CAPÍTULO 26

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Hoy no podéis quejaros, Sophie se queda con su madre, Martha parece estar mejor, y parece que estos dos vuelven a llevarse bien, o por lo menos eso parece.

-Os invito a comer para celebrar el resultado -dijo el escritor saliendo de la sala. Los demás aceptaron. Después de todos los nervios, merecían pasar un buen rato.

Kate agarró la mano de Castle, haciendo que ellos dos se retrasaran del grupo de sus padres.

-Rick, yo quería... -no pudo continuar, ya que sintió cómo alguien la agarraba con fuerza del brazo y la giraba violentamente.

-No te creas que has ganado -gritó Dan apretando su agarré en el brazo de Beckett. -Puedes que hayas ganado esta vez pero aún no he terminado. -Rick empujó a Dan haciendo que soltara a Kate.

-No la toques. -Le advirtió. -No tienes nada qué hacer, por mucho que recurras no lograras que te den su custodia.

-Tú no te metas -avisó. -Esto es algo entre ésa -dijo despectivamente -y yo. Tú no pintas nada por mucho que te la estés tirando.

-Richard apretó sus puños con fuerza, provocando que sus nudillos se pusieran blanco.

-No hables así de ella. -recriminó. -Aquí el que no tienes ningún derecho eres tú.

-Haré que te quiten la custodia de mi hija, por puta -gritó.

Rick no pudo aguantarse más y levantó su puño para golpearlo pero Kate se puso delante.

-No, Rick, si lo haces conseguirás que te encarcelen por agresión. Eso es lo que él quiere. Recuerda donde estamos.

No lo hagas, no merece la pena, por favor. Vámonos. -Castle la miró. -Vamos a recoger a Sophie y a comer. Por favor.

Richard apartó a Kate con suavidad y se acercó a Dan de forma amenazadora.

-No te atrevas a volver a hablar de ella de esa manera o te juro que te arrepentirás.

-Lo empujó y tomó a Beckett de la mano. -Vamos, deben de estar esperándonos.

-Gracias -dijo cuando se hubieron alejado de Dan lo suficiente. -Gracias por defenderme.

-Siempre -respondió ahora más relajado. Los dos se miraron y sonrieron.

XXX

Martha, Richard, Johanna, Jim y Katherine esperaban a que Sophie saliera del colegio. Kate se moría de ganas por ver su sonrisa y volverla abrazar. Se le estaban haciendo los minutos eternos.

Escuchó el timbre de salida y, Beckett, dio unos pasos más adelante, deseosa de tenerla ya entre sus brazos.

Niños de todas las edades comenzaron a salir a los pocos segundos. Kate buscaba con la mirada a su pequeña.

Hasta que por fin la vio bajar las escaleras. Corrió hasta alcanzarla bajando en último escalón.

-Cariño, -la saludó tomándola en sus brazos. -qué ganas tenía de verte. -Besó varias veces a su hija por toda la cara, provocando que su hija riera.

-Me has echado de menos, mami. -Dijo la niña entre risas por la efusividad con la que su madre la estaba saludando.

-Mucho, mucho. Más que nunca, cariño. -Le dio un beso en la mejilla y la apretó contra su pecho.
-Estoy tan contenta, Sophie. Mira -señaló donde estaban todos los demás.

Que bonita la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora