desde que estábamos viviendo en la misma casa, la intimidad no era algo que teníamos, nos besábamos y abrazábamos tiernamente, pero yo creía que a mi esposa le daba miedo la intimidad, también me percaté de que yo no hacía mucho al respecto, era cosa de los dos.
Ambos estábamos concentrados en continuar un poco con lo que amábamos hacer, una noche Candy se movía mucho dormida, me preocupe de que tuviera una pesadilla, pero no quería despertarla si ese era el caso, así que intenté dormir, no pude lograr cerrar los ojos hasta que mi esposa dejó de moverse.
A la mañana siguiente Candy estaba muy alegre, se levantó cantando y tarareando, corrió las cortinas de la habitación y el sol dio completamente en mi cara, me sentía un poco desvelado, pero ella se veía fresca, pensé en mi mismo que no se percató de sus movimientos.
— ¿Que deseas desayunar hoy Terry? — preguntó
— Un delicioso pasta a la francesa
— ¡Perfecto! Vamos Jenny ayúdame a preparar la comida — la mucama y Candy comenzaron a cocinar, Candy en cuanto se levantó se puso a hornear pan, estaba casi listo
Había días que comíamos en el gran comedor, era para aproximadamente 8 personas, y solo eramos nosotros dos, así que a veces comíamos juntos en una pequeña mesa que teníamos en la cocina, donde normalmente comía Jenny, esa mañana Candy invitó a la mucama a hacernos compañía, no me desagradaba la idea, solo no estaba acostumbrado a comer con mis sirvientes, pero suponía que era bueno convivir con mis empleados, al final son ellos los que mantienen presentable la casa.
En ese momento pensé en mi amigo Miles, que estaba en la mansión de mi padre en Londres, le pedí que se quedara a cuidar de la casa, pero él fue mi tutor en la ausencia de mi padre, pensaba visitarlo por la tarde.
Con el desayuno listo, un pan recién horneado y mi bella esposa a mi lado, desayunamos, Jenny, la mucama estaba apenada — Oh Jenny, ¿Porqué cuando estamos solas si platicas conmigo? ¿A caso te intimida mi esposo? — preguntó Candy
— No es eso señorita Candy, pero es la primera vez que me invitan a comer con mis amos — respondió apenada
— Yo tampoco estoy acostumbrado, ahora ves no seguimos las reglas, y como aquí nosotros somos los que mandamos, te invitamos porque queremos convivir contigo, no nos veas como tus amos, podemos ser tus amigos — Candy me vio extrañada, pues eso era algo que ella diría, pero me nació, me sentía contento de tener esa vida
— Mi esposo tiene razón, anda, no tengas pena — dijo Candy y Jenny se sentó, los tres comimos y bromeamos, sentí como si esa chica fuera como una especie de hija adoptiva, pues era muy jovencita
— Siempre soñé con un desayuno, una comida o cena en compañía de mi familia — le dije a Candy, la mucama se había levantado a lavar los platos
Candy me vio una vez más sorprendida de mis palabras — Terry yo también, pero ese sueño se cumplió la primera vez que fui parte de los Ardley, no pensé en estar casada, imaginaba mi vida dedicada al Hogar de Pony, mi amor por ti me hizo pensar en otro futuro
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Terry Grandchester y su historia (EDITANDO)
FanfictionCandy Candy, un manga adaptado al anime creado por Kyoko Misuki e ilustrado por Yumiko Igarashi. Los que busquen más, lean el manga, este fanfic lo escribí por varias razones y la principal es que, a pesar de que me fascina la historia, no estuve co...