Capítulo 38

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–Sorry, ¿lo nombré?

Me reí.

– ¿Cómo están todos?

– ¿Todos, Julián, o todos, todos?

–Todos, todos.

–Ah bien.

Mire la pantalla y note como revoleaba los ojos.

– ¿Paso algo?

–Nada, gorda, ¿qué va a pasar?

–No sé.

– ¿Querés que te cuente?

¿Sí? Me moría de gana. Pero por otro lado, ¿qué tenía para contarme? La intriga me mataba pero tenía que vivir con esto vaya a saber cuanto tiempo más. Me negué a mí misma.

–No, no quiero saber. Mandale saludos a Agus, amiga. Me voy a bañar.

–Ponete bien, gorda. Todo va a salir bien.

No sé muy bien de que me hablaba pero le asistí. Nos despedimos y entré a ducharme.

Esos minutos me habían dejado intrigada. Quise poner mi mente en blanco pero no pude. Mierda, jamás había extrañado a alguien así. Ni siquiera a mi familia, por más seco que eso suene.

Me alenté a mi misma: vamos, solo serían unos días. Pero...esos días se convirtieron en semanas, y esas semanas en meses. Tres, exactamente.

Mi hermana se había recuperado casi totalmente, solo quedaban unas pocas marcas en la pierna. Después de un mes de reposo, comenzó un tratamiento interno de antibióticos vía suero. Es tan chiquita, y se la había aguantado tanto.

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Mi cuerpo se lleno de felicidad en el momento en que pise el aeropuerto. Cuando miré las caras de mi familia me inundó la nostalgia, pero después de despedirme, subí al avión con una sonrisa en la cara.

Durante el vuelo no hice otra cosa más que pensar. Pensar en antes. Un año atrás tres meses fuera se mi casa no sería nada, solo implicaría llegar y hablar ocho días seguidos con Jenny para ponernos al día.

Tres meses ahora, implicaban...una realidad nueva. ¿Cuántas fiestas habrá hecho Agus? ¿Jenny se habrá puesto de novia con Pablo? Mejor dicho, ¿Jenny seguirá con Pablo? Y, ¿Julián? ¿Cuántas veces se habrá peleado con algún otro? ¿Seguirá viviendo con Jenny? ¿Se habrá ido a otro lugar? ¿Estará con otra chica? ¿Se habrá pasado los tres meses igual que yo, extrañándome y llorándome? Me reí sola, ¿qué tan ilusa soy? Decidí no hacerme más preguntas y dormir, dormir hasta que llegue a Buenos Aires.

Espere la valija mientras mi corazón se aceleraba. Había hablado con Jenny y le había pasado los datos de mi vuelo: Sábado 7am. Sin pensarlo, cerré los ojos y atravesé la puerta de arribos.

Y ahí la vi, tan sonriente y colorada como siempre. Le mostré todos mis dientes y me di cuenta de lo mucho que la extrañaba a ella también. Nos abrazamos como si hubiese vuelto de la guerra. Apenas me separe, lo busqué. Pero no, no estaba.

Intente disimularlo aunque mi amiga se dio cuenta, tenía el don de no hacer preguntas cuando estaba incómoda. Mi coche estaba estacionado en el estacionamiento del aeropuerto y juntas volvimos, hablando de todo. Me ayudó a bajar mis cosas y a penas entré al departamento sentí su olor. Sonreí al darme cuenta que, al menos, no se había ido a vivir al Congo. Me reí sola de mis pensamientos y mi amiga fue a la cocina, la seguí.

–Bueno, bienvenida otra vez.

– ¿Qué tan bienvenida?

–Mmh, ¿qué querés saber? Ya estas acá, así que no hay que andar con más vueltas.

Ok. Me propuse a preguntar, pero de a poco.

– ¿Agus?

–Igual que siempre: borracho de fiesta en fiesta.

Mi amiga se puso una tostada en la boca y yo hice una lista en mi cabeza e iba tildando las cosas.

– ¿Pablo?

Le dije temerosa.

–Igual que siempre.

Me dijo sonriendo.

–Hey, eso no me lo esperaba.

–Que mala, ¿tan poca fe le tenes a tu amiga?

Reí y tildé en la lista mental 'Pablo'. Genial, todo iba bien hasta ahora. Todo normal, todo igual que siempre. Sin vueltas, pregunté:

– ¿Julián?

Jenny tragó su tostada.

– ¿Julián?

–Si, Jenny, Julián.

Empezó a dar vueltas y yo me puse nerviosa.

–Estem, Juli...

La miré fijo.

–Jenny.

–Julián está distinto.

We protect each other II Orian II AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora