Sus Sombras

5

No logré llegar a la cafetería, cuando estaba a unos pasos de entrar por la inmensa puerta de la cafetería, las manos de Catriel Howell me impidieron ir más allá. No entendía sus razones de aparecerse y hacer como si me conociera de toda la vida. Hace unos días él era un acosador que simplemente me seguía. Lo bueno de todo esto era que no estaba loca y Catriel si existía. Lo malo es que tenía a un acosador que me seguía a todas partes y eso me daba miedo. Tal vez lo mejor sería alejarme lo más que podía de ese chico.

- Alaya, discúlpame, la manera en que te grite ayer no fue la adecuada y sabiendo que no te gusta porque te hace recordar cunado te gritaban en el pasado- dijo, ¿cómo sabía lo de mi pasado?, no recuerdo habérselo dicho. Es mas no recordaba haberla dicho nada acerca de mí. Además ¿creía que estaba enojada porque me había gritado? Él era un acosador, esa era la verdadera razón por la cual me alejaba de ese chico.

- ¿Cómo sabes acerca de mi pasado?-noté que se tensó, cuando se lo dije. Decidí dejar que creyera que mi enojo era el resultado de sus gritos. ¿Cómo le dices a un acosador que se aleje de ti, si es un acosador? Además es muy normal hablarle a tu acosador.

- Tú lo mencionaste- dijo con un semblante serio. Ese tipo de caras que haces cuando tratas de mentir pero todos saben la verdad.

- No, claro que no lo hice- ¿me creía una tonta?

- Bueno, espero que aceptes mis disculpas por lo de ayer, adiós- ahora era él el que huía pero no iba a ir detrás de él. Catriel era un gran misterio para descubrir, y yo no iba a ser quien lo descubriera. Ignorando lo que sucedió me dirigí a la cafetería. Después de todo era mejor simplemente olvidar que existía un Catriel Howell, algo me lo decía en mi interior.

Busqué con la vista a Nethan y Maggy pero no los veía. Los estaba buscando cuando sentí que tocaron mi hombro. La gente tenía que dejar de hacer eso, no podían ser personas normales y decir mi nombre, que tan difícil era. ALAYA.

- ¿Estabas hablando con Catriel, no es así Al?- pregunto Maggy alzando una ceja, y noté que Nethan se volvió a tensar. Algo tenían esos dos. Yo bueno, él era mi acosador pero Nethan lo conocía.

- Si. Amm, no era nada importante - dije, sería un gran problema si Maggy se llegada enterar de que tengo un acosador personal y ese acosador era Catriel. La mirada de Nethan estaba clavada en el suelo.- Además somos compañeros de química- dije encogiéndome de brazos.

- Tu compañera no era Maggy- dijo Nethan, más que una pregunta fue una afirmación.

- Nos cambiaron de lugar y de pareja, conoces al profesor con sus ideas locas de conocer a tu salón de clase y bla bla bla... - le explicó Maggy rodando los ojos. Nethan empuño sus manos pero no dijo nada más.

- Nethan ¿te pasa algo?- pregunte, quería indagar más en su comportamiento, generalmente no se mostraba molesto.

- No, es solo que hoy son las audiciones para entrar al equipo de fútbol, y estoy algo nervioso- mintió, lo sabía. Algo estaba molestando a Nethan.

- Bueno, tranquilízate, te iremos a ver y todo te saldrá bien. Ya verás tendrás tus animadoras personales ¿no es así Al?- le dijo Maggy.

- Si- dije encogiéndome de hombros. ¿Qué le sucedía a Nethan?

Sonó la campana para las siguientes clases, nos despedimos de Nethan y prometimos verlo a la hora de salida para su audición y apoyarlo desde las gradas. Estaba casi segura de que lo iban a aceptar en el equipo de fútbol.

Las siguientes clases estuvieron aburridas, y descubrí que Catriel estaba en casi todas mis clases de las únicas que me salvaba de tener que verlo eran literatura e historia. Era sorprendente como consiguió sentarse detrás de mí en cada clase que teníamos juntos. Incluso creía que el simple hecho de acosarme hizo que el consiguiera tener las mismas clases que yo porque no podía ser una coincidencia. Sentía su respiración en mi nuca. En las clases no me dirigió la palabra y se lo agradecía silenciosamente. Me tocaba educación física y Catriel estaba allí, al igual que Nethan. Nethan estaba muy tenso, no creía que fuera por las audiciones, lo conocía lo suficiente para saber que él tenía algo más.