Capítulo 8 - Acompáñame a Escocia

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Después de dar un largo paseo por el bosque del colegio, volvimos al establo, no dije nada más, ni ella tampoco, puse a Teodora en su lugar, Candy y yo nos sentamos afuera del establo, el viento soplaba, las hojas estaban tan verdes, era Mayo, aunque no había palabras, parecíamos entendernos, me gustaban esos momentos, la miré.

— Estas sangrando — basta de silencios incomodos, Terry tenía que volver — Julieta está en un sucio estado — dije de manera burlona — tomé un pañuelo mío y vendé su herida, como lo hizo aquella vez que entré en su habitación — ¿Te hice daño? — Parecía estar confundida, pero al igual que su Anthony, también tengo mi lado tierno — Fui brutal, pero no me arrepiento — me levanté y me fui, ella necesitaba tiempo para pensar las cosas, si no se quería fijar en mí, trabajaría en eso, lo importante era que ella no pensara más en Anthony.

Caminé por un rato, antes de continuar con el festival, no iba a permitir que esa situación me arruinará el día, había asistido por Candy y aún tenía esperanzas de bailar aunque fuese una pieza con ella, porque era fiel a mis sentimientos, si la besé fue porque realmente quería hacerlo, esperé a que ella se marchará, tomé mi saco y me lo puse de nuevo, al escuchar que el baile iba a comenzar, como todos los chicos, me puse en fila, de visé a Candy, se veía sucia, pero igual era muy linda. Candy se la pasó golpeando a ese chico Neal, era divertido verla enojarse con alguien más que no fuese yo.

— Que mala Julieta, jaja, baila más cuidadosamente conmigo — ella parecía sorprendida, fue repentino el cambio, aparentemente ella no asimila las cosas pronto, piensa mucho, yo solo actuó, bailamos bien, hasta que esa chica, me dio un pisotón a propósito.

— Disculpame, jiji — se fue hacía corriendo hacía donde estaba el otro chico

— ¡Auch! ¡Debí sospecharlo! — me agarraba el pie, tal vez era su forma de vengarse, después de lo mal que la trate, fue lo mejor que hizo, aun así la mire y le di una de mis sonrisas más puras.

Lamentablemente, Eliza no dejaba de buscarme, y por lo tanto baile con ella.

— Me habías dicho que bailabas mal, pero bailas muy bien

— Gracias por el cumplido — solo era cortés, no tenía absoluto interés en ella, simplemente me gustaba ser caballeroso con ella, era como las demás, pero no como Candy.

*******

La fogata ardió, Candy debía estar en su habitación de confinamiento, miré hacia arriba, pero entre tanta oscuridad no era fácil encontrarla, muy probablemente la vería al día siguiente, sé que volverá a buscarme, mentiría, pero no dejaba de pensar en eso beso, me acosté en mi cama pensando un montón de historias con Candy de protagonista, si me gustaba y mucho, era la primera vez que sentía algo así por una chica, ella me vuelve loco.

Tenía tiempo sin entrar a clases, de todos modos ni a las madres les importa, ni a mi padre, ni a mí, todas las mañanas al comenzar las clases me iba a la colina y pasaba rato ahí, fumando, leyendo algún buen libro, esa mañana era maravillosa, mi mente seguía perdida en lo sucedido el día anterior, mientras fumaba mi cigarro pensaba cosas increíbles de Candy, porque estaba completamente enamorado de ella.

— ¡Terrance G. Grandchester! — Mi corazón dio un salto y me levante rápidamente, estaba asustado —  Así que todavía fumas… — era Candy

— Me asustaste, pensé que era la madre superiora — de haber sido así, mi libertad hubiese terminado

— Me tapé la nariz al hablar, veo que hasta tú le tienes miedo a la madre superiora — Candy parecía muy sonriente, como si nada hubiera pasado ayer, y de alguna manera eso me alegraba, porque ella y yo sabíamos lo que sucedió al día anterior

Terry Grandchester y su historia (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora