Me levante temprano a pesar de que la noche pasada no había dormido mucho. Hoy era mi tercera semana de clases en mi último año, todo había sucedido tan rápido. Un año seguido de otro.
- Alaya me voy a trabajar te deje unos waffles en el desayunador, baja a comer antes de que se enfríen- dijo mi mamá. Ella casi nunca estaba. Pasaba más tiempo en su trabajo que conmigo.
- Bueno- le dije aun recostada en mi cama. No recordaba mucho de la noche anterior, pero lo que sea que haya hecho me había dejado muy cansada. Y me dolían los músculos como si hubiera corrido una maratón.
-Alaya, levántate, ya es tarde, y no debes llegar tarde a estudiar- dijo mamá en el umbral de mi puerta.
- ¿Y a ti qué te importa?- puse los ojos en blanco- la que va estudiar soy yo, y la que tendrá las calificaciones soy yo. A parte tu nunca estas en casa, ¿no sé por qué te sigue importando?- le dije. Mi mamá es enfermera del hospital de Prink Falls, el único en el pueblo, su horario de trabajo no era muy accesible, siempre me deja sola en casa. No lo hiciera si no supiera que se cuidarme sola. Sabia también que no debía de hablarle así, pero hay momentos en los que me molesta que no pueda pasar aunque sea un tiempo con su hija.
- Me importa- dijo viendo a su reloj- se me hace tarde, hablaremos después- dijo y salió de mi habitación.
- ¡Como siempre me dejas hablando sola!- grité para que me escuchara, pero justo después de gritarle se escuchó la puerta principal cerrarse. Claro, su trabajo es más importante.
Me levanté y entre al baño para tomar una ducha. Al salir me cambié, me puse unos jeans azules, una blusa negra, y zapatillas negras. Me sentía algo mal por la forma en la que le hablé a mi mamá, pero nunca hacia el intento por hablar conmigo, y cuando encontraba el tiempo siempre antes de terminar de hablar, se iba a su trabajo.
Me pare enfrente del espejo a hacer lo que siempre hago, ver mi reflejo y esperar ver a alguien admirable. Pero no, solo soy una chica de diecisiete años, en unos meses dieciocho, delgada, de cabello castaño lacio, ojos color miel. Una simple chica, que solo tiene una amiga en la escuela y que le costaba hablar con más personas. Una chica a la que nadie le presta atención. Una don nadie.
Baje a desayunar y eran las siete y veinticinco de la mañana, me tenía que ir a las siete y media para llegar a tiempo. Desayune lo más rápido que pude, tome mi mochila y salí de la casa para ir al colegio. El camino al colegio no era muy largo, tardaba aproximadamente 10 minutos en llegar caminando, pero no me gustaba llegar tarde, era na de las cosas que aborrecía.
Al llegar fui directo a mi casillero para tomar mis cosas para las siguientes tres clases que me tocaban. Primero era matemáticas con la señorita Sharp, después era Química con el señor Artista y después mi clase favorita Literatura con la señorita Aldana. Tome mis cosas y fui al salón de matemáticas donde estaba mi mejor y única amiga Margaret Wade, mayormente conocida como la simpática Maggy. Ella al contrario de mí era muy sociable. Medía un metro sesenta, tres centímetro menos que yo, era delgada, su cabello era café muy liso y sus ojos eran verdes grisáceos, ella era muy bonita a comparación mía.
- Hola ¿cómo estás?- me pregunto Maggy dándome un abrazo.
- Bien y ¿tú?- trate de que mi tono de voz sonara calmado, pero aún estaba algo enojada por la reacción de mi mamá hoy en la mañana, no haber podido ir al almuerzo que había planeado para ella ayer y hoy no mostrar si quiera que lo sentía. Es más creo que lo olvido.
- Anda Al, dime que paso, ¿tu mamá no fue al almuerzo, cierto?- logró adivinar Maggy.
- Supongo- me encogí de hombros.
- Otra vez por el trabajo, entiendo que sea una de las mejores enfermeras de Prink Falls, pero al menos hubiera ido al almuerzo de su hija- dijo sonando un poco molesta, después de todo ella era la única que me entendía.
- Vamos Maggy no es para tanto la próxima no faltara, es solo que creo que ha estado un poco ocupada.- Dije, Maggy iba a decir algo más pero sonó la campana para el inicio de la clase así que se tuvo que callar.
- Buenos días a todos, abran sus libros en la página 64 de su libro de texto, y por favor realicen el laboratorio 1.7- dijo la señorita Sharp sin despegar los ojos del libro.
Trate de centrar mi mente en el laboratorio y hacerlo lo mejor que podía, pero siempre me distraía, así que termine haciendo dibujos al azar en las hojas de mi libro. Estaba muy concentrada con mis dibujos hasta que Maggy me pasó un papelito diciéndome que me tenía una sorpresa para mí. Conociendo a Maggy eso no era bueno. Aun así asentí con la cabeza y le susurré un "No tengo opción". Después de eso seguí trabajando arduamente en el pequeño panda en mi libro de texto hasta que la campana sonó. Tome mis cosas y me fui a mi siguiente clase que gracias al cielo la tenía también con Maggy.
Caminamos en silencio hacia el salón de Química y nos sentamos en nuestro escritorio, Maggy era mi pareja. No hablamos nada que no fuera acerca de Química. Después de esa clase yo me dirigí a Literatura y Maggy creo que a Historia, prometimos vernos en la cafetería después de nuestra siguiente clase.
Literatura fue la clase que más rápido pasó y aunque quería ver a Maggy no quería que la clase terminara, pero como toda cosa en el mundo llega a su fin, esto no era una excepción. Al llegar a la cafetería me puse a hacer fila para comprar mi comida.
Mi problema después era encontrar a Maggy la cual estaba platicando con un chico que creo que se llama Nethan, era el chico nuevo. La primera semana la escuela se puso como loca al conocer al chico nuevo. Me acerque a regaña dientes, ya que Maggy ya me había visto y me había hecho una seña con la mano para que me acercara. No me gustaba conocer gente nueva.
- Al, hola, mira él es Nethan- me lo presento Maggy.
- Ammm, hola Nethan soy Alaya.
- Si lo sé- dijo Nethan sonriéndome.
- Bueno los dejo para que se conozcan- dijo Maggy, sabía que algo se tramaba cuando me llamo para que me acercara. Le suplique con la mirada que no me dejara pero me ignoró y se fue. Que mala amiga, sabía que me incomodaba estar cerca de alguien nuevo.
- Bueno, emm Alaya ¿te quieres sentar?- me dijo Nethan jalando mi silla para que yo me sentara.
- No, no quiero adiós - dije me sentí muy ofensiva pero no quería hablar con él así que me dirigí a mis siguientes clases.
Muchas veces la gente piensa que soy orgullosa por no querer hablarles, pero la verdad es que soy un poco tímida y se me dificulta hacer amigos. Esa es la razón por la que Maggy se esfuerza tanto en que yo haga un amigo. Tal vez no sea lo más complicado en hacer, y tal vez algún día debería hacer más amigos y no sé posiblemente ese día llegaría más temprano que tarde pero por el momento prefería estar simplemente con Maggy. La única persona que me entendía y me aceptaba con mis defectos y cualidades. Mi mejor amiga.
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Sus Sombras
FantasyCréditos por la portada Roberto Chavez Muchas veces me he preguntado "¿qué seria de mi vida si yo fuera normal?"