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- Ya comenzó ¿qué?- pregunte intrigada.

- La profecía Alaya- dijo Nethan, algo preocupado y resignado.

Todos nos quedamos callados, nadie sabía qué decir, nadie sabe qué hacer. En mi cabeza solo se podían escuchar las palabras de Nethan, "La profecía Alaya", el momento que menos esperaba que llegara, no quiero que nada comience, no quiero tener que escoger, no puedo, quiero ser libre. Muchas veces me ha preguntado ¿qué hubiera pasado si yo nunca hubiera conocido a Catriel o a Nethan? ¿Sería normal?, no lo sabía y no lo quería saber en este momento. Muchas veces me he dicho a mí misma que huir de los problemas no ayuda en nada, pero en estos momentos lo único que quería era escapar por un rato de mi realidad.

Me estaba dando un colapso, era mucho en este momento para mí, me estaba costando respirar. No, aun no estaba lista para la profecía, esperaba tener más tiempo.

Los chicos estaban discutiendo, ninguno se daba cuenta de lo que me estaba sucediendo. Tome fuerte mi mochila y salí corriendo de ese lugar, tratando de escapar de algo que al final de cuentas me iba a alcanzar, aun así corrí como si no hubiera un mañana.

No sé de dónde vino, pero mientras corría un gigantesco árbol se atravesó en mi camino. Intenté parar a tiempo para no lastimarme pero como no me di cuenta a tiempo del árbol, me golpee e iba a caer pero nunca sucedió, alguien me había atrapado.

- ¿Cameron?- dije al ver quien era la persona que detuvo mi caída.

- ¿Quién más si no yo? Nadie conoce este lugar, esta muy lejos de la civilización del pueblo- dijo.

- Es que pensé que eras...olvídalo- dije encogiéndome de brazos.

- Sabes se te está haciendo costumbre, si quieres algo de mí solo pídelo- dijo burlón refiriéndose a que me tenía en brazos.

- Que gracioso- dije sarcástica- ¿qué haces aquí?- le pregunté

- Correr, todas las mañanas de los sábados corro,- dijo- pero eso ya lo sabias- volvió a decir alzando una ceja.

- ¿Estas suponiendo que yo te estoy siguiendo?- le dije levantando mis cejas.

- No lo supongo, lo creo- dijo y siguió corriendo. Yo traté de alcanzarlo solo para aclararle que no lo estaba siguiendo.

- Pero, nunca te estuve siguiendo, no sabía que corrías- dije cuando llegue a su altura.

- Sí, claro- dijo sonriendo y siguió corriendo.

- Enserio, no te estaba siguiendo- le dije.

- Ya entendí esa parte- dijo y aumento la velocidad. No me iba a quedar así, aumente más mi velocidad para intentar alcanzarlo, era muy rápido apenas y lograba tocarle los talones.

- Espera, no vayas tan rápido- le dije, pero hizo caso omiso y siguió corriendo por un no tan largo tiempo, paro enfrente de un gran arbusto.

- ¿Te cansaste?- me pregunto.

- Corres muy rápido- le dije poniendo mis manos en mis rodillas para recuperar el aliento, él simplemente rio.

- ¿Qué hacemos aquí?- le pregunte cuando recupere el aliento.

- Ya verás- dijo y tomó unas ramas del arbusto dejando ver así una entrada secreta a algo, pero no sabía que era. Me hizo una seña con la cabeza para que entrara y pudiera ver lo que había dentro.

Le hice caso y me encamine hacia los arbustos, antes de entrar le di una mirada para saber si estaba seguro de dejarme entrar y él lo confirmo con un asentimiento de cabeza. Sin más pase por entre los arbustos, algunas ramitas lastimaron mis brazos pero no me importo cuando vi que enfrente de mi había una cueva.

Sus SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora