Capítulo 20 - Una obra que trae recuerdos

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— La viste ¿no es así? — me decía Susana, odiaba que me hablara como si tuviera derecho a reclamarme cosas, no le dije nada y me senté, ella me siguió a prisa y se sentó justo en frente de mi — Oí como gritabas su nombre

— No es asunto tuyo — le dije mirando el paisaje de la ventana

— Terry… yo… — antes de que dijera lo que pensaba, me levanté y me fui — ¡Terry! — Me gritó pero no quería hablar con ella, había recién visto a Candy, no quería dejar de pensar en ello, creí que ella estaba en Londres

Mientras estaba en el tren de camino a las últimas ciudades de la gira, escribía una carta para Candy:

“Hola mi pequeña pecosa. Estuve contento de volver a verte, aunque fuera un instante. Me habían dicho que estabas en Chicago, pero no me lo creía, hasta que te vi. Tú estabas ahí Candy, tu uniforme te queda muy bien, no me gustaría hacerme cuidar de ti… ¡Compadezco a tus pacientes! Pero no, es broma, me gustaría hacerme cuidar de ti Candy, estoy siempre de gira, vuelvo a final de mes, la dirección está al final de mi carta… Espero nos veamos pronto. Te invitaré a Broadway, entonces arréglatelas para estar libre ese día, a ti mi ángel de camisa blanca atolondrada. Terry”

Doble la carta y tome un sobre, la dirección del hospital y la guardé para en cuanto llegáramos de inmediato mandarla, quería que le llegara lo más pronto posible, Susana me veía desde la puerta, la miré molesto, y ella se marchó, el camino fue algo largo, nos presentamos en otras ciudades, pero comenzaba a sentirme exhausto, solo que en ese instante me sentía inspirado, quería ser el mejor para invitar a Candy a un estelar, ella, además de mi madre es la única que sabe mi pasión por el teatro.

***

Ya en Broadway, no quise volver a la compañía y me dirigí a casa, comenzaba a planear gastos para cuando hiciera mi primer estelar invitar y pagarle todo a Candy, quería que se quedara conmigo, pero todo eso iba a depender de como sucedían las cosas, estaba tranquilo en la comodidad de mi hogar, escuché que alguien tocaba la puerta.

— ¿Si?

La voz de una chica, una voz que tanto odiaba — ¿Puedo entrar? — ni si quiera se esperó a que respondiera, pasó sin más — Tengo una noticia que anunciarte y es por eso que vine — estaba muy emocionada, nunca la había visto así — Toma, he comprado galletas porque tenían muy buena cara… junto con un ramo — tan atenta la chica y tan desinteresado yo

— ¿Cómo has sabido que vivía aquí? — me intrigaba que llegara tan de repente a mi casa, nadie sabía que estaba ahí en ese departamento

— Fue el director quien me lo dijo — dijo despreocupada y aún muy entusiasmada, no soportaba esa actitud

— Y ¿Qué querías anunciarme? — entre más pronto se fuera, mejor

— ¿Tú no me ofrecerás una taza de té? — dijo aún parada frente al escritorio

Susana me recordaba a Eliza, solo que con un poco más de clase, igual de fastidiosas e interesadas — Desgraciadamente, no estoy equipado para satisfacer el deseo de una princesa — Quería que se fuera pronto, así que amablemente, estaba apurándola — ¿Y bien?

— Es a propósito del nuevo espectáculo — dijo con cierto brillo en los ojos — Parece que será Romeo y Julieta — No estaba viéndola, pero al escuchar eso, me sentí emocionado, era lo que estaba esperando — Y nos dijeron que habrá audición en los días siguientes… Vas a pasar a audición ¿Verdad?

— Claro — estaba alegre por la noticia, si yo quedaba entre los papeles principales, tendría el pretexto perfecto para traer a Candy

— Yo también, tu harías de Romeo y yo de Julieta… eso sería magnífico — Susana ya comenzaba con sus fantasías que no eran reales y me decidí a no quedarme con la información que ella me había proporcionado, tenía que investigar por mi cuenta — ¿Y si comenzamos a ensayar juntos?

Me acerqué a la puerta — Terry ¿A dónde vas?

— Voy a preguntar más por los detalles sobre esa audición

Cerré la puerta y la escuché gritar — ¡Entonces voy contigo! — pero corrí en dirección a la compañía

Mi audición tenía que ser perfecta, Candy tenía que verme como Romeo, ¿Cómo olvidar? Nuestro primer beso fue el día del festival de mayo, en el colegio san Pablo y ella tenía sus trajes de Romeo y Julieta para pasar desapercibida de las monjas, era muy importante para mí que yo hiciera el estelar.

Me dijeron lo que necesitaba, solo me esperé un día para hacer la audición, me preparé toda una noche, no dejaba de ensayar, además que me había aprendido ya la obra entera, me sentía algo nervioso por como saldría, no es que me diera mucho crédito, pero era bueno, nadie podía competir conmigo para ese papel, yo había leí la historia mucho antes, había practicado durante meses cuando aún no llegaba Candy al colegio.

El día de la audición llegó y me sentí listo, todo tuvo un flujo tranquilo y sereno, tenía la completa confianza de que tendría el estelar, si Susana obtenía Julieta, no me importaría, porque en mi vida, mi Julieta siempre sería Candy.

— ¿Qué tal te fue Terry? — preguntaba Susana cuando salía

— Bien — seguí caminando

— ¿Crees que nos den el papel a nosotros dos? Somos los más jóvenes en la compañía — decía siguiéndome, casi corriendo intentando seguir mi paso

— Dejaré que me sorprendan — no tenía la más mínima intención de conversar con ella, yo quería saber los resultados lo más pronto posible, tenía que esperarme tres días para saber si sería Romeo, eso esperaba, Candy iría verme y podríamos… vivir juntos.

Nota. ¡Hola gente! Perdón por ausentarme mucho, en verdad lo lamento, ¿Ya les había comentado? Ahora trabajo y me preparo para entrar a la universidad, ya no dispongo del mismo tiempo, así que no se sorprendan si no actualizo pronto y por favor no me presionen UnU ya tengo suficiente con mi trabajo, jajaja en serio. Bueno, dejo este capitulo, espero que les haya gustado, no se olviden de votar y comentar... Los quiero mucho. ¡Saludos!

Terry Grandchester y su historia (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora