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Después de haberme dejado el sábado en mi casa no supe nada de Catriel. Incluso le mande un mensaje de texto pero nunca lo respondió. Estaba tentada a enviarle más mensajes pero no quería ser de esas chicas que se obsesionan con un chico y no lo dejan ni respirar. Me dolía que después de haberme besado no me haya llamado, ni siquiera mandado un mensaje. Estaba molesta ¿quién besa alguien y luego desaparece sin más? un idiota, y eso era Catriel, un maldito idiota. Primero me hizo sufrir por esperar un beso y cuando finalmente me besaba el idiota no me volvía a hablar.

Y bueno si, ahora aquí estoy parada en un espejo en día lunes preparándome para ir a la escuela y rezar por no toparme con el idiota. ¿Qué le diría?, ¿Por qué no me llamaste? pero, ¿tenía el derecho de preguntarle? Solo me beso una vez y fue por el momento. No, no le diría nada.

- Mamá, me voy. Adiós- dije a punto de salir de mi casa.

- Alto allí señorita, tomate aunque sea este licuado. Por Dios no haz desayunado- dijo entregándome un vaso con un licuado de fresa. Así era ella siempre se preocupaba por mí.

Me lo tome como pude y salí apresurada. Ese día Maggy me estaba esperando enfrente de mi casa, hoy nos iríamos juntas.

- Hola Al, ¿qué tal tu fin de semana?- pregunto Maggy. Y eso era lo que esperaba, que alguien me preguntara a cerca de mi fin de semana. Sentía la necesidad de contarle todo a alguien, y gracias al cielo que mi mejor amiga estaba allí para escucharme.

- Catriel me beso- dije sin poder esperar, mientras ella ponía en marcha el auto.

- ¿Qué? Al, eso es bueno... Eso es bueno ¿no?- dijo Maggy tratando de leer mi expresión y al mismo tiempo trataba de no perder el control del auto.

- Si.. Bueno, al menos la mayoría- Maggy me miro sin entender mucho a lo que me refería- No me ha llamado y no hemos hablado desde lo que paso- dije mordiéndome el labio y viendo hacia la ventana.

- Eso no es tan malo Al, puede que hoy hablen- dijo Maggy para tratar de no preocuparme.

- Lo que sucede es que temo que solo lo haya hecho porque yo quería que lo hiciera- dije confesando mi temor a mi mejor amiga.

- ¿A qué te refieres?

- El viernes de verdad quería que me besara, pero simplemente no lo hizo, estuvo por suceder pero no sucedió. Me sentí un poco molesta,- admití - pero luego el sábado pasó por mí y salimos. Ese día fue cuando me beso, un beso cliché lo admito, pero fue lindo y no parecía real. Lo que temo de todo esto es que simplemente lo haya hecho porque yo lo haya querido y no porque lo haya sentido- confesé.

- Alaya, es imposible que no tenga aunque sea un poco de interés por ti. Desde que llego al pueblo y a la escuela se notaba a tres mil metros de distancia que el chico siente algo por ti. Deja de darle muchas vueltas al tema.

- Lo se lo in......¡Cuidado!- grite una persona o al menos la silueta de una persona estaba en medio del camino. Maggy trato de parar como pudo, pero las llantas del auto se resbalaron y nos salimos del camino, por suerte eso fue lo peor que sucedió. El hombre o la sombra se quedó parada viendo hacia nuestra dirección y no se movió, su mirada estaba fija en la mía.

- ¡Alaya! ¿Estás bien?- pregunto Maggy.

- Si estoy bien- voltee a verla para responder a lo que me había preguntado y luego volví mi mirada a donde estaba la sombra pero ahora no había nadie.

- Una persona imprudente se cruzó en nuestro camino- dijo Maggy volteando a ver hacia donde yo lo hacía- Supongo que ya se fue. Gracias al cielo que no sufrimos un grave accidente.

Solo asentí con mi cabeza y Maggy volvió a poner el auto en marcha dejando todo atrás. Pero yo seguí tratando de averigua que era lo que pasaba. Esa sensación era la misma que había tenido antes, la sombra era la misma que había visto una vez en clase de inglés. Esa sombra estaba detrás de mí, y no quería volverme paranoica pero algo raro estaba sucediendo en Prink Falls.

Sus SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora