El me miro.
-Y no, no te voy a besar. Fue gracioso, ¿no? ¿Insistir para que te de un beso todo el día para que ahora pase esto? ¿Sabes que voy a hacer? Sí, te voy decir todo lo que te mereces que te diga.
Por algún motivo me mareé y tuve la necesidad de agarrarme de la parte.
-Te va a hacer mal, Ori. Estas borracha, anda a dormir.
- ¿Qué me va a hacer mal? ¿Sabes que me hace mal? Vos me haces mal.
El se quedó mirándome un rato largo y yo no dejaba de hablar.
-Te llore tres meses, TRES. Que estúpida fui. No puedo creerlo, ¿qué esperaba? Llegar acá y encontrarte diciéndome: Hey, te extrañe, que bueno que volviste, estemos juntos hasta el fin del mundo.
Hice una pausa y empecé a llorar, no sé por qué.
-Pero no, vengo acá y me encuentro con cualquier cosa y ok, no pasa nada. Lo soporto, o ¿no? Sí, puedo soportarlo. Me puedo bancar que andes de fiesta en fiesta cuando en realidad me muero de ganas de besarte pero ok, lo soporto. Luego insistís toda la tarde en venir ¿para qué? ¿Para esto? ¿Para que te vea con una mina?
Me interrumpió y me asusté, porque uso un tono de voz algo elevado.
-Solo quiero estar con vos, Oriana. ¿Podes entender eso?
Me quedé petrificada. El se acercó hacia mí y parecía que estaba gritando.
-Me siento una mierda cuando te veo llorando así, por mí, y ¿qué puedo hacer? Te fuiste tres meses, no me hablaste ni una vez, ¿cómo se supone que iba a sentirme? ¿Cómo iba a saber que me extrañabas? No supe nada de vos, desapareciste de mi vida de un día al otro, ¿sabes como se siente eso?
Lloré con muchas mas ganas, por supuesto. No tuve otra cosa que hacer más que rogarle:
- ¿Me abrazas?
Sentí sus brazos alrededor de mi cintura y me tranquilicé. Si, creo lo mejor hubiera sido ir a la cama y no arruinar todo con mi estúpido llanto. Estaba algo agitada y en cuanto el tocó mi pelo mis pulsaciones bajaron un poco.
-Perdón, no sé lo que hago.
-Anda a dormir, dale.
Me dio un beso en la frente y no me había dado cuanta de cuanto lo extrañaba hasta ese momento.
- ¿Pablo se queda a dormir?
-No lo sé.
-Entonces voy a acostarme en la cama de Jenny.
-No tengo problema de dormir en el sillón, Ori.
-Pero es incómodo y yo tendría que estar durmiendo en mi casa así que sí, te la dejo.
Comencé a caminar hasta mi habitación en busca de mi pijama y él me siguió:
-Todo era más sencillo cuando estábamos juntos.
Le sonreí.
-No vas a lograr que te de un beso.
-De hecho, ya lo hiciste. No te resististe cuando me viste todo mojado por la lluvia, mi cuerpo tallado a mano se ve desde 10 kilómetros.
- ¿No ves que sos un tarado?
Le dije riendo.
-Al menos te hice reír.
Me sonrió.
- ¿Gracias?
- ¿Me lo vas a agradecer con un beso?
No me dejo otra opción más que tirarle una almohada, de otra manera ya lo estaría besando.
- ¿Qué? ¿Vas a venir a dormir conmigo?
- ¿No vas a parar, no?
- ¿Por qué debería hacerlo?
Le sonreí. El sabía perfectamente que me tenía loca. Así que sin vueltas, le dije.
- ¿Te la chapaste?
El me miró extrañado.
- ¿A quién?
-A la rubia esa.
Se empezó a reír.
-No me vengas con que es tu otra prima porque no te la creo.
-No la conocía y no, no me la chape. Apenas me la choque, como vos con el tipo ese.
Asistí un poco dudosa.
- ¿Qué me celas?
-No sé, ¿para qué querías salir con nosotras?
-Para celarte.
Me dijo tan tranquilo y casi pego un salto.
-Sos un toque lindo.
- ¿Un toque? Más que un toque un tocazo.
-Un tocazo es el ego que tenes, así que me voy a dormir, chau.
Me miro.
- ¿No me vas a dar el beso de las buenas noches?