29

92 11 15
                                    

Cameron no es humano, Cameron no es humano, eso se repetía continuamente en mi cabeza desde la llamada de Teffy. ¿Cómo pude confiar en él?, todas las respuesta todo lo que me ocurrió estaban frente a mis ojos y no fui capaz de verlas, fui una tonta.

–Alaya, ¿Qué sucede, te encuentras bien? –pregunto Louis cuando llego a mi lado.

–No –quería gritar–, Cameron –dije y al parecer no me entendió porque me vio con una cara rara. Catriel y Nethan si me entendieron y se apresuraron a mi lado.

–¿Qué pasa con Cameron Alaya? –preguntó Catriel cuando llego a mi lado.

–Él, las flores, la tarjeta –no lograba decir una oración con sentido.

–Tranquila, respira –decía Nethan, y eso hice respirar para calmarme.

–Cameron me dio unas flores –dije cuando al fin logre articular palabra. Note a Catriel tensarse un poco, pero no se fue de mi lado.

–No entiendo, ¿qué tienen de malo unas flores?--pregunto Louis y Catriel lo fulminó con la mirada–. ¿Qué?, yo solo decía –dijo encogiéndose de hombros.

–En ellas había una tarjeta –dije, fui interrumpida por Louis.

–¡Uh!, una tarjeta –dijo burlonamente.

–¡Louis por favor! –dijo reprochándole Nethan.

–Bueno, sigue –dijo y pude continuar.

–En la tarjeta decía "no podrás huir" –dije y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Catriel, Nethan y Louis se miraban preocupados, no decían absolutamente nada no hacían absolutamente nada, más que mirarme.

–Nethan pide comida para llevar, Louis compra un poco de ropa cómoda para Alaya, y yo la llevare en el auto. Tenemos que irnos ya –dijo al fin Catriel. Los chicos sin dudar hicieron lo que les dijo. Catriel me tomo del brazo y me llevó con demasiada prisa al auto. La situación me estaba asustando más de lo que ya estaba.

–Puedo subirme sola –dije cuando llegamos y trato de cargarme para que entrara al auto, no dijo nada y cerró la puerta cuando estaba abrochando mi cinturón y se subió al asiento del conductor.

–Puedes decirme qué sucede –más que una pregunta fue una exigencia de mi parte.

–Aún no –dijo sin quitar la vista del camino.

No le quitaba la vista de encima a Catriel ni un segundo, quería ver sus distintas expresiones para tratar de descifrar un poco la situación pero nada. No hacía ninguna expresión, ni siquiera una leve mueca, nada. Mantenía la vista fija en la carretera, como si no hubiera cosa más importante de lo que preocuparse. Desvíe mi vista al velocímetro un momento y casi me da un ataque iba muy rápido.

–Catriel, baja un poco la velocidad –dije agarrándome de la manecilla que hay en el techo de los autos.

–No –fue su única respuesta.

–¡Catriel, vas a matarnos! –dije algo alterada.

–Tranquila Alaya, solo déjame sacarte de las fronteras del pueblo por favor –dijo con un tono más calmado.

Ya no insistí más, sabía que de igual manera no me iba a hacer caso, estaba preocupado, lo notaba. Me recosté un poco en el sillón y cerré mis ojos.

***

No miraba nada más que una profunda oscuridad. Una pequeña parte de mi cabeza me hacía creer que tenía los ojos cerrados. Trataba de abrir los ojos pero algo me lo impedía.

Sus SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora